Orquesta Filarmónica de la Scala de Milán

Riccardo Chailly, director

Obras de Bartok, Moussorgsky/ Ravel y Mahler

Auditorio Nacional Madrid, . 23 y 24 Enero 2019 IBERMUSICA

La gran orquesta, de tradición operística, la mítica Orquesta alla Scala de Milán, denominada cuando da conciertos sinfónicos “Filarmónica della Scala”, titular del  teatro de Opera más famoso e importante del mundo, la gloriosa “Scala de Milán” , (junto a la Opera de Viena y el Metropolitan de Nueva York), visitó Madrid de la mano de Ibermúsica , con su director titular al frente, el gran maestro italiano Riccardo Chailly, experto y formidable director de repertorio sinfónico como  lo demostró con creces en las dos veladas, con obras fundamentales y sobradamente conocidas de los melómanos, el Concierto para orquesta de Bela Bartok (1943) , los Cuadros para un Exposición de Moussorgsky, en orquestación de Ravel y la Sinfonía nº 6 , en la menor “Trágica” de Mahler.Ambos conciertos fueron magníficos por todos los conceptos.La Filarmónica della Scalla demostró su altísimo nivel en un repertorio que en principio no es el suyo, pues básicamente es una orquesta de ópera, que interpreta todo repertorio dramático-musical, pero no el sinfónico.Al parecer Chailly quiere que esta explosiva orquesta, llena de oficio,  temperamento dramático, brillantez, color, magnífico empaste y con un metal y percusión formidables, se interne por el repertorio romántico del siglo XIX y el moderno de comienzos del siglo XX y , a tenor de lo escuchado en Madrid, los logros y los resultados serán sobresalientes.Bartok, lo más moderno, estuvo muy bien tocado y matizado, con refinamiento tímbrico y buen sentido rítmico.Los Cuadros de Moussorgsky fueron muy coloristas y tocados con gran efusividad y contrastes y Mahler, en su Sexta Sinfonía, una obra densa, compleja, llena de abismo y cimas., claroscuros, tormentas y pasiones fue recreada al mejor nivel de las orquestas centroeuropeas (Filarmónicas de Viena o de  Berlín, imbatibles en este repertorio) de manera sólida, contundente, lírica y épica. Chailly acertó en todo: tempi, fraseo, matices, estuvo elegante, refinado y colosal.El primer día , la orquesta nos deleitó con un bis que sí forma parte de su repertorio habitual , una obertura rossiniana “Semiramide” que sonó fresca, vibrante y muy italiana , pero sin ápice de vulgaridad. Solo resta decir, ¡BRAVO!

 

Ibermúsica celebró la navidad musicalmente ofreciéndonos, como es preceptivo y muy de agradecer, una espléndida interpretación  del “Mesías” de Haendel, el oratorio posiblemente más famoso que vieron los siglos, en un magnífico concierto donde brilló sobremanera el coro Capella Ámsterdam , la orquesta de instrumentos de época, “Orquesta del siglo XVIII” y la sensacional batuta de Daniel Reuss, auténtico especialista en este género y estilo.En efecto, con una plantilla de moderadas dimensiones (coro de 24 voces, 6 por cuerda) y una orquesta con un nutrido bajo continuo (órgano positivo, clave, un contrabajo y dos chelos) y una plantilla reducida a la habitual en una orquesta de cámara (alrededor de 20-30 instrumentos: cuerda, dos oboes, dos trompetas y timbales) la parte orquestal sonó transparente y refinada, con bellísimos adornos y matices, y con una amplísima dinámica.Daniel Reuss dirigió con maestría, gracias a un fraseo natural, elegante pero intenso, dotando en su caso de dramatismo a la música, y muy atento y cuidadoso a recitativos y transiciones y con una primorosa dirección coral.El coro, por su parte, estuvo soberbio, empastado, en su justa expresión, siempre matizando admirablemente y con un gran colorido y empaque (formidables los bellísimos fragmentos corales de la primera parte y el archiconocido “Alellujah”). Los solistas por contra, estuvieron desiguales-algo mejor el bajo- cumpliendo el resto aseadamente, si bien muy por debajo de la orquesta, coro  y director, de gran nivel.

 

Luis Agius