Quinteto D 667 «LA trucha»

Octeto D 803 en fa mayor para dos violines, viola, cello, contrabajo, fagot, clarinete y trompa

Elena Bashkirova, piano

Camerata de la Royal Concertgebouw Orchestra, Amsterdam

IBERMÚSICA Auditorio Nacional de Madrid. 5 de Febrero de 2020

Ciertamente no es habitual que en un ciclo sinfónico asistamos a una «schubertiade» es decir, a un concierto de repertorio camerístico, en concreto una  fiesta musical, integrada por la música de Franz Schubert, de una sublime belleza y con notables, expertos y solventes intérpretes. El término «schubertiade»  tan caro a los melómanos fue acuñado por los amigos y coetáneos del gran compositor austriaco y esos encuentros “músico-lúdicos” consistían en interminables veladas en las que se comía y bebía copiosamente, se cantaban lieder, y se escuchaban -y bailaban- piezas pianísticas del gran compositor. En algunos casos, también se escuchaban obras de cámara, aunque esto era más inhabitual. En la primera pieza del estupendo concierto que nos ofreció IBERMÚSICA el pasado 5 de febrero, escuchamos el célebre Quinteto en La Mayor «La trucha» denominado así porque su cuarto movimiento consiste en un tema con variaciones que el propio Schubert tomó de su lied » Die forelle«, en el que escuchamos una encantadora y saltarina melodía que evoca el nadar del pez en cuestión envuelto en un acompañamiento pianístico que recuerda la corriente de un río alpino austriaco.A partir de este material, Schubert compuso una obra de gran formato para una formación camerística infrecuente: piano  más cuarteto de cuerda pero sustituyendo un violín por la incorporación de un contrabajo, reforzando así los bajos de la obra y buscando mayor contraste tímbrico y amplitud de tesitura. La versión fue impecable, siguiendo la estupenda pianista Elena Bashkirova la estirpe de los grandes pianistas rusos del siglo XX (Richterk Gilels, Sofronitzki, Yudina y del siglo XXI, Leonskaja, Trifonov, Volodos) grandes intérpretes schubertianos y en particular en grabación o concierto de esta bellísima obra. A destacar el Andante, de hermoso fraseo y muy bien contrastado en su parte central, el extrovertido Scherzo, y el cuarto movimiento, Tema con variaciones, con sensacional actuación del primer violín, y de piano de Bashkirova. Magnífica interpretación, rigurosa, sólida y fiel al estilo en suma, como también lo fue la del monumental Octeto D 903, cuya»divina longitud” ha sido objeto de críticas y reservas por algunos musicólogos, que cometen  el error de no apreciar el amplio desarrollo y vuelo lírico de la música, primorosamente bien escrita para cada instrumento y con un tejido armónico, tímbrico y contrapuntístico irreprochable. A destacar el sublime Adagio, tocado con religiosidad y misticismo por los excelentes solistas de la Camerata de la RCO de Amsterdam, destacando primer violín  y clarinete, sensacionales. Gran y justificado éxito de esta primorosa soirée de música de cámara en torno al inmortal Franz Schubert, uno de los mejores compositores de todos los tiempos en este género.

LUIS AGIUS