Martha Argerich, piano

Mate Bekavac, clarinete

Kremerata Báltica

Ciclo grandes intérpretes Scherzo

Auditorio Nacional, Madrid, 26 de Noviembre.

Martha Argerich es una leyenda viva del piano.Pertenece a la “cosecha del 42”, de la que disfrutamos de  otros pianistas tan formidables como ella, que también han alcanzado el “Olimpo de la Música”, Maurizio Pollini y Daniel Barenboim.El virtuosismo, la técnica portentosa, la “bravura”, el fuego  y el apasionamiento de sus interpretaciones, unido a una gran elegancia, una sutil sensibilidad y un bellísimo sonido, quedaron patentes en el interesante y peculiar concierto del Ciclo de Grandes Intérpretes de Scherzo, pues Argerich, actuó únicamente en la segunda parte del mismo. En la primera parte, la orquesta de cuerdas “Kremerata Báltica” – fundada por el famoso violinista, también de larga carrera Gidon Kreme-interpretó un arreglo del propio Kremer de la Cachona de la partita nº 2 de Bach, muy respetuoso con el original – y que partía de la transcripción para piano de Busoni y una magnífica Sinfonía de cámara nº 4 op 153 del gran compositor ruso (de origen judío-polaco) Mieczyslaw Weinberg, para cuerdas y clarinete”obligatto” con una notable actuación del clarinetista esloveno Mate Bekavac, de sonido redondo, penetrante y gran virtuosismo. Sin embargo, fue la aparición de Argerich en la segunda parte lo que nos transportó de un buen concierto, al parnaso de la música. Argerich tocó primorosamente la Partita nº 2 de Bach (que ya le habíamos escuchado hace unos años en Madrid), un privilegio, pues de todos  los melómanos es sabido que la gran Martha desde hace mucho tiempo no ofrece recitales de piano en solitario, sino conciertos con orquesta o recitales de cámara. Doppo Bach, vino Liszt, en una admirable arreglo para cuerdas (y triángulo) de Gilles Coillard del exigente y bello Concierto para piano nº 1  de Liszt, del que Argerich ha sido intérprete consumada a lo largo de toda su carrera. Su versión fue fogosa, y a la par delicada, modélica, puro Liszt con lucimiento técnico volcado en la sensible expresión romántica. Los bises, en la apoteosis que siguió de ovaciones continuadas, fueron de ensueño: una extraordinaria Gavotta de la Suite Inglesa nº3 de Bach y una formidable, vertiginosa  y exquisita Sonata K 141 en re menor, “Toccata” de Domenico Scarlatti. Escuchar para creer, ver para disfrutar de esta leyenda viva del teclado. Esperamos con ansiedad de nuevo su retorno.

LUIS AGIUS

F.J.Haydn: Sinfonía nº 104  en re mayor “Londres” Hob I:104

Dmitri Shostakovich: Sinfonía nº 5 en re menor op 47

Orquesta Nacional de España

Christoph Eschenbach, dir

Auditorio Nacional, Madrid, 22 de Noviembre de 2019-11-23

La ONE ofreció dentro de su programación regular un excelente concierto dedicado al sinfonismo, con el primer y el último de los grandes sinfonistas de la Historia de la Música: Haydn, el padre de la sinfonía (con 104 maravillosas páginas) y Shostakovich, el último gran maestro en el dominio de este género en su forma tradicional, con 15 soberbias sinfonías como legado. En el programa, dos obras señeras, extraordinarias, majestuosas, cada una a su estilo, la última sinfonía de Haydn, la nº 104 “Londres” y la justamente célebre obra maestra inmortal, la Quinta Sinfonía de Shostakovich, obra con la que el gran compositor ruso no solo se reivindicó como artista, sino que salvó su carrera y su propia vida (acusado de “formalista”, estaba en el punto de mira de Stalin, como lo estuvieron triste y terriblemente otros grandes artistas e intelectuales rusos).

El maestro Eschenbach dirigió con proverbial autoridad, sabiduría y detallismo todo el concierto. Planificó magníficamente la sinfonía de Haydn, cuyo primer movimiento fue ejecutado con relativa transparencia-la orquesta tenía una plantilla similar a las primeras sinfonías de Beethoven- y cierta asepsia.Mejoró sobremanera el  Andante excelentemente fraseado y con un tempo “giusto”. El menuetto fue algo “pesante” con un tempo algo  lento, muy bien matizado, pero lejos de la fresca y ligera visión de directores como  Rattle o Harnoncourt , magníficos intérpretes de Haydn. El finale fue magnífico, tocado a tempo, con brillantez, elegancia y humor, rasgo éste esencial en la música del compositor austriaco

En cuanto a la Quinta Sinfonía de Shostakovich la versión fue impecable, con momentos de gran altura en el Moderato inicial, soberbiamente expuesto y delineado. El Scherzo fue excelente, irónico, amargo, muy bien acentuado, con excelentes cuerda grave, maderas y percusiones (lástima el concertino que no tuvo su tarde en su famosa frase de este inmortal movimiento). El Largo fue elegíaco e introspectivo, extraordinario, con una sabia dirección de Eschenbach y el Finale fue imponente, de gran carácter, trágico y de un innegable virtuosismo orquestal, con magnífica actuación de los metales y una sensacional dirección de Eschenbach, que obtuvo, aquí sí, una respuesta orquestal de alta temperatura emocional.

LUIS AGIUS

Schubert: Stabat Mater  en sol menor D 178

Schubert Sinfonía en si menor » Incompleta» D 759

Schumann Misa Sacra en mi menor op 147

Balthasar -Neumann Chor and Ensemble

Thomas Hengelbrock, director

DEUTSCHE HARMONIA MUNDI 88985417492

El sello DEUTSCHE HARMONIA MUNDI presenta un atractivo disco compacto, de notable interés por el acoplamiento inhabitual de extraordinarias obras musicales de Schubert y Schumann, en interpretación de los sensacionales conjuntos vocales e instrumentales Balthasar Neumann Chor y Balthasar Neuman Ensemble, dirigidos magníficamente por Thomas Hengelbrock, gran especialista en música barroca y clásica y que se adentra en ocasiones como esta que nos ocupa en el repertorio clásico- romántico. De este modo tenemos oportunidad de escuchar una interpretación sobria, contenida, pero imponente y emotiva en su justa expresión dolorosa del maravilloso Stabat Mater de Schubert (1815), una pieza breve, pero de magistral escritura para coro mixto, de una concisa y sólida armonía y de  una belleza solemne e impactante, sin manierismos ni grandilocuencia. Después pasamos a disfrutar en este registro de una dramática versión, de grandes contrastes, de la celebérrima Sinfonía Incompleta de Schubert, para muchos la última sinfonía clásica y la primera romántica ( honor que quizá merece la Sinfonáa Fantástica de Berlioz) cuyo misterio sobre si está verdaderamente inconclusa o no está aún por aclarar y es objeto de eterno debate entre críticos, musicólogos y melómanos. El primer movimiento, siempre sobrecogedor, está  bien resuelto, con una ejecución muy historicista pero a la par visionaria y moderna donde priman la sobriedad y la expresión dramática del “callejón sin salida”, la angustia existencial schubertiana. El bellísimo Andante es muy lírico y muy clasicista en esta versión, pero muy disfrutable, de un tempo más liviano de lo habitual en otras interpretaciones.Esta versión no supera la de los grandes maestros como Carlos Kleiber , Abbado, Muti, etc pero se acerca a los criterios de un Harnoncourt, más historicistas. Por último escuchamos una  muy bella ejecución de la Misa op147, escasa e injustamente tocada y grabada por su gran belleza.Sensacional actuación del coro, muy empastado, y muy buena dirección musical, cuidadosa, sólida y rigurosa de Hengelbrock. Disco compacto muy interesante y excelente grabación.

LUIS AGIUS

Chopin: Etudes, op 25

Albéniz: Cuaderno nº 3 de “Iberia”

Stravinsky: Tres movimientos de “Petrouchka

Beatrice Rana, piano

Ciclo Grandes Intérpretes de Scherzo

Auditorio Nacional de Madrid, 12 de Noviembre  de 2019

La joven y gran pianista italiana Beatrice Rana nos cautivó con una sensacional actuación dentro del Ciclo de Grandes Intérpretes de Scherzo enfrentándose a páginas para piano de extrema dificultad técnica y estilística y que requieren extraer del piano un extraordinario colorido, además de ser transmitidas al oyente con notables dosis de  elocuencia, solidez y sensibilidad.

Todo esto lo logró Beatrice Rana con asombrosa naturalidad y facilidad, con una ejecución limpia e impecable, de tempi mesurados en Chopin donde otros virtuosos logran una interpretación quizá más brillante, y arrolladora de sus Estudios op 25 pero sin que los resultados sean necesariamente más convincentes, ya que la joven pianista italiana, derrochó sensibilidad, buen gusto, elegancia y pasión, todos ellos rasgos típicamente chopinianos.

Asimismo, en los Tres movimientos de Petrouchka de Stravinsky, Rana estuvo soberbia, realmente apabullante tocando con brío, impulso rítmico y un colorido sensacional que nos hizo olvidar completamente la versión orquestal  y nos hizo recordar la versión que hace muchos años ofreció de estas piezas otro formidable pianista italiano, el gran y ya legendario Maurizio Pollini.

Y en lo que respecta a Albéniz, compositor con el que abrió la memorable segunda parte del recital, la italiana ofreció una lectura del Tercer Cuaderno de Iberia  muy idiomática con un Polo para el recuerdo, soberbiamente acentuado, al igual que el Albaicín, de un estilo impresionista espléndido y un contundente y resuelto Lavapiés.Esta última pieza es un  auténtico tour de force técnico que Beatrice superó con gran bravura y noble expresividad.

En definitiva colosal concierto y colosal pianista. Y la mejor noticia para los melómanos, aunque no sea muy galante divulgarlo: Beatrice Rana solo tiene 27 años. Brava, Beatrice!!

LUIS AGIUS

Ravel Miroirs beatrice rana The Firebird

Beatrice Rana  interpreta piezas y transcripciones para piano  de obras orquestales de Maurice Ravel e Igor Stravinsky 

Ravel: “Miroirs”; “La Valse”

Stravinsky: “El pájaro de fuego”; “Tres movimientos de Petrouchka”

Beatrice Rana, piano

 Warner Classics CD  0190295410698

Warner Classics presenta un nuevo disco compacto de la joven y gran pianista italiana Beatrice Rana, esta vez dedicado a piezas y transcripciones para piano  de soberbias obras de dos de los mayores compositores del siglo XX, Maurice Ravel e Igor Stravinsky. De Ravel escuchamos en los dedos de Beatrice Rana “Miroirs” una maravillosa colección de piezas impresionistas de asombrosa dificultad técnica y gran colorido, algunas de los cuales Ravel orquestó con gran maestría. Destaca por su brillante ejecución la “Alborada del Gracioso” y por su capacidad de introspección “Une barque sur l ócean, “ y “Noctuelles” de gran lirismo. Asimismo y como colofón al registro, escuchamos una magnífica transcripción del fabuloso poema sinfónico para orquesta “La Valse” en el que Ravel  metamorfosea el lenguaje y estilo del vals vienés, de gran belleza y potencia expresiva, al que va progresivamente convirtiendo en una sublime, poderosa y frenética pieza impresionista de vanguardia. La versión de Rana es de altísimo virtuosismo, sin perder un ápice de elegancia y muy colorista.

Por otro lado, la excelsa pianista italiana nos deleita con los extraodinarios y dificilísimos técnicamente “Tres movimientos de Petrouchka” que Igor Stravinsky adaptó para piano, procedentes de su extraordinario ballet del mismo título, cuya partitura orquestal es de una riqueza tímbrica y rítmica apabullante. Aquí Rana luce una técnica portentosa, pero sin que el sonido sea agresivo , como ocurre con otros pianistas. La suya es una interpretación modélica, muy moderna en el concepto, pero en la que prima el color y la musicalidad sobre el exhibicionismo técnico. Asimismo, escuchamos unas espectaculares transcripciones de tres famosos fragmentos de “El pájaro de fuego” (Danza infernal de Katschei”, “Berceuse” y “Finale” en acertado arreglo del compositor italiano Guido Agosti) en las que Beatrice Rana luce su espléndida técnica y dominio del color en el piano, con una maravillosa acentuación y digitación y un hermoso y ajustado fraseo. En definitiva, disco compacto, magnífico, bellísimo, por repertorio e interpretación, absolutamente imprescindible para los amantes del repertorio de dos maestros del siglo XX, Ravel y Stravinsky, que abrieron el camino a las vanguardias musicales, y que por cierto, no han sido superados ni en su lenguaje, ni en su sonoridad, ni en  su estética. Excelente grabación.

LUIS AGIUS

ibermusica_concierto

Auditorio Nacional, 7 de Noviembre de 2019

TCHAIKOVSKY  Romeo y Julieta (Obertura-Fantasía)

RACHMANINOV Concierto para piano nº 2 en Do menor op 18  

TCHAIKOVSKY Sinfonia nº 5  en mi menor op 64 

Solista Ivan Bessonov, piano 

Orquesta Filarmónica Nacional de Rusia

Vladimir Spivakov, director

Precioso concierto con obras maestras e inmortales del gran repertorio el que tuvimos ocasión de escuchar dentro de la programación de IBERMÚSICA de la mano de Orquesta Filarmónica Nacional de Rusia, dirigida por el antaño prestigioso violinista Vladimir Spivakov, que en los años 80 y 90 deslumbró a todos los públicos de los cinco continentes por su asombroso virtuosismo, heredero de una legendaria estirpe de violinistas rusos, como Oistrakh, Kogan, etc. En esta ocasión nos deleitó en su faceta de director,  con excelentes versiones de Romeo y Julieta y de la formidable Sinfonía nº 5 de Tchaikovsky, el más grande compositor ruso de todos los tiempos, Stravinky “dixit” afirmación sobre la que a estas alturas ya no hay ninguna discusión-toda  aquella serie de críticos “snobs” del pasado siglo XX falsamente vanguardistas que tachaban al gran compositor ruso de sentimentaloide o de efectista, han desaparecido afortunadamente- por la soberbia belleza de sus melodías, su incontestable maestría compositiva, su maravilloso uso del color orquestal, su profundo conocimiento de la escritura para todos los instrumentos, su inmensa cultura personal y su refinada sensibilidad.Todo ello se puso de manifiesto especialmente en una antológica versión del sublime Andante de la Quinta Sinfonía, muy matizado y de bellísimo fraseo. El primer movimiento, muy dramático y apasionado estuvo muy bien tocado por la Nacional Rusa, una orquesta de un sonido ruso inconfundible, muy brillante y redondo en metales y viento madera y con una cuerda  de calidad aunque un poco agreste en el empaste, no tan sedosa como la de la Filarmónica de San Petersburgo, la mejor orquesta rusa en todos los aspectos. Al imponente Finale, muy bien ejecutado, le faltó algo de más de brillantez y riesgo  en el tempo (Spivakov es un director de tempi más bien pausados) aunque estuvo coronado por una coda ejemplar.

En Rachmáninov hizo su presentación el jovencísimo pianista ruso Iván Bessonov (17 años), que nos ofreció una hermosa, apasionada y vibrante pero sin sentimentalismos, -algo de lo que también se acusó a Sergéi Rachmaninov, el heredero directo de Tchaikovsky y dignísimo continuador de su legado, formidable virtuoso del piano, extraordinario director de orquesta como su antecesor y magnífico compositor- versión de uno de los más maravillosos conciertos para piano del repertorio, el inmortal Concierto para piano nº 2 op 18 de 1901,con el que Rachmaninov superó una profundo crisis depresiva y comenzó una larguísima carrera plagada de triunfos. El acompañamiento orquestal fue modélico y Bessonov fue de menos a más , con un hermosísimo segundo movimiento, espléndidamente tocado, lleno de delicadeza, introspección , sensibilidad y un brillantísimo, épico y lírico a la vez tercer movimiento, con una coda espectacular.

El concierto, tras la magnífica Quinta Sinfonía  de Tchakoisky, continuó con explosivos bises “ á la russe” (“Trepak” de Casacanueces op 71 de Tchaikovsky y una danza armenia de Khatchaturian) que  pusieron una apasionada guinda del alma rusa en nuestro oídos y en nuestro corazón.

LUIS AGIUS

L ´Elisir  D´Amore ” de Gaetano Donizetti, ópera basada en “Le Philtre” de Auber

  • Función del 8 de Noviembre de 2019
  • Teatro Real de Madrid
  • Producción del  Teatro Real de Madrid en coproducción con el Palau de Les Arts de Valencia
  • Dirección de escena: Damiano Michieletto
  • Escenógrafo Paolo Fantin
  • Iluminación Alessandro Carletti

Elenco

  • Nemorino Juan  Francisco Gatell 
  • Adina Brenda Rae 
  • Belcore Alessandro Luongo 
  • Dulcamara Erwin Schrott

Orquesta y Coro del Teatro Real Gianluca Capuano, director musical

Vistosa, atractiva, original y divertida función de “L´Elisir d´amore”(1832) de Gaetano Donizetti  la que hemos tenido la ocasión de disfrutar en el Teatro Real de Madrid dentro de su programación regular, con una espléndida producción y puesta en escena, y un alto nivel músico-vocal.Sin duda el “Elisir d´amore” es uno de los títulos “belcantistas” más famosos y apreciados por el público.El género “belcantista “ debe su nombre a aquellas óperas en las que el lucimiento vocal que se hace desplegar a los cantantes prima sobre el  libreto,la acción dramática y el acompañamiento orquestal y fue muy del gusto del público romántico de comienzos del XIX,hasta que el género operístico se hizo más sólido musicalmente con Verdi y no digamos ya, con Wagner a mediados del citado  siglo.El “Elisir” ópera liviana, de flojo libreto, muy humorística, y repleta de escenas, coros y arias  brillantes y memorables (como la famosísima aria para tenor “Una furtiva lacrima”) es uno de los títulos “belcantistas” que los públicos más reclaman en las programaciones de los teatros y que permiten un mayor lucimiento vocal de los cantantes (hay otros como Lucía de Lamermoor , Norma, La fille du regiment,etc que constituyen la cima de este subgénero dentro de la Opera del XIX, pero que no dejan de ser ópera un tanto menores al lado de los colosos Wagner y Verdi y de la Grand Opera  francesa)

Sin embargo, en la magnífica función del Real, siendo muy notable el elenco de cantantes, lo que brilló fue la puesta en escena de Damiano Michieletto y la escenografía de Paolo Fantin, ambas realmente sobresalientes en todos los sentidos: originalidad, creatividad, grandes dosis de humor,contemporaneidad-la acción transcurre en la actualidad en una estupenda playa de la costa mediterránea, más española o valenciana que italiana, con todos los elementos, chiringuito, muy elegante y “chic” por cierto, incluido- estupendos figurines, un movimiento escénico de cantantes, coro y figurantes dinámico y coherente, con todas las acciones y escenas muy bien resueltas, la aparición en escena de elementos sorprendentes que levantaron las sonrisas del espectador –las gigantescas latas de “elixir” de Dulcamara, el doctor “recetamilagros”, el jeep del propio doctor, la gigantesca tarta de bodas inflable-  y una formidable iluminación-inmejorablemente sincronizada con música y acción-creando siempre los ambientes apropiados,que lejos de distraer, condujeron el desarrollo de la función por un camino de amenidad sensibilidad, humor, y calidez, que satisfizo plenamente a los espectadores.Respecto al elenco de cantantes , excelente Brenda Rae como Adina, con una magnífica proyección de los agudos y un bello fraseo y canto “a mezza voce”, un soberbio Schrott como Dulcamara,pletórico de voz y sensacional actor, correcto Luongo, y bien en la actuación, pero muy justo  y con grandes carencias en lo vocal, el tenor hispanoargentino Gatell, de timbre más bien feo, sin excesiva potencia ,y corto de agudos que cantó con intimismo y aplicación “Una furtiva lacrima”,  pero sin hacernos olvidar a Juan Diego Flórez, insuperable en este aria y en el repertorio belcantista en general.Excelente dirección musical del maestro italiano Capuano, sólida, rigurosa, meticulosa, sin aspavientos , brillante pero sin caer en la chabacanería de la que a veces se abusa en el acompañamiento orquestal de los títulos belcantistas de Bellini o Donizetti.Bien coro y orquesta.En resumen, magnífica función de “bel canto”,en la que, paradójicamente , triunfó  la sensacional puesta en escena que convirtió el Teatro Real de Madrid en “ELIXIR BEACH”

LUIS AGIUS

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Royal fireworks

Obras de G.F. Haendel , J.S.Bach , G.Ph. Telemann y Henry Purcell

Alison Balsom, trompeta

 The Balsom Ensemble

WARNER CLASSICS  0190295370060

Qué disfrute, qué deleite, entre tanto ruido atronador, y entre tanto mal uso de un tan noble instrumento como es la trompeta, el que nos proporciona la gran virtuosa de este instrumento, Alison Balsom, interpretando soberbiamente obras capitales, magníficas e inmortales del repertorio barroco, como la majestuosa Música para lo Reales Fuegos Artificiales de Haendel, imponentes fragmentos instrumentales-y corales- del maravilloso Oratorio de Navidad de Bach, y preciosos conciertos y sonatas de Telemann y Purcell. La trompeta se impone por su brillo, su incandescencia, su limpio y prístino virtuosismo, su potencia sin estridencia, su sonido penetrante-con una afinación perfecta- pero también por su intimismo en algunos corales (como el de la cantata BWV 147, “Jesu bleibet meine freude”) arreglada para esta grabación. En efecto, Balsom luce un virtuosismo espectacular en Bach y Haendel, pero siempre con un fraseo elegante y sensible: no hay espacio para el espectáculo fácil, aunque el disco compacto es en sí mismo un delicioso espectáculo Excelente acompañamiento instrumental del conjunto de instrumentos de época The Balsom Ensemble, magníficamente dirigido por Balsom, ofreciéndonos un sonido esplendoroso- y un fraseo hermosísimo- que recrea el que posiblemente escucharon los contemporáneos de los genios del Barroco musical.Lady Balsom, no se puede tocar mejor: ¡¡Bravo!! Grabación extraordinaria, de gran espectro dinámico y fidelidad. Recomendación total por la inmortal belleza de las obras interpretadas y la formidable ejecución.

LUIS AGIUS

Jonas Kaufmann 'Wien'

“WIEN”

Un placentero viaje a la capital de la música de la mano de Jonas Kaufmann

Arias y escenas de operetas y melodías vienesas de Johan Strauss, Lehar,Stolz,Leopoldi, Weinberger, May y otros (Sangre Vienesa, Una noche en Venecia, La viuda Alegre, etc)

Jonas Kaufmann, tenor

(Sangre Vienesa. Wiener Blutt ,con la intervención de la soprano Rachel Willis Sorenson)

Orquesta Filarmónica de Viena

Adam Fischer, director

Viena, la histórica capital de Austria, imperial, majestuosa, romántica, serena, vanguardista y clásica a un tiempo, puerta al este de Europa, sede de la geopolítica mundial-OPEP-y sobre todo y por encima de todo la capital de la música desde el siglo XVIII, no en vano todos los grandes compositores en un momento u otro tocaron, vivieron, anduvieron por sus calles, pasearon por sus parques, disfrutaron en sus teatros o están enterrados en sus cementerios, Viena, la eterna metrópoli del Arte es la protagonista indiscutible, de la mano del gran tenor alemán Jonas Kaufmann de su último lanzamiento discográfico internacional (Sony Classical) en el cual rinde tributo a la capital austríaca y la toma como protagonista, partenaire y amante  gracias a espléndidas arias y escenas de operetas vienesas,   y dulces canciones y melodías populares de cabaret vienés, bien servido para la ocasión del champagne, pasteles, tartas, chocolates y cafés , en interminables e ininterrumpidos ocasos y amaneceres musicales.

En efecto Kaufmann nos hace viajar musical, sensorial y sentimentalmente a Viena interpretando magníficamente arias, y escenas  de fabulosas operetas vienesas debidas a la pluma del inmortal Johann Strauss y otros grandes compositores vieneses como Lehar, Stolz, Kalman, etc, deleitándonos con su fraseo lucido, su  potencia y brillantez vocales y la cautivadora belleza del timbre de su voz, felizmente recuperada tras un período de enfermedad. Este disco compacto es un bellísimo tributo a Viena en cuya Opera -uno de los teatros más importantes del mundo- Kaufmann ha triunfado de manera constante en los últimos años con óperas de Wagner, Puccini, Massenet y Verdi, y  es asimismo un registro en el que el gran tenor rememora su infancia, pues el cantante se crió escuchando estas bellas y cautivadoras melodías vienesas.Más allá del tópico , declara el propio Kaufmann en una entrevista que figura en el folleto del disco compacto, todavía existe una Viena de siempre -en la que tomar un mokka en uno de sus maravillosos cafés- que no ha sido devorada por el turismo masivo.

El acompañamiento orquestal da la Filarmónica de Viena es suntuoso y espectacular, ofreciéndonos  la música vienesa en todo su esplendor, pero debidamente estilizada y llena de sensibilidad, sin merma de una  enorme brillantez, gracias a la experta batuta de Adam Fischer, un extraordinario director. Un auténtico bombón musical, para disfrutar  con el sueño y el espíritu, del eterno encanto y dulce nostalgia de una ciudad auténticamente incomparable: Viena.

LUIS AGIUS

Recital de Piano

KHATIA BUNIATISHVILI ,piano

Sonatas para piano de  Beethoven: La Tempestad,  op 31, 2,Claro de Luna op 27, 2, Patética, op 13, Appassionata, op 57

Ciclo de Grandes Intérpretes de Scherzo

Auditorio Nacional, 29 de Octubre de 2019

La excepcional pianista georgiana Khatia Buniatishvili, una de las intérpretes más admirables y admiradas  y con mayor proyección en el panorama internacional y, por su juventud, depositaria de grandes esperanzas entre los melómanos, ofreció el pasado martes 29 de Octubre, dentro del Ciclo de Grandes Intérpretes de la revista Scherzo un recital dedicado íntegramente a célebres e inmortales Sonatas para piano de Beethoven, sobradamente conocidas de todos y que no necesitan ni de glosa ni de presentación, archigrabadas y tocadas desde el siglo XIX y el XX por profesionales y amateurs y todos los grandes pianistas de la Historia. Khatia lució su portentosa técnica, su maravillosa digitación, su cuidado y elegante fraseo, si bien estuvo quizá demasiado arrolladora, aportando una visión muy bella, pero muy romántica de esta obras, construyendo una  interpretación muy vistosa y ciertamente atractiva, pero “a lo Liszt”. Los abruptos contrastes dinámicos eran un tanto forzados, más propios de un ejecución de la segunda mitad del siglo XIX o de la primera del XX, que de la segunda mitad del siglo XX o lo que llevamos del siglo XXI, en cuanto al rigor y al componente clásico, pero heróico de estas obras, que son dramáticas, titánicas, pero no románticas en el sentido “listziano”, “chopiniano” o “schumaniano” del término y además le faltó a la gran pianista cierta capacidad de introspección. El fraseo en los movimientos lentos, estuvo sin embargo muy cuidado, fue muy expresivo y elocuente, mientras que en algunos movimientos rápidos, especialmente en una Sonata Appassionatta demasiado fuera de control, cuyas codas de los movimientos extremos quedaron un tanto borrosas y confusas, fueron extremos y un tanto desequilibrados. Cabe destacar que Buniatishvili no realizó ninguna repetición de las exposiciones de los movimientos iniciales como mandan los cánones de la forma sonata, hizo un uso amplio del pedal, y acentuó soberbiamente. La Sonata mejor resuelta  en cuanto a interpretación fue la Patética, que hizo honor a su nombre y fue la más dramática, clasicista y equilibrada. El Allegretto de la Tempestad fue magnífico con un fraseo delicado, pero urgente, y arranques tormentosos excelentes y el Presto Agitato de la Claro de Luna muy virtuosístico, y arrollador, pero sobrio, nunca de cara a la galería. La Appasionata, bien ejecutada,  fue empero excesivamente volcánica, con un Allegretto muy bello , lleno de detalles, pero sin hacernos olvidar en su conjunto a Sviatoslav Richter, Emil Gilels, Maurizio Pollini, poderosos virtuosos, pero más ortodoxos e introspectivos o el mismísimo Arthur Rubinstein, experto chopiniano, pero que tocaba espléndidamente esta Sonata, con un fraseo y un arrojo excepcionales. Khatia Buniatishvili demostró, sin duda, que es una grandísima pianista, pero también dejó patente que Beethoven no es el repertorio más adecuado a su pianismo , de altísimo voltaje romántico (Liszt, Rachmaninov).

LUIS AGIUS