IBERMUSICA_Evgeny Kissin
© Rafa Martín / Ibermúsica

Obras para piano de Beethoven:Variaciones Heroica, op 35 Sonatas num 8, 17, y 21 

Eugeni Kissin, piano

IBERMÚSICA.1 0 de Febrero de 2020. AUDITORIO NACIONAL

El gran pianista ruso Eugeni Kissin volvió a visitar Madrid de la mano de IBERMÚSICA para homenajear a Beethoven, en el marco de las celebraciones por el 250º aniversario de su nacimiento. Kissin compareció ante el público madrileño con un recital de páginas magistrales del sordo de Bonn, las inmortales Sonatas para piano nº 8 Patética, nº 17, La Tempestad y nº 21 Waldstein , además de las Variaciones Heroica op 35 (cuyo tema es el mismo que el del último movimiento de la Sinfonía nº  3 Heroica).

Kissin, sin ser un pianista “especializado” en Beethoven-ya que su pianismo y su portentosa técnica son más afines a Schumann, Liszt, Prokofiev o Scriabin -está siguiendo los pasos de los grandes pianistas rusos del pasado siglo XX que sí fueron grandes intérpretes de su música para piano, en particular, Sviatoslav Richter y Emil Gilels, y nos ofreció un recital en el que salvo en una de las Sonatas, acarició el olimpo beethoveniano con sus dedos. 
En efecto, así en la Sonata Patética, Kissin desplegó una sólida técnica y  acertó con un tempo  que propició una interpretación de gran impulso dramático y de gran fidelidad al estilo en el primer movimiento y en el Rondo final, ambos movimientos muy bien planificados, tocados y resueltos. 

Sin embargo, al movimiento lento de esta Sonata, el bellísimo Adagio cantábile le faltó lirismo y delicadeza, aunque no intención y flexibilidad en el fraseo, muy depurado. 

© Rafa Martín / Ibermúsica

Sensacionales las Variaciones Heroica op 35, muy enérgicas y soberbiamente acentuadas y delineadas con cincel sobre el teclado, prístinas y demoledoras en las nutridas cascadas de acordes, con un fraseo majestuoso y a la par introspectivo, y magnífico impulso épico. Kissin estuvo formidable, en la línea de colosos del teclado  y grandes expertos beethovenianos como los pianistas Arrau, Gilels, y Brendel o nuestro recordado Esteban Sánchez en esta página, algo árida para el intérprete por su extrema dificultad, y obra precursora en cierto sentido de las monumentales Variaciones Diabelli, las más ambiciosas y geniales de Beethoven.  

La Sonata nº 17 la Tempestad fue algo decepcionante en los dos movimientos iniciales. Al primero, muy elocuente y dramático la faltó sin embargo algo de claridad, respiración y prolongación de las pausas y silencios y la coda fue borrosa en los arpegios graves. El Adagio fue tocado con deliberada tosquedad en los trémolos graves de la mano izquierda y con un fraseo prosaico. 
El famosísimo Allegretto final, por contra, fue muy hermoso, muy bien delineado e “impresionista”- el náufrago que se agarra a la tabla en medio del tremendo oleaje- y muy contrastado, con un tempo giusto, perfecto,  muy disfrutable. 
Kissin tocó con solidez y poderío la Sonata Waldstein, con un imponente primer movimiento, formidable en todos los conceptos: brío, digitación, acentos, articulación, claridad, escaso uso del pedal, y contundente coda. Muy introspectivo el tenebroso Adagio y sensacional el Rondo final muy bello y de gran colorido y fluidez, con un justo uso del pedal sin emborronar jamás. El pianista ruso no ejecutó sin embargo los famosos glissandi de octavas que hemos visto a Pollini Barenboim o Levit o que ejecutaban Gilels o Rubinstein.

Espléndidos y numerosos bises, maravillosamente tocados, en particular, las Variaciones sobre el tema de la Marcha de las Ruinas de Atenas,  brillantísimas, puro, heroico y enérgico Beethoven.

LUIS AGIUS