cecilia valdes teatro de la zarzuela

«CECILIA VALDES» (1932)  música de Gonzalo Roig

Libreto Agustín Rodríguez y José Sánchez Arcilla , basado en la novela del misto título de Cirilo Villaverde

Estreno en  el Teatro Martí de La Habana en 1932 y reestrenada en versión revisada en 1961

Elenco:

  •  Elaine Alvarez (Cecilia Valdés), Enrique Ferrer (Leonardo), Cristina Faus (Isabel Ilincheta) etc
  • Directos de escena Carlos Wagner
  • Coreografía Nuria Castejón
  • Orquesta y Coro de la CAM
  • Director musical Olivier Díaz

TEATRO DE LA ZARZUELA. Función del 6 de Febrero. Madrid

Brillante e interesante producción, vistosa y colorista, tanto musical como escénicamente de la zarzuela cubana , comedia lírica «Cecilia Valdés» de Gonzalo Roig, auténtica síntesis de música cubana y española, ya que es deudora por un lado de la tradición española, del peso histórico y cultural de la metrópoli, como exponente singular y muy notable de los aires y ritmos populares cubanos o caribeños  ( el danzón cubano, etc) así como de la música popular criolla y de los implacables ritmos de los esclavos africanos que España y otras potencias coloniales llevaban a Cuba en el primer tercio del siglo XIX para la recolección de la caña de azúcar , el café, y otras materias primas.

cecilia valdes

Ambientada en la Cuba del siglo XIX (1812 y décadas posteriores, antes durante el reinado de Isabel II de España), el libreto ,muy bien construido en cuanto  la convencional pero plausible trama y excelente en los diálogos, se precipita sin embargo en un final folletinesco difícil de admitir en nuestros tiempos y en ese sentido esta estupenda zarzuela ha envejecido mal, pese a que resulte paradójico afirmar que el retrato psicológico y especialmente sociológico de los personajes, divididos entre aristocracia criolla, colonos españoles nativos cubanos de raza blanca, mestizos, mulatos y esclavos, resulte muy convincente. Musicalmente esta zarzuela presenta números excelentes y es muy bella y variada, y Roig, asigna temas, motivos y estilos musicales diversos a todas y cada uno de los personajes en función de su origen, etnia y posición social. La música recuerda a veces a Arrieta, Vives, Chapí, etc. cuando los criollos o españoles son protagonistas. Otras veces es marcadamente moderna, muy cubana, colorista y por tanto  cercana al mexicano Revueltas y otros compositores cubanos (Lecuona) e hispanoamericanos de primera mitad del siglo XX.

El elenco de cantantes cumplió de manera sobresaliente en líneas generales destacando las voces femeninas sobre los solistas masculinos. Muy bien la  excelente soprano Elaine Alvarez en el rol protagonista de Cecilia Valdes, luciendo un bello timbre, amplia tesitura, y potencia vocal, si bien algo encorsetada en lo interpretativo. Excelente Cristina Faus en el papel de Isabel Ilincheta, con un fraseo muy elegante y una interpretación sobresaliente el rol más agradecido entre el público, el de la aristócrata consciente de la injusticia e inmoralidad de  la esclavitud, del maltrato y la servidumbre de mestizos y esclavos. Bien, pero con reparos, Enrique Ferrer, en el papel de Leonardo, cantando con empaque, pasión y actuando muy notablemente, si bien en algunos momentos se le percibió un molesto vibrato en la voz. Respecto del barítono Eleomar Cuello en el papel de José Dolores, cantó  con potencia pero tosquedad, falta de matices y penetración psicológica en su por otra parte, ramplón personaje. A destacar en cambio los papeles » cubanos», las mulatas, la santera, los aristócratas criollos,  y los comprimarios, que estuvieron muy bien, todos muy acertadamente dirigidos en una atractiva puesta en escena, de Carlos Wagner estructurada con acierto y originalidad como si el espectador asistiera a la proyección de una película de cine mudo de los años veinte del pasado siglo.

Notable dirección musical de Olivier Díaz, muy fluida y brillante, obteniendo una excelente respuesta orquestal y sensacionales las percusiones y el impulso rítmico con el que fueron interpretadas para los números bailables de aire o “son” cubano y africano.

En definitiva, exitosa y sólida  producción de un título muy representativo de la “zarzuela cubana”, una comedia musical en realidad-casi ópera- de indudable interés, especialmente por la belleza de la música, los estupendos diálogos y el alejamiento de los tópicos, muy de agradecer, pese al folletinesco final. Dado el número ingente de zarzuelas hispanoamericanas, es de esperar que asistamos pronto a la programación de nuevos títulos cubanos o de otros países del continente hermano.

LUIS AGIUS