simone kermes inferno e paradiso

Inferno e Paradiso”

SIMONE KERMES canta famosas arias de ópera barroca e interpreta éxitos de grandes estrellas del rock 

Simone Kermes, soprano

Orquesta Barroca  Amici Veneziani

SONY CLASSICAL  19075963342

Sony Classical presenta un peculiar,  versátil e interesante disco compacto en el que la gran soprano alemana Simone Kermes, consumada especialista en el repertorio barroco, nos ofrece una espléndida interpretación de todo un ramillete de maravillosas y célebres arias de óperas de grandes maestros del Barroco como  Haendel, Hasse, Vinci, Vivaldi, Caldara , Riccardo Broschi, Albinoni, Bononcini, junto a temas de grandes estrellas del rock actual como Sting , Lady Gaga, o Jimmy Page debidamente adaptados para ser incluidos en este registro.La temática del disco , el Paráiso y el Infierno” determina el carácter , la forma y el estilo  de las piezas musicales escogidas, (unas arias son “infernales “ y otras “paradisíacas”), por tanto,  unas arias son de bravura, puro fuego vocal, (como las de Leonardo Vinci, Hasse, etc), otras más introspectivas y serenas, como las de Albinoni  “Dopo i nembli e le procelle” o  Vivaldi  “Gelido in ogni vera”, ambas de una belleza casi sobrenatural (así también incluso podemos escuchar la famosísima aria de “Erbarme dich , mein Gott “ de la Pasión según San Mateo de Bach) La canción de Sting “Fields of Gold “ es, por el contrario “paradisíaca”, muy plácida y de una sencilla y noble belleza. De igual modo, muy hermoso el arreglo del tema”Stairway to Heaven “ de Jymmy Page. El tema de Lady Gaga  es ciertamente “infernal” pero está muy bien adaptado y Kermes luce su portentosa técnica. En este sentido, hay que afirmar que  Simone Kermes luce en todo momento su prístina voz, de un bellísimo timbre, con fraseo solvente, delicado, y exquisito, desplegando, en su caso, un  impetuoso y fogoso virtuosismo vocal. El acompañamiento del conjunto instrumental con instrumentos de época Amici Veneziani es  brillante, delicado y absolutamente fiel al estilo barroco y dúctil para adaptarse a los arreglos de los temas de las estrellas del rock mencionadas.Excelente grabación de este atractivo disco compacto, que podrá no ser del gusto de todos, pero que sin duda puede estar  muy indicado para aquellos, que siendo seguidores de la música popular , quieran conocer la abrumadora belleza de la música de los maestros del Barroco.

LUIS AGIUS


caruso 1873 alagna

CARUSO 1873

Arias de ópera, canciones , y melodías de diversos compositores en torno a la figura del gran tenor Enrico Caruso (1873-1921)

Roberto Alagna, tenor

Alexandra Kurzak, soprano

•Rafal Siwek

•Yvan Cassar, piano

•Orquesta Nacional D´Ile-de-France, Paris

•Yvan Cassar, director y arreglos

SONY  CLASSICAL 19075950482

El gran tenor italiano Enrico Caruso (1873-1921) puede ser considerado sin lugar a error, como el primer gran divo dela Opera en el sentido moderno o contemporáneo del término.En efecto, tras su éxito en los principales teatros de Italia (L´Scala de Milán, etc) y de Europa,  Caruso logró su máximo y apoteósico triunfo en el Nueva York de comienzos de siglo XX, ofreciendo funciones memorables en el MET ( 863 funciones en el Metropolitan Opera  de Nueva York) y realizando asimismo las primeras grabaciones fonográficas de alcance mundial de arias de ópera, canciones napolitanas y populares, italianas y diversas famosas melodías  de su época, en las que dio a conocer su prodigiosa voz , su portentosa técnica vocal, su inigualable timbre, su extenso repertorio, y su carisma.Por todo ello, el excelente tenor Roberto Alagna (1963) de la mano del sello SONY CLASSICAL, fascinado por la figura de Caruso desde su juventud(especialmente tras visionar la célebre película de Richard Thorpe “El gran Caruso”, film que  dedicó Hollywood a Enrico Caruso en 1951 en el que el papel del gran cantante  italiano lo encarnaba el extraordinario tenor Mario Lanza) le dedica , en este disco compacto  que comentamos, un sincero tributo , recuerdo y homenaje, interpretando las arias de ópera, melodías y canciones predilectas del histórico divo (y de sus fans) así como composiciones musicales inspiradas en su figura , como  la bellísma e inmortal canción “Caruso” de Lucio Dalla, espléndidamente cantada por Alagna, como en general, el conjunto , muy variado, de fragmentos musicales escogidos para este registro.Así, en el repertorio operístico escuchamos arias y dúos de óperas de Verdi, Bizet, Puccini, Cilea,  Jules Massenet, Anton Rubinstein, e incluso ópera barroca (Ombra mai fu de Haendel, Pergolesi , etc).En el ámbito del recital y la canción  de cámara, escuchamos canciones y romanzas de Tchaikovsky, Massenet, Leoncavallo (la  célebre “Mattinata”) y de  diversos compositores italianos, así como aires populares como “Santa Lucia” En algunos casos,  Roberto Alagna nos ofrece estas arias con acompañamiento orquestal , y en el caso de las canciones de cámara las interpreta con acompañamiento de piano, a cargo del pianista(y director) Yvan Cassar. En todos los casos, Alagna canta con emotividad e intención,,y sin imitar a Caruso, trata de evocar su estilo, su dicción, su peculiar fraseo, sus adornos y sus cambios de registro vocal.Todo esto, además de la belleza de los fragmentos musicales elegidos (si bien hay algunos algo trasnochados o que no han perdurado en el  repertorio debido al cambio de las preferencias en los gustos musicales del público actual respecto al de la época dorada de Caruso, finales del siglo XIX y primeras dos décadas del siglo XX) justifica que la audición de este interesante disco compacto sea muy disfrutable y de gran atractivo.Intervienen en algunas escenas operísticas junto a Alagna, estrellas del panorama actual de la Opera como su esposa, la excelente soprano Alexandra Kurzak y el bajo polaco Rafal Siwek, ambos sobresalientes en su actuación. Notable y correcto el acompañamiento orquestal de la Orquesta D´Ile  de France dirigida solvente y brillantemente por Yvan Cassar . Excelentemente toma de sonido, como es habitual en Sony. Disco compacto en suma, muy recomendable para amantes de la Opera e interesados en la figura del “Gran Caruso”.

LUIS AGIUS

hero to zero daniel behle
Zero to Hero

«Zero to hero»

Grandes arias para tenor de óperas de W.A.Mozart

Daniel Behle, tenor

L´ Orfeo barock ochester 

Michi Gaigg,director

SONY  CLASSICAL 19075964582

Sony presenta un delicioso disco compacto debido al gran tenor alemán Daniel Behle (1974) en el que podemos disfrutar de las mejores, más relevantes y  famosas arias para tenor de grandes óperas de W.A.Mozart (1756-1791) tales como Don Giovanni, La Flauta Mágica, El Rapto en el Serrallo, Cosí fan tutte , Idomeneo y La Clemenza de Tito.En el folleto del disco compacto se nos habla respecto de los roles operistícos  mozartianos para tenor como personajes «supuestamente perdedores» o por contra de “arrojados héroes”.En realidad sería más correcto afirmar que todos éllos , de una u otra forma, son valientes caballeros mozartianos, y auténticos «alter ego» del propio compositor, indiscutiblemente el mayor operista de la historia, pues el conjunto de sus 21 óperas, de extrema belleza e impecable factura, así lo acredita, máxime si de entre ellas, todas las citadas- cuyas arias para tenor están presentes en este registro- más  la fabulosa “Las Bodas de Fígaro “, son absolutas obras maestras, tanto en lo dramático como en lo musical.

De este modo escuchamos en este registrolas dos preciosas arias del personaje de Don Ottavio del Don Giovanni(1787) entre ellas, la inmortal “Dalla sua pace” ,así como la de Ferrando ”Un aura amorosa” –una de las más famosas y hermosas salidas de la pluma de Mozart de Cosi fan tutte(1790), Fuor del mar de Idomeneo, (1781), la primera de las bellísimas arias de Tamino de  La flauta mágica (1791), y las numerosas y espléndidas arias que canta en El Rapto del serrallo (1784) Belmonte (noble y heroico caballero español, que tiene que rescatar a su amada de las garras de un desaprensivo y despótico pachá turco, el Bassa Selim, con riesgo de su vida).Behle canta admirablemente todas estas páginas, luciendo su bello timbre vocal, ideal para Mozart,con gran emotividad,  fraseo depurado, una soberbia dicción tanto en italiano, como en alemán, y poniendo de relieve la personalidad de los distintos personajes mozartianos, tenores galantes, valientes, apasionados, siempre al servicio de sus damas.Las  arias encierran enormes dificultades técnicas y sutilezas vocalesque son sorteadas magníficamente por el tenor alemán, que brilla absolutamente, matizando y fraseando con intención y mostrando una gran versatilidad a la hora de enfrentarse a los diferentes roles.Behle nos hace recordar a los grandes tenores mozartianos del pasado siglo XX como  Fritz Wunderlich, Anton Dermota o Nicolai Gedda.Es realmemte difícil elegir lo mejor de este admirable disco compacto pero quizá, su Don  Ottavio, su Ferrando, Tamino y desde luego, las arias de Belmonte son sobresalientes ysensacionales.El acompañamiento orquestal , debido a la orquesta de instrumentos de época L´ Orfeo barock orchester, muy bien dirigida por Michi Gaigg  es flexible,dúctil , sensible, cuidadoso, brillante, colorista , idiomático y de una enorme fidelidad al estilo y al “sonido” que probablemente escucharon los coetáneos de Mozart  siempre sirviendo de soporte, pero también en diálogo constante con el cantante .Lo mismo puede decirse de la interpretación de las oberturas de las óperas que complementan el disco compacto (oberturas de Don Giovanni y Cosí fan tutte, espléndidamente ejecutadas).

La grabación es espectacular, muy natural, de notable fidelidad y con una toma de sonido de la voz de gran presencia, pero sin que éllo vaya en detrimento de la orquesta, que suena límpida y transparente.

En definitiva, un gozo absoluto, indispensable para melómanos  y mozartianos, gracias a un grandísimo tenor y a una música de sublime belleza. Recomendación total.

LUIS AGIUS

Fotografías: © Rafa Martín

Obras de Beethoven, Saint-Saens, Dvorak y Brahms

Julia Fischer, violín

Sol  Gabetta, violonchelo

BAMBERGER SYMPHONIKER

JAKUB HRUSA, director

IBERMUSICA.12 y 13 de Febrero de 2020.Auditorio nacional, Madrid.

Dentro de la temporada de IBERMUSICA,  nos visitó la Orquesta Sinfónica de Bamberg ,una de las  mejores orquestas alemanas del momento-cuyo origen se remonta a  1946, cuando se fundó agrupando músicos alemanes y checos sin trabajo y sin orquesta ,o  que procedían de la Orquesta alemana de Praga  tras la II Guerra Mundial- de sonido homogéneo, compacto y aterciopelado, de gran volumen sin resultar estridente y de  una asombrosa precisión en los ataques, es decir, lo más parecido a la eximia e insuperable Filarmónica de Berlín.Estuvo, dirigida por su titular, el checo Jakub Hrusa, formidable  y prometedor director.Pero vayamos por partes.

En el primero de los dos conciertos que organizó IBERMUSICA, actuó la excelente violinista alemana Julia Fischer- también concertista de piano- que nos deleitó con una maravillosa versión del  hermosísimo Concierto para violín de Dvorak, luciendo un bello sonido,  un extraordinario manejo del arco y un lirismo  y brillantez sensacionales.Destacó el finale, elocuente, enérgico y resuelto.El acompañamiento orquestal, bajo la poderosa batuta  del director checo Jakub Hrusa fue modélico, ejemplar e insuperablemente idiomático.

Después escuchamos una monumental interpretación de la colosal Primera Sinfonía  de Brahms, que, pese a ser muy tocada en Madrid, hace años  que no escuchábamos ejecutada con tanto brío, solidez , impulso rítmico y fogosidad, siempre dentro de un férreo control impuesto por  Hrusa, que, sin embargo, obtuvo una soberbia y emotiva respuesta orquestal.Toda la orquesta brilló en conjunto, en especial el viento-madera y  los metales, y la Coda del Finale fue apoteósica.

Concierto Julia Fischer
Fotografías: © Rafa Martín

En el segundo concierto,la Sinfónica de Bamberg ,para comenzar,  nos ofreció una vibrante y dramática versión de la inmortal Obertura de Egmont, primera de las piezas que integran el op 84 de Beethoven, música incidental sobre el drama de Goethe, perfectamente planificada por Hrusa.

Fotografías: © Rafa Martín

Tras esta monumental pieza ,escuchamos el  Concierto para violonchelo op 33 de Saint -Saens , con Sol Gabetta como solista, la cual nos deparó momentos  de notable elegancia y sensibilidad en el fraseo y nos asombró con su impecable  y apasionado virtuosismo en el manejo del arco.Hrusa acompañó con detallismo, delicadeza y mimo, arropando a la solista y creando una atmosfera romántica de notable elegancia, cuando la ocasión así lo requería.

Finalmente ,el extraordinario director checo nos mostró el poder musical de su batuta y su innata musicalidad, dirigiendo una formidable interpretación de la magnífica  Sinfonía nº  7 de Dvorak , obra de gran aliento romántico, poderoso pathos eslavo, plagada de bellas melodías y motivos musicales  y pasajes brillantes.La respuesta orquestal fue soberbia , y tan idiomática y fiel al estilo, que parecía que estuviéramos escuchando a la Filarmónica Checa o a  cualquier otra excelente orquesta eslava.Gran éxito en todos los sentidos, solistas , orquesta, un excepcional director con un futuro que se augura ilimitado, destinado a dirigir todavía mejores conjuntos que la extraordinaria orquesta de Bamberg y conciertos , en definitiva,en los que nos reencontramos con dos viejos amigos, indispensables en nuestra cotidiana vida musical: Dvorak y Brahms.

LUIS AGIUS

IBERMUSICA_Evgeny Kissin
© Rafa Martín / Ibermúsica

Obras para piano de Beethoven:Variaciones Heroica, op 35 Sonatas num 8, 17, y 21 

Eugeni Kissin, piano

IBERMÚSICA.1 0 de Febrero de 2020. AUDITORIO NACIONAL

El gran pianista ruso Eugeni Kissin volvió a visitar Madrid de la mano de IBERMÚSICA para homenajear a Beethoven, en el marco de las celebraciones por el 250º aniversario de su nacimiento. Kissin compareció ante el público madrileño con un recital de páginas magistrales del sordo de Bonn, las inmortales Sonatas para piano nº 8 Patética, nº 17, La Tempestad y nº 21 Waldstein , además de las Variaciones Heroica op 35 (cuyo tema es el mismo que el del último movimiento de la Sinfonía nº  3 Heroica).

Kissin, sin ser un pianista “especializado” en Beethoven-ya que su pianismo y su portentosa técnica son más afines a Schumann, Liszt, Prokofiev o Scriabin -está siguiendo los pasos de los grandes pianistas rusos del pasado siglo XX que sí fueron grandes intérpretes de su música para piano, en particular, Sviatoslav Richter y Emil Gilels, y nos ofreció un recital en el que salvo en una de las Sonatas, acarició el olimpo beethoveniano con sus dedos. 
En efecto, así en la Sonata Patética, Kissin desplegó una sólida técnica y  acertó con un tempo  que propició una interpretación de gran impulso dramático y de gran fidelidad al estilo en el primer movimiento y en el Rondo final, ambos movimientos muy bien planificados, tocados y resueltos. 

Sin embargo, al movimiento lento de esta Sonata, el bellísimo Adagio cantábile le faltó lirismo y delicadeza, aunque no intención y flexibilidad en el fraseo, muy depurado. 

© Rafa Martín / Ibermúsica

Sensacionales las Variaciones Heroica op 35, muy enérgicas y soberbiamente acentuadas y delineadas con cincel sobre el teclado, prístinas y demoledoras en las nutridas cascadas de acordes, con un fraseo majestuoso y a la par introspectivo, y magnífico impulso épico. Kissin estuvo formidable, en la línea de colosos del teclado  y grandes expertos beethovenianos como los pianistas Arrau, Gilels, y Brendel o nuestro recordado Esteban Sánchez en esta página, algo árida para el intérprete por su extrema dificultad, y obra precursora en cierto sentido de las monumentales Variaciones Diabelli, las más ambiciosas y geniales de Beethoven.  

La Sonata nº 17 la Tempestad fue algo decepcionante en los dos movimientos iniciales. Al primero, muy elocuente y dramático la faltó sin embargo algo de claridad, respiración y prolongación de las pausas y silencios y la coda fue borrosa en los arpegios graves. El Adagio fue tocado con deliberada tosquedad en los trémolos graves de la mano izquierda y con un fraseo prosaico. 
El famosísimo Allegretto final, por contra, fue muy hermoso, muy bien delineado e “impresionista”- el náufrago que se agarra a la tabla en medio del tremendo oleaje- y muy contrastado, con un tempo giusto, perfecto,  muy disfrutable. 
Kissin tocó con solidez y poderío la Sonata Waldstein, con un imponente primer movimiento, formidable en todos los conceptos: brío, digitación, acentos, articulación, claridad, escaso uso del pedal, y contundente coda. Muy introspectivo el tenebroso Adagio y sensacional el Rondo final muy bello y de gran colorido y fluidez, con un justo uso del pedal sin emborronar jamás. El pianista ruso no ejecutó sin embargo los famosos glissandi de octavas que hemos visto a Pollini Barenboim o Levit o que ejecutaban Gilels o Rubinstein.

Espléndidos y numerosos bises, maravillosamente tocados, en particular, las Variaciones sobre el tema de la Marcha de las Ruinas de Atenas,  brillantísimas, puro, heroico y enérgico Beethoven.

LUIS AGIUS

cecilia valdes teatro de la zarzuela

«CECILIA VALDES» (1932)  música de Gonzalo Roig

Libreto Agustín Rodríguez y José Sánchez Arcilla , basado en la novela del misto título de Cirilo Villaverde

Estreno en  el Teatro Martí de La Habana en 1932 y reestrenada en versión revisada en 1961

Elenco:

  •  Elaine Alvarez (Cecilia Valdés), Enrique Ferrer (Leonardo), Cristina Faus (Isabel Ilincheta) etc
  • Directos de escena Carlos Wagner
  • Coreografía Nuria Castejón
  • Orquesta y Coro de la CAM
  • Director musical Olivier Díaz

TEATRO DE LA ZARZUELA. Función del 6 de Febrero. Madrid

Brillante e interesante producción, vistosa y colorista, tanto musical como escénicamente de la zarzuela cubana , comedia lírica «Cecilia Valdés» de Gonzalo Roig, auténtica síntesis de música cubana y española, ya que es deudora por un lado de la tradición española, del peso histórico y cultural de la metrópoli, como exponente singular y muy notable de los aires y ritmos populares cubanos o caribeños  ( el danzón cubano, etc) así como de la música popular criolla y de los implacables ritmos de los esclavos africanos que España y otras potencias coloniales llevaban a Cuba en el primer tercio del siglo XIX para la recolección de la caña de azúcar , el café, y otras materias primas.

cecilia valdes

Ambientada en la Cuba del siglo XIX (1812 y décadas posteriores, antes durante el reinado de Isabel II de España), el libreto ,muy bien construido en cuanto  la convencional pero plausible trama y excelente en los diálogos, se precipita sin embargo en un final folletinesco difícil de admitir en nuestros tiempos y en ese sentido esta estupenda zarzuela ha envejecido mal, pese a que resulte paradójico afirmar que el retrato psicológico y especialmente sociológico de los personajes, divididos entre aristocracia criolla, colonos españoles nativos cubanos de raza blanca, mestizos, mulatos y esclavos, resulte muy convincente. Musicalmente esta zarzuela presenta números excelentes y es muy bella y variada, y Roig, asigna temas, motivos y estilos musicales diversos a todas y cada uno de los personajes en función de su origen, etnia y posición social. La música recuerda a veces a Arrieta, Vives, Chapí, etc. cuando los criollos o españoles son protagonistas. Otras veces es marcadamente moderna, muy cubana, colorista y por tanto  cercana al mexicano Revueltas y otros compositores cubanos (Lecuona) e hispanoamericanos de primera mitad del siglo XX.

El elenco de cantantes cumplió de manera sobresaliente en líneas generales destacando las voces femeninas sobre los solistas masculinos. Muy bien la  excelente soprano Elaine Alvarez en el rol protagonista de Cecilia Valdes, luciendo un bello timbre, amplia tesitura, y potencia vocal, si bien algo encorsetada en lo interpretativo. Excelente Cristina Faus en el papel de Isabel Ilincheta, con un fraseo muy elegante y una interpretación sobresaliente el rol más agradecido entre el público, el de la aristócrata consciente de la injusticia e inmoralidad de  la esclavitud, del maltrato y la servidumbre de mestizos y esclavos. Bien, pero con reparos, Enrique Ferrer, en el papel de Leonardo, cantando con empaque, pasión y actuando muy notablemente, si bien en algunos momentos se le percibió un molesto vibrato en la voz. Respecto del barítono Eleomar Cuello en el papel de José Dolores, cantó  con potencia pero tosquedad, falta de matices y penetración psicológica en su por otra parte, ramplón personaje. A destacar en cambio los papeles » cubanos», las mulatas, la santera, los aristócratas criollos,  y los comprimarios, que estuvieron muy bien, todos muy acertadamente dirigidos en una atractiva puesta en escena, de Carlos Wagner estructurada con acierto y originalidad como si el espectador asistiera a la proyección de una película de cine mudo de los años veinte del pasado siglo.

Notable dirección musical de Olivier Díaz, muy fluida y brillante, obteniendo una excelente respuesta orquestal y sensacionales las percusiones y el impulso rítmico con el que fueron interpretadas para los números bailables de aire o “son” cubano y africano.

En definitiva, exitosa y sólida  producción de un título muy representativo de la “zarzuela cubana”, una comedia musical en realidad-casi ópera- de indudable interés, especialmente por la belleza de la música, los estupendos diálogos y el alejamiento de los tópicos, muy de agradecer, pese al folletinesco final. Dado el número ingente de zarzuelas hispanoamericanas, es de esperar que asistamos pronto a la programación de nuevos títulos cubanos o de otros países del continente hermano.

LUIS AGIUS

Quinteto D 667 «LA trucha»

Octeto D 803 en fa mayor para dos violines, viola, cello, contrabajo, fagot, clarinete y trompa

Elena Bashkirova, piano

Camerata de la Royal Concertgebouw Orchestra, Amsterdam

IBERMÚSICA Auditorio Nacional de Madrid. 5 de Febrero de 2020

Ciertamente no es habitual que en un ciclo sinfónico asistamos a una «schubertiade» es decir, a un concierto de repertorio camerístico, en concreto una  fiesta musical, integrada por la música de Franz Schubert, de una sublime belleza y con notables, expertos y solventes intérpretes. El término «schubertiade»  tan caro a los melómanos fue acuñado por los amigos y coetáneos del gran compositor austriaco y esos encuentros “músico-lúdicos” consistían en interminables veladas en las que se comía y bebía copiosamente, se cantaban lieder, y se escuchaban -y bailaban- piezas pianísticas del gran compositor. En algunos casos, también se escuchaban obras de cámara, aunque esto era más inhabitual. En la primera pieza del estupendo concierto que nos ofreció IBERMÚSICA el pasado 5 de febrero, escuchamos el célebre Quinteto en La Mayor «La trucha» denominado así porque su cuarto movimiento consiste en un tema con variaciones que el propio Schubert tomó de su lied » Die forelle«, en el que escuchamos una encantadora y saltarina melodía que evoca el nadar del pez en cuestión envuelto en un acompañamiento pianístico que recuerda la corriente de un río alpino austriaco.A partir de este material, Schubert compuso una obra de gran formato para una formación camerística infrecuente: piano  más cuarteto de cuerda pero sustituyendo un violín por la incorporación de un contrabajo, reforzando así los bajos de la obra y buscando mayor contraste tímbrico y amplitud de tesitura. La versión fue impecable, siguiendo la estupenda pianista Elena Bashkirova la estirpe de los grandes pianistas rusos del siglo XX (Richterk Gilels, Sofronitzki, Yudina y del siglo XXI, Leonskaja, Trifonov, Volodos) grandes intérpretes schubertianos y en particular en grabación o concierto de esta bellísima obra. A destacar el Andante, de hermoso fraseo y muy bien contrastado en su parte central, el extrovertido Scherzo, y el cuarto movimiento, Tema con variaciones, con sensacional actuación del primer violín, y de piano de Bashkirova. Magnífica interpretación, rigurosa, sólida y fiel al estilo en suma, como también lo fue la del monumental Octeto D 903, cuya»divina longitud” ha sido objeto de críticas y reservas por algunos musicólogos, que cometen  el error de no apreciar el amplio desarrollo y vuelo lírico de la música, primorosamente bien escrita para cada instrumento y con un tejido armónico, tímbrico y contrapuntístico irreprochable. A destacar el sublime Adagio, tocado con religiosidad y misticismo por los excelentes solistas de la Camerata de la RCO de Amsterdam, destacando primer violín  y clarinete, sensacionales. Gran y justificado éxito de esta primorosa soirée de música de cámara en torno al inmortal Franz Schubert, uno de los mejores compositores de todos los tiempos en este género.

LUIS AGIUS

Sonatas para violín y piano de op 30/3 (nº8), op 47 «Kreutzer»(nº 9) y op 96 (nº 10)

Leonidas Kavakos, violín

Enrico Pace, piano

Continúan los fastos del “año Beethoven” e IBERMÚSICA nos ha ofrecido un sensacional recital del formidable violinista griego Leonidas Kavakos, del que hace pocas fechas comentábamos en estas mismas páginas su admirable grabación del maravilloso Concierto para violín y orquesta op 61 de Beethoven, el único  que compuso el gran compositor alemán, obra majestuosa, llena de belleza y de una construcción musical antológica, además de contener una de las partes solistas para violín más exigentes  en lo técnico y hermosas en lo musical de la historia del repertorio para este instrumento.

En esta ocasión hemos podido escucharle las hermosísimas Sonatas para violín y piano números 8 (op 30/3) nº 9 op 47 “Kreutzer” ( la joya de la corona de esta colección de música de Beethoven destinada al violín y el piano ) y la deliciosa sonata nº 10 op 96 en sol mayor, una obra menos interpretada y plagada de bellezas. Kavakos lució un sonido bellísimo, un fraseo muy depurado, de corte muy clásico,  pero a la par, con una concepción muy moderna y rigurosa de las partituras de Beethoven en cuanto a ataques y acentos y con un  soberbio manejo del arco. Más que brillante, Kavakos, que dio muestras de su virtuosismo, fue enérgico y elocuente, profundizando  sensiblemente en los pentagramas beethovenianos.

Los tempi fueron magníficos muy fluidos y disfrutables. Sobresaliente y soberbia interpretación de la Sonata Kreutzer, muy matizada, en particular el segundo movimiento, tema con variaciones, tocado con preciosismo, sutileza y refinamiento, después de un imponente primer movimiento. El finale resultó especialmente vibrante.

En cuanto al acompañamiento al piano de Enrico Pace, fue, en líneas generales muy pulcro, sólido, convincente, elegante y con empaque, en perfecta sintonía con Kavakos. Evidentemente no alcanza el pianista italiano la altura del insigne violinista griego, pero su fraseo fue muy bello y su espectro dinámico muy amplio. Gran éxito en una velada donde escuchamos la  verdadera esencia de la música de Beethoven de la mano de un inmenso violinista y mejor músico.

LUIS AGIUS

© Rafa Martín / Ibermúsica

Bezhod Abduraimov, piano

Orquesta Filarmónica de San Petersburgo

Yuri Temirkanov, director

Obras de Beethoven, Brahms y Tchaikovsky

Auditorio Nacional Madrid, 21 y 23 Enero 2020

IBERMÚSICA

El pasado 30 de Noviembre de 2019 falleció repentinamente el gran director letón Mariss Jansons (1943-2019) una de las mejores batutas del mundo, que tenía previsto dirigir en Madrid dentro de la programación de IBERMÚSICA dos conciertos al frente de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera, orquesta de la que era titular, con la actuación del gran pianista Igor Levit.

Al cancelarse la gira de la ORSB, en su lugar IBERMÚSICA, en un loable esfuerzo, ha tenido que sustituir los conciertos previstos  de dicha orquesta con la presencia en Madrid de la histórica Orquesta Filarmónica de San Petersburgo dirigida por su titular, el veterano maestro Yuri Temirkanov, contando la actuación del joven y excelente pianista uzbeko de ascendente proyección internacional, Behzod Abduraimov, que se erigió en notable protagonista de los dos conciertos, tocando espléndidamente dos  magnas obras del gran repertorio, los conciertos para piano y orquesta nº 1 de Tchaikovsky y el nº 1 de Beethoven, los días 21 y 23 de Enero, respectivamente.

En efecto Abduraimov lució una portentosa técnica en Tchaikovsky, no exenta de elegancia, sensibilidad y refinamiento. En los pasajes de bravura estuvo extraordinario, especialmente en el primer movimiento y en el sensacional finale, tocado con gran fogosidad y brillantez. El Andante fue exquisito (aunque el tempo  escogido un poco rápido para lo acostumbrado).

© Rafa Martín / Ibermúsica

Su Beethoven fue equilibrado, limpio, sensible y enérgico, de gran plasticidad y lirismo en el Largo  y notable belleza e impulso rítmico en el Rondo final. En  el primero de los conciertos completaba el programa la magistral Cuarta Sinfonía de Brahms, obra capital de la Historia de la Música. La versión de Temirkanov fue muy irregular y algo decepcionante, de tempi muy rápidos, con momentos de innegable belleza (especialmente en el Andante) pero sin continuidad y con cierta falta de introspección. El tercer movimiento fue notable y el finale irregular, con buenos momentos y otros no bien resueltos por falta de hondura. El acompañamiento del Concierto para piano y orquesta de Tchaikovsky fue modélico e idiomático. En el segundo programa, con la formidable  Cuarta Sinfonía de Tchaikovsky, Temirkanov nos mostró su indudable maestría y obtuvo una excepcional respuesta orquestal de la Filarmónica de San Petersburgo. La versión fue sólida idiomática, dramática, refinada y brillante. Majestuoso el primer movimiento, muy dramático y bien diseñado. Precioso andante de bellísimo fraseo, aunque algo irregular en algunas frases. Inolvidable tercer movimiento, con el famosísimo pizzicato de las cuerdas (alternándose con la marcia del viento madera y metales) refinado, jovial, virtuosístico, colorista, puro Tchaikovsky. Maravilloso.

Brillantísimo final perfectamente planificado, contundente y elocuente, muy bien resuelto

La Filarmónica de San Petersburgo lució un sonido homogéneo y empastado, si bien con un timbre algo oscuro, y falta de precisión en algunos ataques, en momentos puntuales. Excelente en todas sus secciones, destacaron, viento- madera y metales.

En ambos conciertos pudimos escuchar como bises, sendas páginas de Elgar, Nimrod y Salut d´ amour, impecables, sutiles, bellísimas.

Mariss Jansons in memoriam

LUIS AGIUS

Concierto de Año Nuevo 2020

Orquesta Filarmónica de Viena

Andris Nelsons, director

SONY CLASSICAL (2 CD) 19439702362

Se cumplió una vez más la  inevitable, placentera y gloriosa tradición de  la celebración del Concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena, del 1 de Enero de 2020, el concierto más famoso del mundo, con la que esta histórica orquesta felicita el Nuevo Año a melómanos y no melómanos a ritmo de valses, polkas, marchas, galops, oberturas, etc en inolvidables melodías, que vienen de dorados y lujosos tiempos pretéritos, de la época del “Imperio tranquilo”, el Imperio de los Habsburgo. Esta vez el concierto fue dirigido por el maestro letón Andris Nelsons, director titular de la prestigiosa Orquesta del Gewandhaus de Leipzig y principal director de la Orquesta Sinfónica de Boston y una de las batutas más cotizadas de la actualidad, cuyo debut en este evento fue muy satisfactorio. Nelsons diseñó un programa muy hermoso e infrecuente  con numerosas obras nunca antes escogidas por otros directores e interpretadas en este concierto (la polka “Cupido” y el vals “Saludos de amor” de Josef Strauss, la “Gavotte” de Hellmesberger la polca “Flor de invierno” de Eduard Strauss o el sí tocado, pero muy raramente, “Dynamiden” un vals de Johann Strauss)
Asimismo escuchamos valses muy bellos y poco tocados como el “Abrazaos, millones” de Johann Strauss (un claro guiño a Schiller y a Beethoven, en el 250º aniversario de su nacimiento).Precisamente del maestro de Bonn se interpretaron algunas Contradanzas con una primorosa ejecución de Nelsons y la Filarmónica de Viena, algunas de las cuales fueron bailadas en la retransmisión televisiva, coreografiadas por José Carlos Martínez gran bailarín y coreógrafo español de prestigio internacional.

En definitiva, Nelsons dirigió, con su habitual estilo heterodoxo, pero con soltura, preciosismo, sutileza, bello fraseo y brillantez todo el concierto,si bien  estuvo mejor en las polcas, marchas, oberturas , etc que en los valses ( de bello fraseo, pero muy ”sinfónicos”, faltándole un manejo del rubato del vals vienés más flexible) sin que esto empañe en absoluto su excelente actuación.

La Filarmónica de Viena ofreció, como era de esperar y como siempre, una ejecución impecable , un sonido suntuoso y una gran brillantez, sin pomposidad innecesaria.

Cómo curiosidad se ejecutó un arreglo diferente de la popular “Marcha Radetzky” al que nos habíamos acostumbrado desde 1946, sin particulares ni sustanciales diferencias, y desde luego, inapreciables para el neófito. Sobresaliente grabación.

LUIS AGIUS