Martha Argerich, piano

Mate Bekavac, clarinete

Kremerata Báltica

Ciclo grandes intérpretes Scherzo

Auditorio Nacional, Madrid, 26 de Noviembre.

Martha Argerich es una leyenda viva del piano.Pertenece a la “cosecha del 42”, de la que disfrutamos de  otros pianistas tan formidables como ella, que también han alcanzado el “Olimpo de la Música”, Maurizio Pollini y Daniel Barenboim.El virtuosismo, la técnica portentosa, la “bravura”, el fuego  y el apasionamiento de sus interpretaciones, unido a una gran elegancia, una sutil sensibilidad y un bellísimo sonido, quedaron patentes en el interesante y peculiar concierto del Ciclo de Grandes Intérpretes de Scherzo, pues Argerich, actuó únicamente en la segunda parte del mismo. En la primera parte, la orquesta de cuerdas “Kremerata Báltica” – fundada por el famoso violinista, también de larga carrera Gidon Kreme-interpretó un arreglo del propio Kremer de la Cachona de la partita nº 2 de Bach, muy respetuoso con el original – y que partía de la transcripción para piano de Busoni y una magnífica Sinfonía de cámara nº 4 op 153 del gran compositor ruso (de origen judío-polaco) Mieczyslaw Weinberg, para cuerdas y clarinete”obligatto” con una notable actuación del clarinetista esloveno Mate Bekavac, de sonido redondo, penetrante y gran virtuosismo. Sin embargo, fue la aparición de Argerich en la segunda parte lo que nos transportó de un buen concierto, al parnaso de la música. Argerich tocó primorosamente la Partita nº 2 de Bach (que ya le habíamos escuchado hace unos años en Madrid), un privilegio, pues de todos  los melómanos es sabido que la gran Martha desde hace mucho tiempo no ofrece recitales de piano en solitario, sino conciertos con orquesta o recitales de cámara. Doppo Bach, vino Liszt, en una admirable arreglo para cuerdas (y triángulo) de Gilles Coillard del exigente y bello Concierto para piano nº 1  de Liszt, del que Argerich ha sido intérprete consumada a lo largo de toda su carrera. Su versión fue fogosa, y a la par delicada, modélica, puro Liszt con lucimiento técnico volcado en la sensible expresión romántica. Los bises, en la apoteosis que siguió de ovaciones continuadas, fueron de ensueño: una extraordinaria Gavotta de la Suite Inglesa nº3 de Bach y una formidable, vertiginosa  y exquisita Sonata K 141 en re menor, “Toccata” de Domenico Scarlatti. Escuchar para creer, ver para disfrutar de esta leyenda viva del teclado. Esperamos con ansiedad de nuevo su retorno.

LUIS AGIUS

Chopin: Etudes, op 25

Albéniz: Cuaderno nº 3 de “Iberia”

Stravinsky: Tres movimientos de “Petrouchka

Beatrice Rana, piano

Ciclo Grandes Intérpretes de Scherzo

Auditorio Nacional de Madrid, 12 de Noviembre  de 2019

La joven y gran pianista italiana Beatrice Rana nos cautivó con una sensacional actuación dentro del Ciclo de Grandes Intérpretes de Scherzo enfrentándose a páginas para piano de extrema dificultad técnica y estilística y que requieren extraer del piano un extraordinario colorido, además de ser transmitidas al oyente con notables dosis de  elocuencia, solidez y sensibilidad.

Todo esto lo logró Beatrice Rana con asombrosa naturalidad y facilidad, con una ejecución limpia e impecable, de tempi mesurados en Chopin donde otros virtuosos logran una interpretación quizá más brillante, y arrolladora de sus Estudios op 25 pero sin que los resultados sean necesariamente más convincentes, ya que la joven pianista italiana, derrochó sensibilidad, buen gusto, elegancia y pasión, todos ellos rasgos típicamente chopinianos.

Asimismo, en los Tres movimientos de Petrouchka de Stravinsky, Rana estuvo soberbia, realmente apabullante tocando con brío, impulso rítmico y un colorido sensacional que nos hizo olvidar completamente la versión orquestal  y nos hizo recordar la versión que hace muchos años ofreció de estas piezas otro formidable pianista italiano, el gran y ya legendario Maurizio Pollini.

Y en lo que respecta a Albéniz, compositor con el que abrió la memorable segunda parte del recital, la italiana ofreció una lectura del Tercer Cuaderno de Iberia  muy idiomática con un Polo para el recuerdo, soberbiamente acentuado, al igual que el Albaicín, de un estilo impresionista espléndido y un contundente y resuelto Lavapiés.Esta última pieza es un  auténtico tour de force técnico que Beatrice superó con gran bravura y noble expresividad.

En definitiva colosal concierto y colosal pianista. Y la mejor noticia para los melómanos, aunque no sea muy galante divulgarlo: Beatrice Rana solo tiene 27 años. Brava, Beatrice!!

LUIS AGIUS

ibermusica_concierto

Auditorio Nacional, 7 de Noviembre de 2019

TCHAIKOVSKY  Romeo y Julieta (Obertura-Fantasía)

RACHMANINOV Concierto para piano nº 2 en Do menor op 18  

TCHAIKOVSKY Sinfonia nº 5  en mi menor op 64 

Solista Ivan Bessonov, piano 

Orquesta Filarmónica Nacional de Rusia

Vladimir Spivakov, director

Precioso concierto con obras maestras e inmortales del gran repertorio el que tuvimos ocasión de escuchar dentro de la programación de IBERMÚSICA de la mano de Orquesta Filarmónica Nacional de Rusia, dirigida por el antaño prestigioso violinista Vladimir Spivakov, que en los años 80 y 90 deslumbró a todos los públicos de los cinco continentes por su asombroso virtuosismo, heredero de una legendaria estirpe de violinistas rusos, como Oistrakh, Kogan, etc. En esta ocasión nos deleitó en su faceta de director,  con excelentes versiones de Romeo y Julieta y de la formidable Sinfonía nº 5 de Tchaikovsky, el más grande compositor ruso de todos los tiempos, Stravinky “dixit” afirmación sobre la que a estas alturas ya no hay ninguna discusión-toda  aquella serie de críticos “snobs” del pasado siglo XX falsamente vanguardistas que tachaban al gran compositor ruso de sentimentaloide o de efectista, han desaparecido afortunadamente- por la soberbia belleza de sus melodías, su incontestable maestría compositiva, su maravilloso uso del color orquestal, su profundo conocimiento de la escritura para todos los instrumentos, su inmensa cultura personal y su refinada sensibilidad.Todo ello se puso de manifiesto especialmente en una antológica versión del sublime Andante de la Quinta Sinfonía, muy matizado y de bellísimo fraseo. El primer movimiento, muy dramático y apasionado estuvo muy bien tocado por la Nacional Rusa, una orquesta de un sonido ruso inconfundible, muy brillante y redondo en metales y viento madera y con una cuerda  de calidad aunque un poco agreste en el empaste, no tan sedosa como la de la Filarmónica de San Petersburgo, la mejor orquesta rusa en todos los aspectos. Al imponente Finale, muy bien ejecutado, le faltó algo de más de brillantez y riesgo  en el tempo (Spivakov es un director de tempi más bien pausados) aunque estuvo coronado por una coda ejemplar.

En Rachmáninov hizo su presentación el jovencísimo pianista ruso Iván Bessonov (17 años), que nos ofreció una hermosa, apasionada y vibrante pero sin sentimentalismos, -algo de lo que también se acusó a Sergéi Rachmaninov, el heredero directo de Tchaikovsky y dignísimo continuador de su legado, formidable virtuoso del piano, extraordinario director de orquesta como su antecesor y magnífico compositor- versión de uno de los más maravillosos conciertos para piano del repertorio, el inmortal Concierto para piano nº 2 op 18 de 1901,con el que Rachmaninov superó una profundo crisis depresiva y comenzó una larguísima carrera plagada de triunfos. El acompañamiento orquestal fue modélico y Bessonov fue de menos a más , con un hermosísimo segundo movimiento, espléndidamente tocado, lleno de delicadeza, introspección , sensibilidad y un brillantísimo, épico y lírico a la vez tercer movimiento, con una coda espectacular.

El concierto, tras la magnífica Quinta Sinfonía  de Tchakoisky, continuó con explosivos bises “ á la russe” (“Trepak” de Casacanueces op 71 de Tchaikovsky y una danza armenia de Khatchaturian) que  pusieron una apasionada guinda del alma rusa en nuestro oídos y en nuestro corazón.

LUIS AGIUS

Recital de Piano

KHATIA BUNIATISHVILI ,piano

Sonatas para piano de  Beethoven: La Tempestad,  op 31, 2,Claro de Luna op 27, 2, Patética, op 13, Appassionata, op 57

Ciclo de Grandes Intérpretes de Scherzo

Auditorio Nacional, 29 de Octubre de 2019

La excepcional pianista georgiana Khatia Buniatishvili, una de las intérpretes más admirables y admiradas  y con mayor proyección en el panorama internacional y, por su juventud, depositaria de grandes esperanzas entre los melómanos, ofreció el pasado martes 29 de Octubre, dentro del Ciclo de Grandes Intérpretes de la revista Scherzo un recital dedicado íntegramente a célebres e inmortales Sonatas para piano de Beethoven, sobradamente conocidas de todos y que no necesitan ni de glosa ni de presentación, archigrabadas y tocadas desde el siglo XIX y el XX por profesionales y amateurs y todos los grandes pianistas de la Historia. Khatia lució su portentosa técnica, su maravillosa digitación, su cuidado y elegante fraseo, si bien estuvo quizá demasiado arrolladora, aportando una visión muy bella, pero muy romántica de esta obras, construyendo una  interpretación muy vistosa y ciertamente atractiva, pero “a lo Liszt”. Los abruptos contrastes dinámicos eran un tanto forzados, más propios de un ejecución de la segunda mitad del siglo XIX o de la primera del XX, que de la segunda mitad del siglo XX o lo que llevamos del siglo XXI, en cuanto al rigor y al componente clásico, pero heróico de estas obras, que son dramáticas, titánicas, pero no románticas en el sentido “listziano”, “chopiniano” o “schumaniano” del término y además le faltó a la gran pianista cierta capacidad de introspección. El fraseo en los movimientos lentos, estuvo sin embargo muy cuidado, fue muy expresivo y elocuente, mientras que en algunos movimientos rápidos, especialmente en una Sonata Appassionatta demasiado fuera de control, cuyas codas de los movimientos extremos quedaron un tanto borrosas y confusas, fueron extremos y un tanto desequilibrados. Cabe destacar que Buniatishvili no realizó ninguna repetición de las exposiciones de los movimientos iniciales como mandan los cánones de la forma sonata, hizo un uso amplio del pedal, y acentuó soberbiamente. La Sonata mejor resuelta  en cuanto a interpretación fue la Patética, que hizo honor a su nombre y fue la más dramática, clasicista y equilibrada. El Allegretto de la Tempestad fue magnífico con un fraseo delicado, pero urgente, y arranques tormentosos excelentes y el Presto Agitato de la Claro de Luna muy virtuosístico, y arrollador, pero sobrio, nunca de cara a la galería. La Appasionata, bien ejecutada,  fue empero excesivamente volcánica, con un Allegretto muy bello , lleno de detalles, pero sin hacernos olvidar en su conjunto a Sviatoslav Richter, Emil Gilels, Maurizio Pollini, poderosos virtuosos, pero más ortodoxos e introspectivos o el mismísimo Arthur Rubinstein, experto chopiniano, pero que tocaba espléndidamente esta Sonata, con un fraseo y un arrojo excepcionales. Khatia Buniatishvili demostró, sin duda, que es una grandísima pianista, pero también dejó patente que Beethoven no es el repertorio más adecuado a su pianismo , de altísimo voltaje romántico (Liszt, Rachmaninov).

LUIS AGIUS


Obras de Debussy, Rachmaninov y Mahler

Daniil Trifonov, piano

Orquesta del Teatro Mariinsky

Valery Gergiev, director

Auditorio Nacional Madrid, 14/III/2019. LA FILARMONICA

Concierto a todo lujo al que tuvimos ocasión de asistir en el Auditorio Nacional, con la presencia del  formidable pianista ruso Daniil Trifonov, una de las más relevantes estrellas del panorama internacional, sin duda con toda justicia. Nos asombró su virtuosismo interpretando el bello Primer Concierto para piano y orquesta de Rachmaninov, (en la estela de Chopin y Liszt) que seguramente grabará junto al Tercero próximamente, pero no solo por el despliegue de su portentosa técnica, que hace que cualquier partitura por difícil que sea, resulte sencilla, sino por la sensibilidad, hondura, y trascendencia de las que dota a sus interpretaciones. Su elegancia y humildad ante el teclado y respecto al director y la orquesta, nos dicen mucho acerca de su personalidad, lo cual unido a su juventud hace que su proyección podamos afirmar que no tiene techo. Apabullante. Magnífico acompañamiento orquestal en Rachmaninov de la Orquesta del Teatro Mariinsky de San Petersburgo, con el gran director Valery Gergiev el “zar” ruso de la batuta, actualmente titular de la prestigiosa Filarmónica de Munich y uno de los mejores del mundo. En la soberbia Quinta Sinfonía de Mahler, si bien hemos escuchado en el Auditorio versiones más redondas, Gergiev nos ofreció una lectura sólida, detallista, cuidadosa, muy bien planificada y matizada, y en momentos intensa, de tan excelsa obra, una de las mayores Sinfonías del repertorio y de la historia, y no solo por su inmortal “Adagietto” sino por su espléndida construcción, donde el espíritu mahleriano se hace más patente. La orquesta brilló en Rachmaninov y puntualmente en Mahler, aunque por su sonido y color, podemos afirmar que se trató de un Mahler “a la rusa”, que nos hizo añorar la audición de una sinfonía de Tchaikovsky o Shostakovich, quizá más apropiada a su repertorio y que hubiera supuesto probablemente un colofón apoteósico. En todo caso, enhorabuena a la Filarmónica  por traernos tan excelentes intérpretes a Madrid.

LUIS AGIUS

Auditorio Nacional, 1 de Febrero de 2019

Gustav Mahler: Sinfonia no 6 «Trágica”

Orquesta Nacional de España

David Afkham, Director

La Orquesta Nacional de España , con su director titular al frente, David Afkham nos ofreció una magnífica interpretación de la Sexta Sinfonía en la menor “Trágica”· de Mahler, una de la sinfonías más complejas del genial compositor y en la que éste hace gala de un prodigioso alarde de instrumentación, dentro de una construcción sinfónica sólida, convincente y absolutamente abrumadora en lo sonoro,-requiriendo de la orquesta tanto un espectro dinámico amplísimo, como un gran refinamiento tímbrico- constituyendo esta Sexta Sinfonía el retrato más acabado y perfecto del fin de toda una época y de un estilo estético.En efecto , la sabia batuta de Afkham, un director todavía joven , más aún si consideramos lo dilatado de la carrera de un director de orquesta-que además es el músico que más tiempo tarda en “madurar-” puso de manifiesto la verdad mahleriana: la vida es como una sinfonía, una sinfonía debe ser como la vida. Asi , en un implacable y soberbio primer movimiento, lleno de drama y pathos, también lo lírico alcanzó cimas muy elevadas.De igual modo, asistimos a bellísimo y sublime Andante, un arrollador Scherzo y un trascendental Finale.La respuesta orquestal de la ONE fue extraordinaria, fruto no solo de los muchos ensayos sino de la entrega y de la convicción de los profesores de la ONE de que se encuentran bajo la dirección de uno de los directores de más talento y proyección del actual panorama internacional. Afkham se supero a sí mismo en otras versiones de Mahler que le hemos escuchando, logrando un perfecto equilibrio entre razón y emoción, muy de agradecer en la música de Mahler , que a veces o bien se nos ofrece en gélidas interpretaciones o bien en versiones vulgares y monótonas que nada aportan a la gran tradición y al formidable valor estético que estas magnas sinfonías mahlerianas atesoran.El mejor concierto de esta temporada hasta el momento sin lugar a dudas.

LUIS AGIUS

Henri Dutilleux: “Tout un monde  lointain” (para violonchelo y orquesta)

Gautier Capouçon, violonchelo

Franz Joseph Haydn: “Missa in Angustiis” (Misa de Nelson)” Hob XXII;11 para solistas, coro y orquesta

Christina Gansch, soprano,  Sophie Harmsen, mezzosoprano,,Robin Tritschler, tenor, Ludwig Mittelhammer, barítono

Coro Nacional de España

Orquesta Nacional de España.

David Afkham, director

★★★★

Imaginativo e interesantísimo programa el que tuvimos la ocasión de escuchar el pasado 26 de Enero dentro de la programación regular de la OCNE, de la mano de su magnífico director titular David Afkham y en el que contamos con un solista de auténtico lujo, el afamado violonchelista francés Gautier Capouçon, uno de los más reputados de la actualidad, especialmente en el repertorio romántico y moderno.En efecto, tuvimos ocasión de disfrutar de la extraordinario música de dos compositores distintos y distantes en el tiempo, estilo y forma, pero a los que une en común la magnífica factura de su música, el dominio del oficio de compositor y el servicio a los ideales más nobles: Henri Dutilleux, uno de los más importantes compositores franceses del pasado siglo (1916-2013) y Franz Joseph Haydn (1732-1809) uno de los más grandes compositores del Clasicismo.

Los intérpretes estuvieron a la altura de las espléndidas obras que integraban el programa: en Dutilleux, “Tout un monde lointain –basado en Baudelaire, un auténtico concierto para violonchelo “encubierto”, en cinco movimientos-Capoucón y Afkham actuaron en gran sintonía, con gran impulso rítmico, refinamiento y atención a la letra y al espíritu de la página, desplegando el solista francés un sobrio y elegante virtuosismo.En la maravillosa “Misa de Nelson” –una de las mejores de Haydn, quizá  la más contundente y hermosa-brilló sobremanera en un soberbio “Kyrie” la excelente soprano Christina Gansch, de bello timbre, gran volumen y probada musicalidad, así como el Coro Nacional y la orquesta con metales y timbales “ de época”. La dirección de Afhkam fue vibrante, intensa, rigurosa, de gran calado dramático, nunca ampulosa buscando siempre -y logrando- un Haydn absolutamente clásico y equilibrado pero sin renunciar a la emoción. Magnífico concierto.

LUIS AGIUS

Orquesta Filarmónica de la Scala de Milán

Riccardo Chailly, director

Obras de Bartok, Moussorgsky/ Ravel y Mahler

Auditorio Nacional Madrid, . 23 y 24 Enero 2019 IBERMUSICA

La gran orquesta, de tradición operística, la mítica Orquesta alla Scala de Milán, denominada cuando da conciertos sinfónicos “Filarmónica della Scala”, titular del  teatro de Opera más famoso e importante del mundo, la gloriosa “Scala de Milán” , (junto a la Opera de Viena y el Metropolitan de Nueva York), visitó Madrid de la mano de Ibermúsica , con su director titular al frente, el gran maestro italiano Riccardo Chailly, experto y formidable director de repertorio sinfónico como  lo demostró con creces en las dos veladas, con obras fundamentales y sobradamente conocidas de los melómanos, el Concierto para orquesta de Bela Bartok (1943) , los Cuadros para un Exposición de Moussorgsky, en orquestación de Ravel y la Sinfonía nº 6 , en la menor “Trágica” de Mahler.Ambos conciertos fueron magníficos por todos los conceptos.La Filarmónica della Scalla demostró su altísimo nivel en un repertorio que en principio no es el suyo, pues básicamente es una orquesta de ópera, que interpreta todo repertorio dramático-musical, pero no el sinfónico.Al parecer Chailly quiere que esta explosiva orquesta, llena de oficio,  temperamento dramático, brillantez, color, magnífico empaste y con un metal y percusión formidables, se interne por el repertorio romántico del siglo XIX y el moderno de comienzos del siglo XX y , a tenor de lo escuchado en Madrid, los logros y los resultados serán sobresalientes.Bartok, lo más moderno, estuvo muy bien tocado y matizado, con refinamiento tímbrico y buen sentido rítmico.Los Cuadros de Moussorgsky fueron muy coloristas y tocados con gran efusividad y contrastes y Mahler, en su Sexta Sinfonía, una obra densa, compleja, llena de abismo y cimas., claroscuros, tormentas y pasiones fue recreada al mejor nivel de las orquestas centroeuropeas (Filarmónicas de Viena o de  Berlín, imbatibles en este repertorio) de manera sólida, contundente, lírica y épica. Chailly acertó en todo: tempi, fraseo, matices, estuvo elegante, refinado y colosal.El primer día , la orquesta nos deleitó con un bis que sí forma parte de su repertorio habitual , una obertura rossiniana “Semiramide” que sonó fresca, vibrante y muy italiana , pero sin ápice de vulgaridad. Solo resta decir, ¡BRAVO!

 

Ibermúsica celebró la navidad musicalmente ofreciéndonos, como es preceptivo y muy de agradecer, una espléndida interpretación  del “Mesías” de Haendel, el oratorio posiblemente más famoso que vieron los siglos, en un magnífico concierto donde brilló sobremanera el coro Capella Ámsterdam , la orquesta de instrumentos de época, “Orquesta del siglo XVIII” y la sensacional batuta de Daniel Reuss, auténtico especialista en este género y estilo.En efecto, con una plantilla de moderadas dimensiones (coro de 24 voces, 6 por cuerda) y una orquesta con un nutrido bajo continuo (órgano positivo, clave, un contrabajo y dos chelos) y una plantilla reducida a la habitual en una orquesta de cámara (alrededor de 20-30 instrumentos: cuerda, dos oboes, dos trompetas y timbales) la parte orquestal sonó transparente y refinada, con bellísimos adornos y matices, y con una amplísima dinámica.Daniel Reuss dirigió con maestría, gracias a un fraseo natural, elegante pero intenso, dotando en su caso de dramatismo a la música, y muy atento y cuidadoso a recitativos y transiciones y con una primorosa dirección coral.El coro, por su parte, estuvo soberbio, empastado, en su justa expresión, siempre matizando admirablemente y con un gran colorido y empaque (formidables los bellísimos fragmentos corales de la primera parte y el archiconocido “Alellujah”). Los solistas por contra, estuvieron desiguales-algo mejor el bajo- cumpliendo el resto aseadamente, si bien muy por debajo de la orquesta, coro  y director, de gran nivel.

 

Luis Agius

G.F.Haendel: “The Messiah”, oratorio en tres partes

Capella Ámsterdam (Coro)
Orquesta del Siglo XVIII
Solistas
Daniel Reuss, director

Auditorio Nacional Madrid, 12/XII/2018.IBERMUSICA

Ibermúsica celebró la navidad musicalmente ofreciéndonos, como es preceptivo y muy de agradecer, una espléndida interpretación del “Mesías” de Haendel, el oratorio posiblemente más famoso que vieron los siglos, en un magnífico concierto donde brilló sobremanera el coro Capella Ámsterdam , la orquesta de instrumentos de época , “Orquesta del siglo XVIII” y la sensacional batuta de Daniel Reuss, auténtico especialista en este género y estilo.En efecto, con una plantilla de moderadas dimensiones (coro de 24 voces, 6 por cuerda) y una orquesta con un nutrido bajo continuo (órgano positivo, clave, un contrabajo y dos chelos) y una plantilla reducida a la habitual en una orquesta de cámara (alrededor de 20-30 instrumentos: cuerda, dos oboes, dos trompetas y timbales) la parte orquestal sonó transparente y refinada, con bellísimos adornos y matices, y con una amplísima dinámica.Daniel Reuss dirigió con maestría, gracias a un fraseo natural, elegante pero intenso , dotando en su caso de dramatismo a la música, y muy atento y cuidadoso a recitativos y transiciones.y con una primorosa dirección coral.El coro , por su parte, estuvo soberbio, empastado, en su justa expresión, siempre matizando admirablemente y con un gran colorido y empaque (formidables los bellísimos fragmentos corales de la primera parte y el archiconocido “Alellujah”)Los solistas por contra, estuvieron desiguales-algo mejor el bajo- cumpliendo el resto aseadamente, si bien muy por debajo de la orquesta ,coro y director ,de gran nivel.

LUIS AGIUS

Gustav Mahler: Des Knaben Wunderhorn

Sinfonía nº 4 en Sol mayor

 

Anna Lucia Richter, soprano

Florian Boesch, barítono

Musica Aeterna (Orquesta de la Opera de Perm)

 

Teodor CURRENTZIS, director.

Ibermusica, Auditorio nacional , 28 de Noviembre

En ciertas y contadas ocasiones tenemos la inmensa fortuna de asistir a conciertos que nos transportan literalmente a lo mejor del universo estético y musical de un compositor, de una manera rigurosa, natural,  elegante, apasionada, emocionante e inolvidable.En el concierto de la orquesta Musica Aeterna (Opera de Perm) dirigida por el gran director de orquesta griego Teodor Currentzis, dentro de la temporada de Ibermúsica, se obró el milagro: la bellísima música de Mahler se adueñó de nuestra alma y de nuestros sentidos, y sencillamente nos dejó desarmados, gracias a unos cantantes solistas excelentes, una orquesta espléndida, que toca como un solo hombre con una perfección inusitada  en los ataques , un bellísimo sonido y una pasión prácticamente desconocida en estos tiempos y sobre todo gracias a un formidable músico, que ejerce el papel de director de orquesta, pero que en realidad es un mago, un demiurgo, un descubridor: Teodor Currentzis. Este sin igual directores, capaz de obtener la mejor respuesta orquestal posible, y que nos ha deslumbrado con sus grabaciones de Mozart o Chaikovsky al frente de esta orquesta, es un músico versátil, creativo y extraordinario que marca el ritmo y acentúa  y matiza espléndidamente y que trabaja hasta la extenuación la partitura , pero sin duda , más allá de las notas.Los acompañamientos orquestales a los cantantes en el ciclo de “Lieder” (canciones) “Des Knaben Wunderhorn” (El muchacho de la trompa mágica”,) la estupenda soprano Anna Lucia Richter (de bellísimo timbre y excelsa musicalidad) y al barítono Florian Boesch (muy dramático , sólido y convincente) fueron deliciosos, puro Mahler, livianos, delicados, trágicos, depurados hasta lo imposible, plenos de encanto.Todo el universo mahleriano quedó plasmado con gracilidad, elegancia y tragedia de forma sinceramente teatral.Inolvidable.

La Cuarta Sinfonía del genial compositor austriaco fue sencillamente prodigiosa, con los violines tocando de pie, como en los tiempos de Mahler, probablemente el mejor director de orquesta de la historia.Sensacional construcción y fraseo en el primer movimiento, monumental movimiento lento, el hermosísimo Ruhevoll, y maravilloso el cuarto movimiento con la soprano Richter, que cantó admirablemente arropada por Currentzis y la orquesta, con una sensibilidad incomparable
En definitiva, concierto apoteósico coronado con un bis espectacular de ritmo implacable de un desconocido compositor serbio, en el que orquesta y director mostraron su virtuosismo.Vino la justa explosión de admiración y júbilo, pero la apoteosis fue previa y  mahleriana, gracias a un grandísimo director.Recuerden, graben su nombre, es griego y se llama Teodor, Teodor Currentzis y todo lo que toque, todo lo que dirija , lo convertirá en oro.

LUIS AGIUS