leonidas_kavakos_cd_beethoven_octubre_2019

Concierto para violín y orquesta en Re mayor” op 61

Leonidas Kavakos, violín y dirección

Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera

“Septimino “op 20

Leonidas Kavakos, violín, y otros solistas

“Variaciones sobre canciones populares” op 105 y op 107

Leonidas Kavakos, violín

Enrico Pace, piano 

SONY CLASSICAL (2 CD) 19075929882 (co-producción con BR Klassik)

El sello SONY CLASSICAL comienza a conmemorar, en este recién estrenado año 2020, el 250º aniversario del nacimiento de Ludwig Van Beethoven (1770-1827) con un excelente álbum de dos discos compactos donde se erige como gran protagonista el extraordinario violinista griego Leonidas Kavakos, que interpreta y dirige una obra cumbre del genial sordo de Bonn , el maravilloso  e inmortal Concierto para violín y orquesta op 61 , además de interpretar y liderar una deliciosa obra de cámara , el celebérrimo Septimino op 20 y por último, ofrecernos unas inhabituales Variaciones para violín y piano, todo esto en aras de buscar las diferentes caras de un mismo prisma: el poderoso, titánico, singular, lírico y asombroso arte de musical de Beethoven, una de las mayores figuras de la Historia de la Música  y de la cultura occidental.

En efecto, Kavakos, en su sensacional interpretación del Concierto para violín destaca por su noble fraseo, su bellísimo sonido y su escrupuloso respeto a la partitura de Beethoven.Especialmente atractiva y extraordinaria es su interpretación de  la Cadenza (pasaje para lucimiento del violín solista) del primer movimiento, que el gran violinista transcribe por vez primera en su propio arreglo para violín tomado de la versión para piano y orquesta que el propio Beethoven realizó de esta obra en 1807 y que hace décadas publicó en disco compacto  el sello Deutsche Grammophon con el insigne Daniel Barenboim al piano. La cadenza de Kavakos es auténticamente preciosa, con un hermosísimo diálogo entre  el violín y el timbal (alla marcia, escrito por Beethoven) y de un virtuosismo espectacular, de altos vuelos, llena de dobles cuerdas, adornos, etc, pero muy rigurosa con el espíritu de la obra. En todo caso, Kavakos intenta profundizar, y lo consigue, en los pentagramas beethovenianos, ofreciéndonos una visión épica y humanista de esta música.Sin embargo, en este movimiento, siendo muy buena la dirección musical de Kavakos, quizá con la presencia y actuación de un director de orquesta al nivel de este solista, se hubieran obtenido más matices y un acompañamiento más perfilado y detallado.
El segundo movimiento, Larghetto es delicadísimo, muy espressivo, tocando y dirigiendo el griego con gran intimismo, y la transición al Rondó final también debida a Kavakos, muy original y a la vez fiel a Beethoven.
El maravilloso Rondo final es jovial, brillante, sólido y esta magníficamente tocado y dirigido por Kavakos, que demuestra una notable capacidad musical en ambos roles de solista y director en este movimiento.
La  formidable Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera, una de las mejores orquestas alemanas y europeas por su sonido y musicalidad,  responde admirablemente y aquí no se echa en falta un director como en el primer movimiento.
Respecto del Septimino op 20 para violín, viola, clarinet, trompa, fagot, violonchelo y contrabajo nos encontramos ante una  excepcional versión, modélica, fiel al estilo, elegante y clasicista. Magnificos solistas de viento y sobresaliente Kavakos, liderando el conjunto.
Por último, se nos ofrecen inusuales interpretaciones de dúos para violín y piano con temas populares escoceses, rusos y austríacos.Se trata de música “digestiva”, que Beethoven componía para aumentar su pecunio, pero que no carece de notable belleza y excelente factura compositiva.
Buen acompañamiento del pianista Enrico Pace, en completa sintonía interpretativa con Kavakos.

Excelente grabación en todas las obras, de gran presencia y fidelidad quizá favorable al violín en el Concierto.
Muy recomendable,  especialmente por la formidable “cadenza” del primer movimiento del Concierto, sin superar  en conjunto, a otros grandes violinistas, como Anne Sophie Mutter o David Oistrakh  en esta misma obra.

LUIS AGIUS

“MYRTHEN”

Robert Schumann: “Myrthen”(Lieder) op 25, colección de canciones.

Camilla Tilling, soprano

Cristhian Gerhaher, baritone

Gerold Huber, piano.
SONY CLASSICAL/BR Klassiks 19075945362

Prosigue el gran barítono austriaco Christian Gerhaher con su empresa de  acometer la titánica tarea de grabar la totalidad de los “lieder”- canciones para voz y piano- de Robert Schumann para el sello Sony Classical (en coproducción con BR Klassiks). En el registro que comentamos, Gerhaher está acompañado por la excelente soprano Camilla Tilling, una de las estrellas del panorama internacional en el género de concierto y de canción de cámara y ambos nos ofrecen una formidable versión del magnífico ciclo  de canciones “MYRTHEN” op 25, sobre textos de Ruckert, Goethe Byron y Heine,entre otros.Se trata de una de las colecciones de canciones más extraordinarias y hermosas de Schumann-gran dominador de este género musical-, llena en sus Cuatro Cuadernos (“libros”) de canciones muy variadas, de notable inspiración melódica y con unos  bellísimos acompañamientos del piano, que crean ambientes líricos, dramáticos, íntimos, reflexivos y meditativos, de un formidable espíritu romántico. Este registro resulta más ameno que los anteriores por la inclusión de las dos voces, soprano y barítono, ambas espléndidas. Camilla Tilling está maravillosa, perfecta en dicción , afinación, lirismo vocal y  musicalidad y nos ofrece unas memorables versiones de canciones como “Widmung” “”Der Nussbaum” o “DieLotosblume”, mientras que Gerhaher luce su bello timbre vocal y sus virtudes como intérprete bien conocidas: impecable dicción, fraseo depurado, fidelidad al estilo y pura emotividad, sin atisbo de afectación.Como en otras grabaciones de este proyecto, estupendo acompañamiento del pianista Gerold Huber, gran experto en el campo del “Lied, en este registro mucho más acertado que en los anteriores, con una  aportación modélica. Sensacional grabación.Recomendación total, registro imprescindible para los amantes del “lied” romántico y de la música de Schumann en particular.

LUIS AGIUS

G.F.Haendel: “The Messiah”,  HWV 56, oratorio 
Solistas

Keri Fuge, soprano  

Hilarry Summers, contralto

Nick Pritchard, tenorEdward Grint , bajo
The King ´s Consort (coro y orquesta)
Robert King  director

IBERMÚSICA. Auditorio Nacional.Madrid.17 de Diciembre de 2019.

Refinamiento, espiritualidad, sensibilidad, introspección y brillantez.
Esta versión en concierto del maravilloso “Mesías” de  Georg Friedrich Haendel (1685-1759) lo tuvo todo, en gran medida gracias al inconmensurable talento y musicalidad de Robert King, uno de los mejores directores de música barroca de la actualidad y gran autoridad en la interpretación de Haendel. Hace años pudimos escucharle en Madrid una antológica interpretación al frente del mismo conjunto, “King ´s Consort” de la Water Music y de la Música para los Reales FuegosArtificiales del gran  compositor alemán, afincado en Inglaterra.
En esta ocasión y como ya viene siendo tradicional en los últimos años, escuchamos gracias a Ibermúsica en su concierto extraordinario de Navidad, un “Messiah” de corte camerístico-lejos de la tradición decimonónica de interpretarlo con un coro y una orquesta masivos- con un conjunto-consort– de instrumentos de época, reducido pero transparente, de una impecable afinación y una musicalidad extrema.El bajo continuo formado por un clave, violonchelo, fagot, y órgano estuvo sensacional, y la cuerda espléndida.
En cuanto a los solistas destacaron las voces femeninas: la excelente soprano Keri Fuge, de bello timbre, gran volumen, facilidad en el agudo y delicado fraseo y la imponente contralto en presencia y voz   Hilary Summers, de registro medio-grave oscuro ,formidable, lleno de armónicos y muy ajustada al estilo, cantando con detallismo y recogimiento sus recitativos y arias.
Correctos tenor y bajo.

Formidable el coro de 18 voces, modélico tanto en su dicción, como en empaste, ataques y prestación dinámica.
Y por supuesto, el torrente de suprema belleza del Messiah, fue debidamente encauzado por la magistral batuta de Robert King, que impuso un fraseo variado, contrastado, a la par delicado y enérgico, cuidando con mimo  los recitativos y los accompagnatos,   logrando siempre   un admirable y prístino acompañamiento instrumental en las bellísimas arias. Los números corales fueron impecables, idiomáticos, emotivos, dramáticos. En definitiva , una velada musical esplendorosa donde lo espiritual y lo artístico estuvieron absolutamente fusionados. Y por cierto, el celebérrimo Alelullah! fue interpretado con un colorido, una elegancia y una brillantez apoteósica, al igual que el bellísimo “Amen” fugato broche final de este oratorio, obra capital de la historia de la Música y del Arte. Inolvidable.

LUIS AGIUS

  • Piotr Ilich Tchaikovsky: “Cascanueces” Op 71, ballet en dos actos
  • Compañía Nacional de Danza
  • Solistas:Cristina Casa/Angel García Molinero
  • Maria Kochetkova (hada de los confites)/Alessandro Riga (Príncipe)
  • Coreografía y dirección escénica: José Carlos Martínez
  • Escenografía: Monica Boromello
  • Iluminación: Olga García Sánchez
  • Ortuesta de la ORCAM
  • Manuel Coves, Director musical

ESTRENO, 10 de Diciembre de 2019.Teatro de la Zarzuela.

Dentro de la programación de la Temporada 19/20 del Teatro de la Zarzuela, se representa en Madrid hasta el 22 de Diciembre uno de los ballets más importantes y bellos de la historia del género: el Cascanueces, op 71 de Tchaikovsky, el último de sus tres grandes e inmortales ballets de estilo y corte romántico que legó a la posteridad (los otros dos títulos, que no precisan presentación, son «La bella durmiente» y en especial «El lago de los cisnes«). Únicamente en el siglo XX otro ballet con una música tan espléndida como la de Tchaikovsky alcanzó tal esplendor en los teatros, «Romeo y Julieta» de Prokofiev y en el siglo XIX «Giselle» de Adam y Coppelia y Sylvia de Delibes resisten la comparación. “Cascanueces”, se representa tradicionalmente en Rusia, centroeuropa y EEUU vinculado a la Navidad, debido a su temática. En esta ocasión,  nos es ofrecido por la Compañía Nacional de Danza, en un brillante , elegante, clásico y sensible montaje debido a la coreografía y puesta en escena del experimentado director y coreógrafo José Carlos Martínez-anterior director de la CDN desde 2011 hasta 2019-, con una espléndida pareja protagonista, Cristina Casa y Angel García Molinero, y una formidable pareja de solistas, Maria Kochetkova y Alessandro Riga en los roles de Hada de los Confites y el Príncipe  respectivamente y con una vistosa y original escenografía de Mónica Borromelloy espléndida iluminación de Olga García Sánchez.

A destacar la estupenda pareja protagonista, Cristina Casa y Angel Gª Molinero en los roles de Clara y Fritz, y en especial y la formidable de solistas Koçchetkova y Riga, que lucieron su técnica portentosa y su refinamiento en el inmortal Pas a deux del Segundo Acto.

Muy bien los comprimarios  y el cuerpo de baile de la CDN gracias a la sensacional coreografía de Martínez , clásica, elegante equilibrada,   muy bien resuelta en los aires nacionales (danza rusa, danza, china, danza árabe, Pastoral, etc)
En efecto, tanto la coreografía como la puesta en escena han cumplido con las expectativas del público madrileño, y han plasmado la atmósfera de fantasía, sueño, y refinamiento que la soberbia partitura musical  de Tchaikovsky requieren.

La orquesta respondió con y solvencia, delicadeza y brillantez  los requerimientos de la batuta de Manuel Coves, que acertó en los tempi, y en la acentuación y fraseo. Destacó el viento -madera excelente, y el bellísimo fraseo de los danzas características: «danza española, rusa (trepak), danza china. «La “danza árabe” tuvo una interpretación sublime, detallista y sugerente.

Respecto de la puesta en escena, las acciones físicas y los juegos de magia estuvieron muy bien resueltos. La elegante escenografía de Bortomello, muy original en su sencillez, sirvió de marco perfecto a la acción del ballet. Excelente la iluminación, con un bellísimo contraluz en el segundo acto.

En definitiva, una versión de notable calidad de la CDN, que  nos hace augurar otros excelentes montajes en el futuro.

© Luis Agius

LA LONDON PHILARMONIC Y VLADIMIR JUROWSKI IMPRESIONAN EN EL CICLO DE ORQUESTAS DEL MUNDO DE  IBERMÚSICA

Auditorio Nacional, 27 de Noviembre de 2019

  • BRITTEN Concierto para violín op 15
  • MAHLER Sinfonía nº 5 
  • Solista Vilde Frang, violín
  • Auditorio Nacional 28 de Noviembre de 2019
  • ELGAR Concierto para violín op 61
  • SHOSTAKOVICH Sinfonía nº 11 “El año 1905”  
  • Solista Nicola Benedetti, violín
  • Orquesta Filarmónica de Londres
  • Vladimir Jurowski, director

Gracias a IBERMÚSICA hemos tenido la enorme fortuna de asistir a dos imponentes conciertos, por repertorio y calidad musical indiscutible, de la Filarmónica de Londres, admirablemente dirigida por  su titular, el director ruso Vladimir Jurowski, una batuta en alza en el panorama internacional, con toda justicia.Los programas , extensos, estaban integrados por obras maestras del último romanticismo  del siglo XIX y comienzos del siglo XX.

En el primer concierto, pudimos escuchar una excelente versión del magnífico Concierto para violín op 15 de Britten, con la excelente actuación de la joven y notable violinista noruega Vilde Frang, artista de gran proyección internacional, que tocó con un violín francés, un Vuillaume de  1866, de bello sonido, y muy apropiado para el repertorio romántico-moderno.Su fraseo fue riguroso, con una soberbia acentuación y un absoluto respeto a las indicaciones dinámicas, de “tempo” y matices del compositor inglés. El acompañamiento de la LPO fue idiomático y colorista, con un Jurowski sobrio y que arropó muy bien a la solista.En la segunda parte de este concierto tuvimos la oportunidad de asistir a la audición de una extraordinaria versión de la maravillosa Quinta Sinfonía de Gustav Mahler, una de las obras capitales no solo de Mahler, sino de todo el género sinfónico. Jurowski obtuvo de la orquesta en esta magna obra, una formidable respuesta orquestal, en la que la LPO, una orquesta brillante, sólida, dúctil, de gran solvencia y experiencia, sin alcanzar el nivel de una Filarmónica de Viena, brilló a gran altura en el tomentoso segundo movimiento, así como en  el tercer movimiento Scherzo, donde Jurowski fue capaz de recrear el inclasificable y original universo mahleriano. El célebre Adagietto obtuvo una interpretación sobria, lírica, de tempo lento pero lejos del almibaramiento: bellísimo. El Finale fue resuelto, brillante, festivo, lleno de emoción e intensidad. Jurowski demostró dominar esta excelsa partitura y nos  transmitió el alma mahelriana con todo su color y contrastes.

En el segundo concierto, tuvimos la oportunidad de escuchar el majestuoso y dramático Concierto para violín op 61 de Elgar -dedicado al  legendario violinista Fritz Kreisler- terriblemente complejo tanto en lo técnico como en lo estético. Aquí presenciamos la extraordinaria actuación de la también joven y ya eminente violinista británica Nicola Benedetti -que tocó con un violín Gabriel Stradivarius de 1717, de noble y penetrante sonido- que superó todas las dificultades técnicas de la partitura y nos ofreció un fraseo elegante y apasionado, con una interpretación soberbia de agilidades y “cadenzas”. Nos regaló un  nostágico bis, un “folk tunes” o aire británico, de una soberana belleza. El acompañamiento orquestal de la LPO  y de Jurowski fue modélico, con la tensión y la grandiosidad que esta obra requieren.

Para finalizar, asistimos a un soberbia interpretación de la Sinfonía nº 11 de Dmitri Shostakovich, de la que Jurowski se erigió como un egregio traductor, tanto en la planificación y análisis de la mera ejecución de la obra, como en lo estrictamente interpretativo,  así como en las señas de identidad artístico-emocionales de esta sin par Sinfonía: dolor, amargura, energía , formidable sentido épico, lirismo… Toda la Filarmónica de Londres brilló a gran nivel, con sobresalientes actuaciones del metal, cuerda y percusiones, especialmente en el segundo y tercer movimientos. Formidable e imponente, un Shostakovich para recordar.

LUIS AGIUS

F.J.Haydn: Sinfonía nº 104  en re mayor “Londres” Hob I:104

Dmitri Shostakovich: Sinfonía nº 5 en re menor op 47

Orquesta Nacional de España

Christoph Eschenbach, dir

Auditorio Nacional, Madrid, 22 de Noviembre de 2019-11-23

La ONE ofreció dentro de su programación regular un excelente concierto dedicado al sinfonismo, con el primer y el último de los grandes sinfonistas de la Historia de la Música: Haydn, el padre de la sinfonía (con 104 maravillosas páginas) y Shostakovich, el último gran maestro en el dominio de este género en su forma tradicional, con 15 soberbias sinfonías como legado. En el programa, dos obras señeras, extraordinarias, majestuosas, cada una a su estilo, la última sinfonía de Haydn, la nº 104 “Londres” y la justamente célebre obra maestra inmortal, la Quinta Sinfonía de Shostakovich, obra con la que el gran compositor ruso no solo se reivindicó como artista, sino que salvó su carrera y su propia vida (acusado de “formalista”, estaba en el punto de mira de Stalin, como lo estuvieron triste y terriblemente otros grandes artistas e intelectuales rusos).

El maestro Eschenbach dirigió con proverbial autoridad, sabiduría y detallismo todo el concierto. Planificó magníficamente la sinfonía de Haydn, cuyo primer movimiento fue ejecutado con relativa transparencia-la orquesta tenía una plantilla similar a las primeras sinfonías de Beethoven- y cierta asepsia.Mejoró sobremanera el  Andante excelentemente fraseado y con un tempo “giusto”. El menuetto fue algo “pesante” con un tempo algo  lento, muy bien matizado, pero lejos de la fresca y ligera visión de directores como  Rattle o Harnoncourt , magníficos intérpretes de Haydn. El finale fue magnífico, tocado a tempo, con brillantez, elegancia y humor, rasgo éste esencial en la música del compositor austriaco

En cuanto a la Quinta Sinfonía de Shostakovich la versión fue impecable, con momentos de gran altura en el Moderato inicial, soberbiamente expuesto y delineado. El Scherzo fue excelente, irónico, amargo, muy bien acentuado, con excelentes cuerda grave, maderas y percusiones (lástima el concertino que no tuvo su tarde en su famosa frase de este inmortal movimiento). El Largo fue elegíaco e introspectivo, extraordinario, con una sabia dirección de Eschenbach y el Finale fue imponente, de gran carácter, trágico y de un innegable virtuosismo orquestal, con magnífica actuación de los metales y una sensacional dirección de Eschenbach, que obtuvo, aquí sí, una respuesta orquestal de alta temperatura emocional.

LUIS AGIUS

ibermusica_concierto

Auditorio Nacional, 7 de Noviembre de 2019

TCHAIKOVSKY  Romeo y Julieta (Obertura-Fantasía)

RACHMANINOV Concierto para piano nº 2 en Do menor op 18  

TCHAIKOVSKY Sinfonia nº 5  en mi menor op 64 

Solista Ivan Bessonov, piano 

Orquesta Filarmónica Nacional de Rusia

Vladimir Spivakov, director

Precioso concierto con obras maestras e inmortales del gran repertorio el que tuvimos ocasión de escuchar dentro de la programación de IBERMÚSICA de la mano de Orquesta Filarmónica Nacional de Rusia, dirigida por el antaño prestigioso violinista Vladimir Spivakov, que en los años 80 y 90 deslumbró a todos los públicos de los cinco continentes por su asombroso virtuosismo, heredero de una legendaria estirpe de violinistas rusos, como Oistrakh, Kogan, etc. En esta ocasión nos deleitó en su faceta de director,  con excelentes versiones de Romeo y Julieta y de la formidable Sinfonía nº 5 de Tchaikovsky, el más grande compositor ruso de todos los tiempos, Stravinky “dixit” afirmación sobre la que a estas alturas ya no hay ninguna discusión-toda  aquella serie de críticos “snobs” del pasado siglo XX falsamente vanguardistas que tachaban al gran compositor ruso de sentimentaloide o de efectista, han desaparecido afortunadamente- por la soberbia belleza de sus melodías, su incontestable maestría compositiva, su maravilloso uso del color orquestal, su profundo conocimiento de la escritura para todos los instrumentos, su inmensa cultura personal y su refinada sensibilidad.Todo ello se puso de manifiesto especialmente en una antológica versión del sublime Andante de la Quinta Sinfonía, muy matizado y de bellísimo fraseo. El primer movimiento, muy dramático y apasionado estuvo muy bien tocado por la Nacional Rusa, una orquesta de un sonido ruso inconfundible, muy brillante y redondo en metales y viento madera y con una cuerda  de calidad aunque un poco agreste en el empaste, no tan sedosa como la de la Filarmónica de San Petersburgo, la mejor orquesta rusa en todos los aspectos. Al imponente Finale, muy bien ejecutado, le faltó algo de más de brillantez y riesgo  en el tempo (Spivakov es un director de tempi más bien pausados) aunque estuvo coronado por una coda ejemplar.

En Rachmáninov hizo su presentación el jovencísimo pianista ruso Iván Bessonov (17 años), que nos ofreció una hermosa, apasionada y vibrante pero sin sentimentalismos, -algo de lo que también se acusó a Sergéi Rachmaninov, el heredero directo de Tchaikovsky y dignísimo continuador de su legado, formidable virtuoso del piano, extraordinario director de orquesta como su antecesor y magnífico compositor- versión de uno de los más maravillosos conciertos para piano del repertorio, el inmortal Concierto para piano nº 2 op 18 de 1901,con el que Rachmaninov superó una profundo crisis depresiva y comenzó una larguísima carrera plagada de triunfos. El acompañamiento orquestal fue modélico y Bessonov fue de menos a más , con un hermosísimo segundo movimiento, espléndidamente tocado, lleno de delicadeza, introspección , sensibilidad y un brillantísimo, épico y lírico a la vez tercer movimiento, con una coda espectacular.

El concierto, tras la magnífica Quinta Sinfonía  de Tchakoisky, continuó con explosivos bises “ á la russe” (“Trepak” de Casacanueces op 71 de Tchaikovsky y una danza armenia de Khatchaturian) que  pusieron una apasionada guinda del alma rusa en nuestro oídos y en nuestro corazón.

LUIS AGIUS

Jonas Kaufmann 'Wien'

“WIEN”

Un placentero viaje a la capital de la música de la mano de Jonas Kaufmann

Arias y escenas de operetas y melodías vienesas de Johan Strauss, Lehar,Stolz,Leopoldi, Weinberger, May y otros (Sangre Vienesa, Una noche en Venecia, La viuda Alegre, etc)

Jonas Kaufmann, tenor

(Sangre Vienesa. Wiener Blutt ,con la intervención de la soprano Rachel Willis Sorenson)

Orquesta Filarmónica de Viena

Adam Fischer, director

Viena, la histórica capital de Austria, imperial, majestuosa, romántica, serena, vanguardista y clásica a un tiempo, puerta al este de Europa, sede de la geopolítica mundial-OPEP-y sobre todo y por encima de todo la capital de la música desde el siglo XVIII, no en vano todos los grandes compositores en un momento u otro tocaron, vivieron, anduvieron por sus calles, pasearon por sus parques, disfrutaron en sus teatros o están enterrados en sus cementerios, Viena, la eterna metrópoli del Arte es la protagonista indiscutible, de la mano del gran tenor alemán Jonas Kaufmann de su último lanzamiento discográfico internacional (Sony Classical) en el cual rinde tributo a la capital austríaca y la toma como protagonista, partenaire y amante  gracias a espléndidas arias y escenas de operetas vienesas,   y dulces canciones y melodías populares de cabaret vienés, bien servido para la ocasión del champagne, pasteles, tartas, chocolates y cafés , en interminables e ininterrumpidos ocasos y amaneceres musicales.

En efecto Kaufmann nos hace viajar musical, sensorial y sentimentalmente a Viena interpretando magníficamente arias, y escenas  de fabulosas operetas vienesas debidas a la pluma del inmortal Johann Strauss y otros grandes compositores vieneses como Lehar, Stolz, Kalman, etc, deleitándonos con su fraseo lucido, su  potencia y brillantez vocales y la cautivadora belleza del timbre de su voz, felizmente recuperada tras un período de enfermedad. Este disco compacto es un bellísimo tributo a Viena en cuya Opera -uno de los teatros más importantes del mundo- Kaufmann ha triunfado de manera constante en los últimos años con óperas de Wagner, Puccini, Massenet y Verdi, y  es asimismo un registro en el que el gran tenor rememora su infancia, pues el cantante se crió escuchando estas bellas y cautivadoras melodías vienesas.Más allá del tópico , declara el propio Kaufmann en una entrevista que figura en el folleto del disco compacto, todavía existe una Viena de siempre -en la que tomar un mokka en uno de sus maravillosos cafés- que no ha sido devorada por el turismo masivo.

El acompañamiento orquestal da la Filarmónica de Viena es suntuoso y espectacular, ofreciéndonos  la música vienesa en todo su esplendor, pero debidamente estilizada y llena de sensibilidad, sin merma de una  enorme brillantez, gracias a la experta batuta de Adam Fischer, un extraordinario director. Un auténtico bombón musical, para disfrutar  con el sueño y el espíritu, del eterno encanto y dulce nostalgia de una ciudad auténticamente incomparable: Viena.

LUIS AGIUS

tristan e isolda OCNE

“Los genios son como los truenos: van contra el viento, asustan a los hombres, limpian el aire” (Soren Kierkegaard)

Tristán e Isolda de Richard Wagner

Opera en tres actos 

Opera en versión de concierto a cargo de la OCNE

  • Petra Lang, Isolda
  • Frank Van Aken, Tristán
  • Brindley Sherrat, Rey Marke
  • Violeta Urmana, Brangane
  • Boaz Daniel, Kurwenal

Auditorio Nacional, Madrid, 20 de Octubre de 2019

Siempre es una experiencia extraordinaria e impactante asistir a una representación debidamente escenificada-  o en versión de concierto- de Tristán e Isolda del genial Richard Wagner, la ópera (drama musical como le gustaba denominar al maestro alemán)   más trascendente e influyente del siglo XIX y que podemos calificar, sin duda, como «meta-música«, porque ante su inasible, turbadora, fascinante belleza y potencia dramática ningún  compositor del romanticismo y de las posteriores vanguardias pudo escapar a su influencia estética y ningún melómano desde su estreno hasta la actualidad ha quedado indiferente. Además, hay que resaltar que han contribuido a este éxito imperecedero factores como  el eficaz y poético libreto del propio Wagner y su imponente trabajo armónico –musical (y de orquestación) en esta obra maestra indiscutible, que alcanza cotas de modernidad asombrosas, si tenemos en cuenta que fue compuesta entre 1857 y 1859 y estrenada en 1865.

Por todo ello, está plenamente justificado que dentro de su programación regular, y con gran acierto, la OCNE nos haya ofrecido en versión de concierto la ópera completa-casi cinco horas de concierto- con un excelente elenco de cantantes , especializados en  roles wagnerianos , que tuvieron una actuación sólida y aceptable, pero desigual, y una extraordinaria dirección musical de David Afkham, que mantuvo el pulso dramático desde el maravilloso dibujo del inmortal Preludio del Acto I, alcanzando cotas sobresalientes en el final del primer acto, el segundo acto  en su conjunto, y con algunos altibajos en el tercero, con un sensacional Liebestod, con un gran trabajo de acentuación y dinámicas .En todo caso, demostró-como ya le vimos dirigiendo Bomarzo de Ginastera en el Teatro Real  de Madrid hace un par de temporadas-que es un magnífico director musical de repertorio operístico.

La Orquesta Nacional brilló a gran altura,en todas sus secciones , con una ejecución impecable, muy cuidada, y un  muy bello sonido, aunque muy lejos del suntuoso de las formaciones alemanas y centroeuropeas, imbatibles en esta magna ópera donde la orquestación y el tejido orquestal son tan formidables (Orquesta del Festival de Bayreuth, Filarmónica de Berlín, Filarmónica de Viena, Staatskapelle Dresden, Staaskapelle Berlín, etc)

En cuanto a los cantantes, todos solventes en sus exigentes roles, destacaron Violeta Urmana como Brangäne, sensacional, con gran potencia y vis dramática y el bajo inglés Brindley Sherrat como Rey Marke,  muy bien vocal y dramáticamente, pese al timbre metálico de su voz. En cuanto a la pareja protagonista, la gran soprano Petra Lang como Isolda estuvo irregular, correcta a ratos en el primer acto, sensacional vocalmente en el segundo y un tanto “justa” en el maravilloso Liebestod. Siendo una gran cantante no nos hizo olvidar a la gran Waltraud Meier, insuperable en este papel , ni a otras grandes “Isoldas” de nuestro tiempo, como Nina Stemme o Irene Theorin.El Tristán del tenor holandés Van Aken fue en general bueno, sobre todo en el excepcional segundo acto, pero se notaba su cansancio en el dificilísimo tercer acto, donde naufragó en momentos y tampoco nos hizo olvidar a Siegfried Jerusalem, ni a Robert Dean Smith, entre otros. Bien los comprimarios, destacando el Kurwenal de Boaz Daniel, algo tosco, un tanto excesivo, sin matices, y con tendencia al grito, aunque cantando con entrega admirable.Bien el coro masculino en el primer acto.

En definitiva, magnífica experiencia, pues, para la OCNE y sus abonados, algunos no asiduos o ajenos a la ópera. Desde EL PARNASO DE LAS ARTES siempre hemos defendido que las orquestas sinfónicas deben interpretar ópera en versión de concierto para mejorar sus aspecto técnico-artísticos y dar mayor versatilidad a su interpretación y variedad a su repertorio. Que se repita.

LUIS AGIUS

Integral de las Sonata para piano de Ludwig van Beethoven (1770-1827)

Sonatas nº 1-32, del opus 2 al opus 111 (1795-1822)

IGOR LEVIT, piano

SONY CLASSICAL  Caja de 9 CD 190758431826

Todo gran pianista que se precie ha grabado en alguna ocasión alguna de las maravillosas Sonatas para piano, que en número de 32 ,nos dejó Beethoven y que constituyen uno de los legados artísticos más monumentales de la historia de la música y del arte.En estas obras, que cubren los tres períodos en que se divide habitualmente la carrera musical de Beethoven-joven virtuoso hasta su sordera en 1802, período de madurez desde 1802 hasta la Missa Solemnis y la Novena Sinfonía y su visionario período final con los últimos cuartetos- se refleja toda la cosmovisión artística beethoveniana, titánica, vibrante, dramática, y su ciclópea capacidad musical para construir nuevos edificios musicales, que ejercerá una poderosísima influencia en los siglos venideros.A la par, su lirismo, su humanismo, su panteísmo, están presentes en estas páginas, donde toda la técnica del piano está explotada al máximo.Pues bien, ante semejante “corpus” musical se ha enfrentado el joven y extraordinario pianista alemán de origen ruso Igor Levit, ya elogiado desde el Parnaso de las Artes por otras grabaciones, de la mano del sello Sony Classical,con un resultado formidable.Es cierto y evidente que la competencia con los grandes pianistas delpasado siglo XX y del presente siglo XXI es feroz.Baste citar los egregios nombres de los colosales pianistas Claudio Arrau, Sviatoslav Richter, Alfred Brendel , Maurizio Pollini, Daniel Barenboim (con varias integrales grabadas) Richard Goode, Arthur Rubinstein, Murray Perahia,  y un larguísimo etc,que han sentado su magisterio tanto en las Sonatas más famosas y queridas por el público (Appassionata, Claro de luna, Patética, Waldstein, Tempestad, Hammerklavier, Los adioses, las trilogía final, 30-32, con la soberbia Sonata nº 32 y su monumental “Arietta”) como en la totalidad del ciclo.En la actualidad, esta titánica tarea de asumir la grabación de la integral de sonatas,  ha sido emprendida por pocos pianistas y Levit se ha lanzado con rigor, disciplina , introspección, virtuosismo y clarividencia a abordarla.Quizá su lectura rabiosamente actual de estas obras, absolutamente fiel al estilo beethoveniano y al clasicismo, pero muy austera,sobria, contundente y aristada, con acentos y ritmos muy marcados no sea del gusto de todos , pero es absolutamente sólida y convincente.Los movimientos rápidos son desbordantes, ligeros sin ser frívolos, de gran potencia y energía cuando la obra lo requiere:En los movimiento lentos, hay introspección , elocuencia y reflexión sin caer nunca en el almibaramiento.La visión de Levit huye tanto de lo romántico, del efecto de cara a la galería, como de lo ascético.Es arrolladora, pero rehúye el espectáculo.En general los tempi son muy ligeros y esto quizá sea sorprendente , pero una repetida escucha acaba convenciendo al oyente de que Beethoven realmente lo quiso así.El impulso rítmico que imprime Levit nos recuerda al Beethoven más resuelto y decidido.Lasprofundidades abismales de Sonatas como la nº 29  “Hammerklavier” el “Gesangvoll” de la Sonata nº 30 ,el movimiento lento de la Appasionata, la hondísima  y virtuosística “arietta” de la 32 , se combinan con la frescura de la interpretación de las primeras Sonatas (maravillosas Sonatas op 2,  nº 1, 2y 3) sensacional la nº 21 Waldstein, plena de vigor e irresistible alegría , volcánica “Appasionata” (Sonata nº 23) cuyo final es verdaderamente apocalíptico, antológica “Hammerklavier” -la más difícil sonata del ciclo- por todos los conceptos, etc.El uso del pedal por Igor Levit es muy sobrio y contribuye a una claridad expositiva encomiable.Sin embargo, todo esto que comentamos no es fruto del azar o improvisación , ni se dirige a mayor gloria del pianista.Igor Levit busca el humanismo de Beethoven , inherente e ímplicito a estas preciosas joyas de la música.Y consigue transmitírrnoslo.Nos comunica titanismo, hondura, grandiosidad,pero también delicadeza, ternura, incluso humor, sin ampulosidad ni falsedad.Es un Beethoven riguroso, moderno o vanguardista en el mejor sentido,experimental incluso.Un Beethoven para el siglo XXI, un siglo convulso, pero que puede aquietarse con la audición de semejante tesoro artístico.Magnífica presentación de Sony Classical, en una caja de 9 discos compactos, con un folleto en el que se comentan una por una todas las Sonatas.Soberbia grabación, de gran espectro dinámico, fidelidad y claridad.Sin desmerecer a ninguno de los grandes pianistas citados en esta reseña, esta integral de Igor Levit es un descomunal logro de este grandísimo pianista y merece una recomendación total.No se la pierdan.

LUIS AGIUS