G.F.Haendel: “The Messiah”,  HWV 56, oratorio 
Solistas

Keri Fuge, soprano  

Hilarry Summers, contralto

Nick Pritchard, tenorEdward Grint , bajo
The King ´s Consort (coro y orquesta)
Robert King  director

IBERMÚSICA. Auditorio Nacional.Madrid.17 de Diciembre de 2019.

Refinamiento, espiritualidad, sensibilidad, introspección y brillantez.
Esta versión en concierto del maravilloso “Mesías” de  Georg Friedrich Haendel (1685-1759) lo tuvo todo, en gran medida gracias al inconmensurable talento y musicalidad de Robert King, uno de los mejores directores de música barroca de la actualidad y gran autoridad en la interpretación de Haendel. Hace años pudimos escucharle en Madrid una antológica interpretación al frente del mismo conjunto, “King ´s Consort” de la Water Music y de la Música para los Reales FuegosArtificiales del gran  compositor alemán, afincado en Inglaterra.
En esta ocasión y como ya viene siendo tradicional en los últimos años, escuchamos gracias a Ibermúsica en su concierto extraordinario de Navidad, un “Messiah” de corte camerístico-lejos de la tradición decimonónica de interpretarlo con un coro y una orquesta masivos- con un conjunto-consort– de instrumentos de época, reducido pero transparente, de una impecable afinación y una musicalidad extrema.El bajo continuo formado por un clave, violonchelo, fagot, y órgano estuvo sensacional, y la cuerda espléndida.
En cuanto a los solistas destacaron las voces femeninas: la excelente soprano Keri Fuge, de bello timbre, gran volumen, facilidad en el agudo y delicado fraseo y la imponente contralto en presencia y voz   Hilary Summers, de registro medio-grave oscuro ,formidable, lleno de armónicos y muy ajustada al estilo, cantando con detallismo y recogimiento sus recitativos y arias.
Correctos tenor y bajo.

Formidable el coro de 18 voces, modélico tanto en su dicción, como en empaste, ataques y prestación dinámica.
Y por supuesto, el torrente de suprema belleza del Messiah, fue debidamente encauzado por la magistral batuta de Robert King, que impuso un fraseo variado, contrastado, a la par delicado y enérgico, cuidando con mimo  los recitativos y los accompagnatos,   logrando siempre   un admirable y prístino acompañamiento instrumental en las bellísimas arias. Los números corales fueron impecables, idiomáticos, emotivos, dramáticos. En definitiva , una velada musical esplendorosa donde lo espiritual y lo artístico estuvieron absolutamente fusionados. Y por cierto, el celebérrimo Alelullah! fue interpretado con un colorido, una elegancia y una brillantez apoteósica, al igual que el bellísimo “Amen” fugato broche final de este oratorio, obra capital de la historia de la Música y del Arte. Inolvidable.

LUIS AGIUS