DIVERTIMENTOS Y PASIONES EN EL EMPIREO

LA CALISTO” de Francesco Cavalli ópera basada en Las metamorfosis de Ovidio

Función del 25 de Marzo de 2019

Teatro Real de Madrid

Producción de la Bayerisches Staatsoper de Munich

Dirección de escena:David Alden

Escenógrafo Paul Steinberg

Elenco

Louise Alder, Dominique Visse, Lucca Tittoto,Tim Mead, Karian Gauvin, Guy de Mey

Monteverdi  Continuo Ensemble

Orquesta Barroca de Sevilla

Ivor Bolton, director musical

Excepcional función de la bellísima ópera barroca“La Calisto” de Cavalli(1651) la que hemos podido disfrutar en el Teatro Real en una vistosa y magnífica producción de la Opera Estatal de Baviera (Munich) uno de los teatros más importantes del mundo, de gran prestigio y tradición.La puesta en escena, a caballo entre el mundo mitológico y lo contemporáneo, el fantástico “club” presuntamente neoyorquino “El Empíreo”, resultó original, atrevida, imaginativa, deliciosa y enormemente disfrutable.

La escenografía, espectacular, así como el vestuario y la caracterización sirvieron de vehículo perfecto para disfrutar de la asombrosa , bellísma y espléndida música de Cavalli, uno de los primeros maestros del género operístico, en cierta medida discípulo y deudor de Monteverdi.Los cantantes, grandes especialistas en roles barrocos, (a destacar Louise Alder en el papel de Calisto y el contratenor Tim Mead, como Endimione y Dominique Visse como Sátiro) lograron alcanzar altas cotas de virtuosismo vocal en sus exigentes papeles y sabiamente dirigidos por Alden , dotaron a sus personajes de una carnalidad, vis cómica y emotividad insuperables.En cuanto a la orquesta , se contó con un reducido pero variado conjunto de instrumentos de época, con la inclusión de un nutrido bajo continuo (clave, tiorba, lirone, viola de gamba, chitarrone, etc) y la sección de cuerda de la Orquesta Barroca de Sevilla, con una rigurosa, ajustada y vibrante dirección musical de Ivor Bolton.Sin duda, lo mejor que hemos visto  hasta el momento esta temporada en el Teatro Real en todos los aspectos.

LUIS AGIUS

JOAN MATABOSCH DESMIENTE LOS RUMORES SOBRE SU MARCHA DEL TEATRO REAL: “Mi compromiso con el Real es absoluto”

El Parnaso de las Artes conversa con el director artístico del Teatro Real de Madrid

Joan Matabosch es actualmente Director Artístico del Teatro Real, cargo que ocupa desde hace varios años. Anteriormente lo fue, con gran éxito, del Liceo de Barcelona. Matabosch, una de las grandes personalidades de la música y la ópera de nuestro país se acerca al PARNASO DE LAS ARTES y responde a las diversas cuestiones que le planteamos sobre su experiencia operística, la temporada del TEATRO REAL y el panorama operístico internacional.

PARNASO.-Muchas gracias, Joan por visitar el Parnaso de las Artes es un gran honor para esta revista ¿Cómo valora el desarrollo de la actual temporada del Real? ¿Está satisfecho? ¿Cómo está valorando la respuesta del público, en particular respecto a los montajes de Fausto, Turandot, El Oro del Rhin e Idomeneo?

JOAN MATABOSCH.- La respuesta del público es extraordinaria. Las ocupaciones de las diversas óperas de la temporada superan el 93%. Pero la valoración artística de la temporada no creo que me corresponda a mí hacerla. Desde luego, estoy muy contento con el hecho de que en los últimos meses hayamos acogido y creado puestas en escena de directores tan relevantes como Robert Wilson, Peter Sellars, Robert Carsen y La Fura dels Baus; y con directores de orquesta como Ivor Bolton, Pablo Heras-Casado y Nicola Luisotti. Además, me produce una gran satisfacción el estreno absoluto de “Je suis narcissiste” de Raquel García-Tomàs, con libreto de Helena Tornero y puesta en escena de Marta Pazos, en colaboración con el Teatro Español y el Teatre Lliure.

PARNASO.– A lo largo de los años que lleva ya en Madrid, ¿qué elemento destacaría del Teatro Real que es radicalmente distinto al Liceo de Barcelona?

JM.- Es muy diferente el funcionamiento del coro y la orquesta porque en el Liceu forman parte de la plantilla del teatro mientras que en el Teatro Real la orquesta funciona a través de un régimen de cooperativa (la Orquesta Sinfónica de Madrid) con un acuerdo estable con el teatro; y el coro también es un colectivo externalizado. Esto tiene consecuencias organizativas importantes en la confección del planning. Por lo demás las diferencias entre el Liceu y el Real son enormes porque sus historias artísticas e institucionales son muy diversas.

PARNASO.- Joan, en relación al público madrileño, ¿considera que se trata de un público que se adapta bien a las óperas y los montajes de vanguardia o se trata de un público conservador?

JM.-En todas partes, una gran parte del público suele apreciar más lo que ya conoce, pero a medida que el teatro cumple con su responsabilidad de dar a conocer nuevas estéticas musicales y dramatúrgicas, el público las incorpora dentro de su horizonte de expectativas y eso que considerábamos “lo que ya conoce” de repente incluye un abanico mucho más amplio, rico e interesante de propuestas. Una de las responsabilidades de un teatro es contribuir a la evolución del gusto del público. Y eso es lo que pretenden las temporadas del Teatro Real.

JOAN MATABOSCH

PARNASO.– ¿Con qué teatro ópera a escala mundial es comparable el Real o a cuál le gustaría que se pareciera por idoneidad y calidad de la programación?

JM.-El Teatro Real tiene que ser él mismo. No hay modelos automáticamente aplicables a la coyuntura de Madrid. No siempre coinciden los teatros que cuentan con los mejores cantantes del circuito internacional; tienen un gran nivel musical por la calidad de su orquesta y coro; y al mismo tiempo son un ejemplo de creatividad, innovación y renovación. Y el Teatro Real quiere ser todo eso a la vez.

PARNASO.– Dadas las magníficas condiciones del Teatro Real en su aspecto escénico y a su extraordinaria acústica, por él han pasado un gran número de formidables directores de escena y grandes cantantes, si bien menos batutas de renombre, a tenor de las quejas de algunos críticos y melómanos ¿A qué cree que ha sido debido esto?

JM.-Me puedo imaginar muy pocas batutas con más renombre que las de Ivor Bolton, Nicola Luisotti, Pablo Heras-Casado, Daniel Oren, Semyon Bychkov o James Conlon, todas ellas presentes en las últimas temporadas en períodos generosos de trabajo intenso con la orquesta y el coro. Si se refiere al provinciano desfile de divos que pasan ocasionalmente por el podio de algunos teatros, me puedo imaginar pocas cosas que me interesen menos. Eso no tiene el más mínimo interés para el teatro ni contribuye en nada a mejorar el nivel artístico. Es pura mitomanía para públicos y críticos aquejados de complejo de inferioridad.

PARNASO.- A lo largo de la Historia de la Opera, se han sucedido diversos “liderazgos” o preponderancias: en el siglo XVIII y parte del XIX los cantantes, posteriormente , hasta finales del XIX ( hasta  la muerte de Verdi en 1901)los compositores , en el  siglo XX los  directores musicales,  especialmente tras la Segunda Guerra Mundial, (por ejemplo Herbert von  Karajan) en los años 70-80  vuelta a los cantantes divos , mientras que en el  siglo XXI parece que imperan los criterios de los  directores de escena ¿Cómo valora esta sucesión de “liderazgos”, cuando la Opera es un trabajo en equipo?

JM.-Discrepo de esta disección de la historia de la ópera planteada como una sucesión de “liderazgos” de los cantantes, los directores de orquesta y los directores de escena. Supongo que estas simplificaciones pueden ser atractivas para algunos, pero no se corresponden a la realidad. Una buena representación de ópera es siempre un trabajo en equipo al que tienen que contribuir no solo los directores de escena, los directores musicales y los cantantes, sino también los numerosos oficios técnicos que cohabitan en un teatro y que son determinantes para la excelencia del resultado final. Otra cosa es que determinados públicos se interesen más por alguno de los aspectos integrantes del espectáculo. Hay quien reduce la ópera a la excelencia de los cantantes. Tienen todo el derecho a disfrutar exclusivamente de la voz humana, desde luego. Pero no deja de ser una enorme limitación comparada con la complejidad de la experiencia artística que puede suministrar una buena representación de ópera. Lo mismo se puede decir de lo escénico. Hay quien reduce la ópera a la creatividad estrictamente visual y que incluso prefiere que una propuesta sea nueva a que sea pertinente para expresar el sentido de una obra. Desde luego que la novedad es una condición para el arte, pero las cosas no son mejores ni peores por el hecho de ser diferentes a como siempre se han hecho. El punto de partida de la excelencia es un trabajo en equipo liderado conjuntamente por los responsables musical y escénico, con un equipo de cantantes bien seleccionado y cohesionado para defender la propuesta.

PARNASO.– Si tuviera que hacer un ejercicio de autocrítica, ¿qué mejoraría Joan Matabosch de los aspectos artísticos del Teatro Real?¿cree que sería deseable mejorar el nivel de la orquesta o el coro titulares del teatro?¿trabajar con más directores musicales? ¿buscar nuevos títulos más accesibles al gran público o por el contrario más inhabituales?

JM.-Siempre hay que mejorar. Por mucho que se haya llegado a una excelencia incontestable y reconocida internacionalmente, hay que mejorar. Siempre hay margen para una mejora. Otra cosa es que éste sea un país con sorprendentes dificultades para valorar, respetar y enorgullecerse de lo que tiene. En cuanto a los títulos inhabituales que menciona, desde luego que hay que insistir en la ampliación del repertorio del teatro. Es un objetivo irrenunciable de la programación.

PARNASO.– Los programadores y directores artísticos tienen que contentar a todos los públicos y ofrecer tanto óperas del repertorio como óperas de vanguardia que no son del gusto del público más conservador. Por otro lado, es obvio que estamos en un momento en el que prima la concepción de la cultura como espectáculo y además  como espectáculo trivial¿Cómo ve Joan Matabosch el panorama cultural en España en este aspecto y en general?

JM.-Vivimos épocas en las que ciertamente hay que tener muy claros los objetivos para orientar artísticamente un teatro. El Teatro Real no va a caer en la trampa de confundir el “arte” con el “espectáculo”. Un producto artístico tiene algo de “espectáculo” pero no es solo ni substancialmente un espectáculo. Para entendernos, las farolas del mobiliario urbano pueden ser estupendas por su diseño espectacular pero nadie las considerará aceptables si no cumplen su función primordial de iluminar. Un teatro, tampoco.

PARNASO.- Joan, ¿Qué ópera u óperas le gustaría programar que no haya hecho hasta el momento y por qué?

JM.-Hay un largo listado de óperas pendientes de ser programadas en el Teatro Real. La historia accidentada de la institución, con largos períodos en los que el teatro ha permanecido cerrado, ha favorecido que haya muchas asignaturas pendientes. Estamos en ello.

PARNASO.- Cuando diseña una programación, al escoger los títulos, ¿“prima la música o poi le parole” o viceversa?

JM.- Las decisiones artísticas no se pueden tomar independientemente las unas de las otras. Cuando se confecciona un producto, las decisiones deben ser coherentes y pensadas para sirvan al objetivo que se pretende. Al escoger los títulos es además imprescindible que haya en la temporada un sentido del equilibrio: novedades y obras exigentes, y también un espacio para el repertorio.

PARNASO.– ¿Cuándo veremos a Anna Netrebko , Jonas Kauffman o Elina Garanca en una función de ópera en el Real y no solo en recitales? ¿es solo un problema económico?

JM.-Esta temporada vamos a ver a Piotr Beczala,  Jaroussky, Ludovic Tezier y otros muchos cantantes de primera fila. En otras temporadas tendremos otros grandes cantantes. Siempre habrá algunos grandes cantantes presentes en la temporada, y otros que no estén. La mitomanía no es algo que me interese especialmente como responsable de la gestión de una institución. Como público, me parece estupendo que haya quien pierda la cabeza por algún gran artista o incluso por algún producto de marketing de los que tristemente tanto abundan en el panorama operístico del momento. Todo es muy respetable, pero no me pida que me lo crea, que ya llevo en este negocio demasiados años como para no saber discernir entre una cosa y la otra.

PARNASO.- Se rumorea que puede usted cambiar de aires en los próximos tiempos ¿se siente a gusto en Madrid? ¿En qué otro teatro de ópera le gustaría desarrollar su labor?

JM.-No tengo la más mínima intención de cambiar. Ignoro si hay rumores al respecto pero le aseguro que no tienen ninguna base. El Teatro Real es una institución extraordinaria y mi compromiso es absoluto. Es inevitable que el éxito del Teatro Real provoque un gran respeto por su equipo en otras instituciones internacionales hasta el punto de ambicionar incluir ciertos nombres entre las alternativas para dirigirlas. Esto no son más que buenas noticias para el Teatro Real. Tener cotización, y que se sepa que la cotización es alta, no hace ningún daño. Ni es incompatible con tener claro que las energías están puestas en el Teatro Real.

PARNASO.- Si pudiera contar con un gran cantante del pasado para un montaje en el Teatro Real, ¿ a qué cantante le ofrecería un papel sin pensarlo ni un instante?

JM.-Le ofrecería un papel a muchos cantantes del pasado, desde Maria Callas a Montserrat Caballé o Teresa Berganza, por centrarnos en voces femeninas, siempre que el proyecto se ajustara a sus características y su presencia pudiera contribuir a reforzar el sentido artístico de la propuesta. En los casos de estas grandes artistas, sin duda valdría la pena construir un proyecto alrededor de ellas, lo que, por cierto, no puede decirse de casi ningún cantante de las generaciones siguientes.

PARNASO.– Muchas gracias Joan, le deseamos todo el éxito en su apasionante labor en el Teatro Real.

LUIS AGIUS, director de El Parnaso de las Artes.

IDOMENEO,” de Wolfgang Amadeus Mozart ópera en tres actos

Munich, 1781

Libretto:Abate Varesco

Función del 25 de Febrero de 2019,

Teatro Real de Madri

Producción de la Canadian Opera Company,Opera di Roma y Opera Real danesa y Teatro Real

Dirección de escena:Robert Carsen

Escenógrafo Luis F.Carvalho

Director de movimiento figurantes Marco Berriel

 

Elenco

Idomeneo Eric Cutler

Idamante David Portillo

Olia Annete Fristch

Elettra Eleonora Buratto

Arbace Benjamin

 

Coro y Orquesta del Teatro Real

Ivor Bolton, director musical

Posiblemente el mayor compositor de la historia de la ópera fue Mozart.De entre sus espléndidas 21 óperas, la primera que podemos calificar de obra maestra absoluta y de “madurez”, vastas dimensiones, con inclusión de grandes coros, magníficas arias, y números concertantes sublimes  es “IDOMENEO, rey de Creta”, una tragedia con libreto del abate Varesco, con el que Mozart tuvo muchas dificultades, que sin embargo el genio de Salzburgo sorteó con soltura,  ofreciéndonos como resultado una ópera formidable, la última ópera “seria” en el sentido de la ópera francesa del siglo XVIII y la cultivada por Gluck y los compositores franceses e italianos, llena de recitativos que detenían la acción dramática, superándolos con creces,.En Idomeneo si bien esos recitativos se incluyen por Mozart previos a las arias,, están adornados o limitados por acompañamientos ciertamente melódicos, que crean una atmósfera dramática, para dar lugar a continuación a soberbias arias o coros.

La interpretación que tuvimos ocasión de ver y escuchar en el Real fue debida de nuevo al prestigioso director de  escena Robert Carsen que volvió a ofrecernos como en el caso anterior (El oro del Rhin) una puesta en escena, trasladada a otra época, en esta caso a la época actual.Se trató de una puesta en escena limpia, con proyecciones convencionale (mar, playa, oleaje, etc) que no molestaron al espectador, pero un tanto feísta en el vestuario y escaso atrezzo, ambientada en un supuesto  conflicto bélico en el Oriente Próximo, y donde los troyanos aparecían como inmigrantes e Idomeneo e Idamante los cretenses, con el ejército de una potencia europea, que les impide el paso a Europa. El movimiento de soldados, e inmigrantes-troyanos, con un nutridísimo número de figurantes en algunos momentos fue caótico y en otros bastante rígido, confuso en general. En todo caso, si bien esto fue ajeno a la música por completo y nada aportó a la eximia ópera mozartiana, el triunfo de la propia música y de los cuatro cantantes principales , tanto las sopranos Fritsch como Ilia y la mezzo Burlatto como Eletrra y los tenores Cutler como Idomeneo y Portillo como Idamante, todos en muy buen nivel, -especialmente las solistas femeninas, ambas de bello timbre y magnífica prestación vocal y teatral-, nos hicieron olvidar la convencional puesta en escena (con aciertos parciales, como la sombra de Idomeneo trágica y desafiante ante Neptuno, o los chalecos salvavidas desperdigados por escena, etc) y centrarnos en lo que de valor tuvo la función que fue la música.Por otro lado, el Coro del Teatro Real, con demasiados efectivos, cantó con efusión pero resultó un tanto plano y excesivamente masivo, chillón en ocasiones, máxime si tenemos en cuenta que la orquesta estaba reducida a la  plantilla habitual en Mozart (unos 60 músicos). Ivor Bolton dirigió con nervio, vis dramática, y fidelidad al estilo, marcando el ritmo muy acertadamente, con tendencia a la cuadratura, insuflando la debida emoción a la música de Mozart, si bien en algunos momentos le faltó refinamiento y exquisitez en el acompañamiento a los cantantes y los tapó con un excesivo volumen orquestal. En definitiva, lo mejor, el gran, eterno e irrepetible Wolfgang Amadeus Mozart, que se impuso a los hombres, frágiles y volubles y a la cólera injustificada de los dioses.

LUIS AGIUS

El oro del Rhin” de Richard Wagner opera en Cuatro escenas, Primera Jornada de la Tetralogía

“El Anillo del Nibelungo

Función del 22 de Enero de 2019,

Teatro Real de Madrid

Producción de la Opera de Colonia

Dirección de escena:Robert Carsen

Escenógrafo Patrick Kinmoth

Elenco

Wotan  Greer Grimsley

Fricka  Sarah Connolly

Loge    Joseph Kaiser

Alberich Samuel Youn

Freia   Sophie Bevan

Fasolt  Alexander Tsymbalayuk

Erda   Ronnita Miller

Mime  Mikeldi Atxalandabasso

 

Coro y Orquesta del Teatro Real

Pablo Heras-Casado, director musical

El Teatro Real de Madrid ha presentado para abrir 2019 la primera Jornada de la “Tetralogía”, “El Anillo del Nibelungo”, la ópera “El Oro del Rhin” (Das Rheingold)  donde Wagner sienta la base argumental de su magna obra, basada en la saga de los nibelungos, la antiquísima leyenda nórdico-germánica que sirvió de iconografía y puntal filosófico-estético al romanticismo alemán y que se ha perpetuado con éxito hasta nuestros días.La excelsa ópera wagneriana encontró una correcta, aseada y aséptica interpretación musical bajo la batuta de Heras-Casado, de buenos tempi pero ayuna de emoción (salvo algunos explosivos “climax”) y trascendencia, que brilló totalmente por su ausencia, al frente de una nutrida plantilla orquestal-seis arpas al final- como manda el canon wagneriano.En el comienzo, la  moderna puesta en escena (es evidente que el público madrileño no desea para Wagner una escenografía de cartón-piedra), llamó la atención en el excelente preludio a la primera escena.

Sin embargo, a medida que se desarrolló la función resultó  muy decepcionante ya que el prestigioso director canadiense Robert Carsen se quedó a medio camino entre lo transgresor y lo tradicional, un navegar entre dos aguas que también potenció la desangelada y oscura escenografía de Kinmoth, que buscaba quizá el misterio o lo ignoto de la leyenda, si bien al menos ha de agradecerse la falta de grandilocuencia tanto en lo escénico como en lo musical, aunque  lamentablemente “El oro del Rhin” perdiera mucho de su grandeza y majestuosidad.A lo gélido de la puesta en escena-o precisamente por ello- contribuyó asimismo la actuación del elenco de cantantes, los cuales, si bien vocalmente solventaron sus roles adecuadamente, les faltó algo más de transmisión, emotividad y vis dramática.El Wotan de Greemsley fue tonante y hierático , el Loge de Kaiser excesivamente contenido , muy distante, las hijas del Rhin , correctas pero les faltó algo más de empaque y el Alberich de Samuel Youn , el más dramático , bastante convincente, aunque más pucciciano o verista que wagneriano, lejos de la estirpe de los grandes cantantes de antaño.El Fasolt de Tsymbalayuk fue excelente y  Erda , encarnada por Ronnita Miller, apuntó unas excelentes maneras.En la próxima temporada asistiremos a la Segunda Jornada de la Tetralogía, la maravillosa “Die Walkürie” (La Valquiria) que esperemos tenga algo más de pasión y fuego que este “Oro” tan misterioso, pero oscuro y frío como el hielo.

 

LUIS AGIUS

Only the sound remains, opera de Kaija Saariaho

Opera de camara de vanguardia en el Teatro Real

 

Director de escena Peter Sellars

Escenografia Julie Merhetu

 

Philippe Jaroussky,contratenor

Davone Tines,bajo

 

Cuarteto vocal Theatre of voices

Cuarteto de cuerda Meta 4 Quartet

percusion , flauta, y kantele

Ernest Martinez Izquierdo, director musical (funcion del 7 de Noviembre 2018)

 

En este mes de Noviembre el Teatro Real   ha presentado la opera «Only the sound remains» de la compositora Kaija Saariaho, dividida en dos actos, .inspirada en dos relatos japoneses de notable carga alegorica y poetica y con las únicas voces del contratenor francés  Philippe Jaroussky, esplendido en sus dos roles (espectro de un guerrero y angel) y del bajo norteamericano Davone Tines tambien excelente.La musica vanguardista, bien construida, rica y sugerente timbricamnte en la que se combinaba con acierto un cuarteto vocal, notable  variedad de percusiones , flauta ,kantele y un cuarteto de cuerda resulto un tanto fria en el primer acto o relato, y mas convincente y cautivadora en el segundo de los cuadros, donde intervino la bailarina Nora Kimball Metzos.La puesta en escena, sobria, minimalista y elegante del gran director Peter Sellars fue sin duda lo mejor de la represntacion, pues realzo lo que la musica no llego a poner del todo de manifiesto, el caracter simbolico y trascendente del mensaje que se queria dar.En todo caso, intereresante montaje, de un tipo de opera que nunca debe faltar en nuestro coliseo madrileno.

 

Luis Agius

“Fausto” de Charles Gounod, opera en Cinco Actos, 1859 ,sobre el Fausto de Goethe

Segundo reparto, función del 27 de Septiembre de 2018,
Teatro Real de Madrid

Co-producción del Teatro Real con la Nationale Opera de Amsterdam

Dirección de escena:Alex Ollé (La Fura dels Baus)
Escenógrafo Alfons Flores

Elenco
Fausto Ismael Jordi
Mefistófeles Erwin Schrott
Marguerite Irina Lungu
Marthe Diana Montague

Coro y Orquesta del Teatro Real
Dan Ettinger, director musical

El Teatro Real de Madrid ha abierto su temporada 2018-2019 con una ambiciosa y lujosa producción del “Fausto” de Gounod, una de las títulos más significativas de la Grand Opera francesa, obra espectacular por sus escenas , arias , dúos, coros, números de ballet y por su música orquestal, de indudable teatralidad, que la hacen ser una de la óperas preferidas del público por su brillantez y eficacia dramática.Ciertamente, Gounod se inspiró muy libremente en la gran obra del genio alemán, pues tomó su libreto no directamente del “Fausto” goethiano sino de una versión francesa de la magna obra , titulada Marguerite, con lo cual la inmortal obra alemana ya quedaba un tanto devaluada.Así las cosas, nos ha quedado un libreto teatral pero al que le falta la hondura poética y filosófica de Goethe.

En busca de esa trascendencia, el director de escena Alex Ollé ha intentando una puesta en escena conceptual, que se nos antoja fallida, pues aún hace más irreconocible la esencia del pensamiento del genial escritor alemán.Se trata de una puesta en escena y una escenografía muy confusa y barroca, con una gran acumulación de elementos que distraen al espectador (incluso algunos fellinianos o buñelianos) y desde luego que se alejan totalmente de la estética musical de una ópera romántica del siglo XIX.Es bien cierto que en efecto no hemos de conformarnos con una puesta en escena convencional o una escenografía de cartón -piedra, pero tampoco es necesario que aparezcan rótulos gigantescos tratando de dar consignas o apuntes o una ”explicación” conceptual o situar en categorías (por lo demás erróneas y desnortada), a los personajes de la obra.Fracaso pues, en la puesta en escena, a la que no ayudan en ningún caso ni la escenografía vanguardista , deliberadamente feísta y la iluminación con su rojo sangre constante, ni el vestuario (muy fellinian) de dudoso gusto (si bien hay algunos aciertos parciales, sobre todo en el movimiento escénico del coro y los figurantes en muchas escenas).Musicalmente, los cantantes cumplieron magníficamente con sus difíciles roles ,en especial Erwin Schrott, absolutamente extraordinario como Mefistófeles, luciendo una amplia variedad de registros y vocalmente excelente, soberbio, solvente, convincente.

Muy bien Lungu, como Marguerite aunque esperábamos más de su sólida técnica y hermoso timbre. Correctos Jordi (de timbre un tanto metálico) y Montague (con mucho oficio).Muy eficaz,fogosa, dramática y brillante dirección musical de Ettinger, si bien desfavorable a los cantantes por la dinámica un tanto estrecha y tendente al forte, exigiéndoles cantar a un volumen quizá excesivo y no arropándolos debidamente en los pasajes piano.Magnífico el coro , tanto en su empaste y prestación vocal, como adaptándose al movimiento escénico.Como siempre en el Teatro Real, muy cuidada producción, dada la complejidad del montaje de la Opera de Amsterdam.En definitiva, una función interesante pero fallida, y de cuya puesta en escena esperábamos mucho más.Ollé y la Fura no pudieron repetir lamentablemente éxitos anteriores en este foro.

PASADO Y PRESENTE DE UN GRAN TEATRO DE OPERA

«EL CORAZON DEL TEATRO REAL»

Documental conmemorativo del Bicentenario del Teatro Real
José Luis López-Linares, director , López-li Films, Mediaset y Teatro Real (producción)

El Teatro Real continúa conmemorando el Bicentenario de su creación, esta vez con un excelente documental , de impecable factura, debido al experimentado cineasta, director de fotografía y productor, José Luis López-Linares.En este lujoso y magnífico documental asistimos a una amena exposición de la historia y la intra-historia del Teatro Real, con testimonios no sólo de músicólogos e historiadores, sino también de toda una larga serie de cantantes, de ayer y de hoy que han actuado en este magno foro operístico, cuyo devenir histórico ha sido no obstante , altamente accidentado.Asimismo, tanto el presidente de la Fundación Teatro Lírico que lleva la dirección del Teatro Real, Gregorio Marañón, como el director artístico actual Joan Matabosch, y prácticamente representantes cualificados de todos los departamentos artísticos (Ivor Bolton, Pablo Heras-Casado, directores de orquesta, Andrés Máspero, director del coro, el jefe de producción, y un largo etcétera) y de producción del Teatro Real nos ofrecen su valioso testimonio.El documental, aderezado con fragmentos operísticos de primer nivel de óperas de Mozart, Verdi, Puccini,etc a cargo de grandes divos y cantantes en producciones del propio Teatro Real desde su reapertura en 1997 (así como imágenes historicas, como la muy emocionante de Victoria de los Angeles, cuando el Real era aún sala de conciertos) se sigue con profundo interés, mantiene el pulso narrativo, y resulta fascinante especialmente cuando nos muestra la portentosa maquinaria escénica de este Teatro , cuyo escenario, de tan grandes dimensiones y posibilidades , es el sueño de cualquier director de escena y escenógrafo.Enhorabuena por tan magnífico documental a López Linares y su extraordinario equipo.

LUIS AGIUS

Para celebrar el 200 aniversario del Teatro Real, descubrimos el espectáculo que se desarrolla al otro lado del escenario: la historia y el día a día del mítico coliseo contados por sus protagonistas.

“SENTIDO Y SENSIBILIDAD”

Muerte en Venecia, de Benjamin Britten, en el Teatro Real, con puesta en escena de Willy Decker, escenografía yfigurines de Wolfgang Gussmann e iluminación de Hans Toelstede.John Daszak tenor Alejo Pérez, director musical.Orquesta Sinfónica y Coro Titular del Teatro Real. Teatro Real de Madrid, Diciembre de 2014 Durante el pasado mes de Diciembre pudimos disfrutar en el Teatro Real de una extraordinaria puesta en escena de una de las más sobresalientes óperas de Benjamin Britten (1913-1976), “Muerte en Venecia” sobre el relato del mismo título del Premio Nobel de Literatura de 1929 , Thomas Mann.La “viscontiana” puesta en escena, escenografía y figurines (Luchino Visconti firmó en 1971 la película del mismo título, con su particular e inmortal visión cinematográfica) de Willy Decker y Wolgang Gussmann reconcilió al público madrileño con la “gran ópera”: creatividad, nulo espacio para la arbitrariedad, sentido y sensibilidad en relación al texto originario, al libreto y a la refinada, moderna, sensual y magistral partitura de Britten, conformaron una sesión operística de altísimo nivel, donde se hizo plenamente disfrutable el viaje a la “Muerte” de toda una concepción del Arte y del Mundo, su decadencia y su ineludible transformación y resurgimiento en un “Arte Nuevo” Vocalmente, el tenor John Daszak (en el papel de Von Aeschenbach)sostuvo bajo sus hombros el peso del drama con convicción, solvencia y credibilidad; muy eficaces e impecables los comprimarios y magnífico movimiento escénico y coreografía.

A destacar la magnífica iluminación de Hans Toelstede, que creó y sugirió espacios y ambientes, oníricos y reflexivos. Alejo Pérez dirigió a la orquesta con rigor,y con una propuesta coherente, que hizo fluir la música con gran naturalidad, si bien faltó refinamiento tímbrico y en algunos momentos algo de intensidad emocional , esencial en la música de Britten, siempre elegante,preciosista, profundamente racional y razonada, pero dotada de una intensa e íntima emoción.

LUIS AGIUS

Una gran novela, una gran ópera, un gran montaje
John Daszak, tenor (P.F.Orsini)
Puesta en Escena: Pierre Audi
Escenografía e iluminación: Urs Schonenbaum
Dirección Musical: David Afkham

El Teatro Real presenta en estos últimos días y primeros de mayo la excelente ópera de Alberto Ginastera “BOMARZO” sobre la novela del mismo título del gran novelista Manuel Mújica Laínez, en un montaje sobresaliente, austero, ominoso, sobrecogedor de Pierre Audi y una magnífica escenografía de Urs Schonenbaum. El personaje protagonista, Pier Francesco Orsini, en su angustiosa búsqueda de sentido a la existencia y a una supuesta inmortalidad, está soberbiamente interpretada por el gran tenor americano John Daszak. El resto de personajes presenta un equilibrado elenco de cantantes y la dirección musical de David Afkham a tan compleja y en ocasiones dura, contundente y sobrecogedora partitura de Alberto Ginastera fue modélica, ejemplar ajustada y dramática, confirmando su gran talla como director. Las proyecciones. bellísimas e impresionantes sin embargo pueden causar distracción de la acción escénica al espectador por su formidable hipnotismo. En todo caso, gran interés del montaje de una Opera sobre una de las grandes novelas del siglo XX, la sin par BOMARZO, de Mujica Laínez, un placer para los sentidos y el pensamiento. Muy recomendable