© Rafa Martín / Ibermúsica

Bezhod Abduraimov, piano

Orquesta Filarmónica de San Petersburgo

Yuri Temirkanov, director

Obras de Beethoven, Brahms y Tchaikovsky

Auditorio Nacional Madrid, 21 y 23 Enero 2020

IBERMÚSICA

El pasado 30 de Noviembre de 2019 falleció repentinamente el gran director letón Mariss Jansons (1943-2019) una de las mejores batutas del mundo, que tenía previsto dirigir en Madrid dentro de la programación de IBERMÚSICA dos conciertos al frente de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera, orquesta de la que era titular, con la actuación del gran pianista Igor Levit.

Al cancelarse la gira de la ORSB, en su lugar IBERMÚSICA, en un loable esfuerzo, ha tenido que sustituir los conciertos previstos  de dicha orquesta con la presencia en Madrid de la histórica Orquesta Filarmónica de San Petersburgo dirigida por su titular, el veterano maestro Yuri Temirkanov, contando la actuación del joven y excelente pianista uzbeko de ascendente proyección internacional, Behzod Abduraimov, que se erigió en notable protagonista de los dos conciertos, tocando espléndidamente dos  magnas obras del gran repertorio, los conciertos para piano y orquesta nº 1 de Tchaikovsky y el nº 1 de Beethoven, los días 21 y 23 de Enero, respectivamente.

En efecto Abduraimov lució una portentosa técnica en Tchaikovsky, no exenta de elegancia, sensibilidad y refinamiento. En los pasajes de bravura estuvo extraordinario, especialmente en el primer movimiento y en el sensacional finale, tocado con gran fogosidad y brillantez. El Andante fue exquisito (aunque el tempo  escogido un poco rápido para lo acostumbrado).

© Rafa Martín / Ibermúsica

Su Beethoven fue equilibrado, limpio, sensible y enérgico, de gran plasticidad y lirismo en el Largo  y notable belleza e impulso rítmico en el Rondo final. En  el primero de los conciertos completaba el programa la magistral Cuarta Sinfonía de Brahms, obra capital de la Historia de la Música. La versión de Temirkanov fue muy irregular y algo decepcionante, de tempi muy rápidos, con momentos de innegable belleza (especialmente en el Andante) pero sin continuidad y con cierta falta de introspección. El tercer movimiento fue notable y el finale irregular, con buenos momentos y otros no bien resueltos por falta de hondura. El acompañamiento del Concierto para piano y orquesta de Tchaikovsky fue modélico e idiomático. En el segundo programa, con la formidable  Cuarta Sinfonía de Tchaikovsky, Temirkanov nos mostró su indudable maestría y obtuvo una excepcional respuesta orquestal de la Filarmónica de San Petersburgo. La versión fue sólida idiomática, dramática, refinada y brillante. Majestuoso el primer movimiento, muy dramático y bien diseñado. Precioso andante de bellísimo fraseo, aunque algo irregular en algunas frases. Inolvidable tercer movimiento, con el famosísimo pizzicato de las cuerdas (alternándose con la marcia del viento madera y metales) refinado, jovial, virtuosístico, colorista, puro Tchaikovsky. Maravilloso.

Brillantísimo final perfectamente planificado, contundente y elocuente, muy bien resuelto

La Filarmónica de San Petersburgo lució un sonido homogéneo y empastado, si bien con un timbre algo oscuro, y falta de precisión en algunos ataques, en momentos puntuales. Excelente en todas sus secciones, destacaron, viento- madera y metales.

En ambos conciertos pudimos escuchar como bises, sendas páginas de Elgar, Nimrod y Salut d´ amour, impecables, sutiles, bellísimas.

Mariss Jansons in memoriam

LUIS AGIUS