IDOMENEO,” de Wolfgang Amadeus Mozart ópera en tres actos

Munich, 1781

Libretto:Abate Varesco

Función del 25 de Febrero de 2019,

Teatro Real de Madri

Producción de la Canadian Opera Company,Opera di Roma y Opera Real danesa y Teatro Real

Dirección de escena:Robert Carsen

Escenógrafo Luis F.Carvalho

Director de movimiento figurantes Marco Berriel

 

Elenco

Idomeneo Eric Cutler

Idamante David Portillo

Olia Annete Fristch

Elettra Eleonora Buratto

Arbace Benjamin

 

Coro y Orquesta del Teatro Real

Ivor Bolton, director musical

Posiblemente el mayor compositor de la historia de la ópera fue Mozart.De entre sus espléndidas 21 óperas, la primera que podemos calificar de obra maestra absoluta y de “madurez”, vastas dimensiones, con inclusión de grandes coros, magníficas arias, y números concertantes sublimes  es “IDOMENEO, rey de Creta”, una tragedia con libreto del abate Varesco, con el que Mozart tuvo muchas dificultades, que sin embargo el genio de Salzburgo sorteó con soltura,  ofreciéndonos como resultado una ópera formidable, la última ópera “seria” en el sentido de la ópera francesa del siglo XVIII y la cultivada por Gluck y los compositores franceses e italianos, llena de recitativos que detenían la acción dramática, superándolos con creces,.En Idomeneo si bien esos recitativos se incluyen por Mozart previos a las arias,, están adornados o limitados por acompañamientos ciertamente melódicos, que crean una atmósfera dramática, para dar lugar a continuación a soberbias arias o coros.

La interpretación que tuvimos ocasión de ver y escuchar en el Real fue debida de nuevo al prestigioso director de  escena Robert Carsen que volvió a ofrecernos como en el caso anterior (El oro del Rhin) una puesta en escena, trasladada a otra época, en esta caso a la época actual.Se trató de una puesta en escena limpia, con proyecciones convencionale (mar, playa, oleaje, etc) que no molestaron al espectador, pero un tanto feísta en el vestuario y escaso atrezzo, ambientada en un supuesto  conflicto bélico en el Oriente Próximo, y donde los troyanos aparecían como inmigrantes e Idomeneo e Idamante los cretenses, con el ejército de una potencia europea, que les impide el paso a Europa. El movimiento de soldados, e inmigrantes-troyanos, con un nutridísimo número de figurantes en algunos momentos fue caótico y en otros bastante rígido, confuso en general. En todo caso, si bien esto fue ajeno a la música por completo y nada aportó a la eximia ópera mozartiana, el triunfo de la propia música y de los cuatro cantantes principales , tanto las sopranos Fritsch como Ilia y la mezzo Burlatto como Eletrra y los tenores Cutler como Idomeneo y Portillo como Idamante, todos en muy buen nivel, -especialmente las solistas femeninas, ambas de bello timbre y magnífica prestación vocal y teatral-, nos hicieron olvidar la convencional puesta en escena (con aciertos parciales, como la sombra de Idomeneo trágica y desafiante ante Neptuno, o los chalecos salvavidas desperdigados por escena, etc) y centrarnos en lo que de valor tuvo la función que fue la música.Por otro lado, el Coro del Teatro Real, con demasiados efectivos, cantó con efusión pero resultó un tanto plano y excesivamente masivo, chillón en ocasiones, máxime si tenemos en cuenta que la orquesta estaba reducida a la  plantilla habitual en Mozart (unos 60 músicos). Ivor Bolton dirigió con nervio, vis dramática, y fidelidad al estilo, marcando el ritmo muy acertadamente, con tendencia a la cuadratura, insuflando la debida emoción a la música de Mozart, si bien en algunos momentos le faltó refinamiento y exquisitez en el acompañamiento a los cantantes y los tapó con un excesivo volumen orquestal. En definitiva, lo mejor, el gran, eterno e irrepetible Wolfgang Amadeus Mozart, que se impuso a los hombres, frágiles y volubles y a la cólera injustificada de los dioses.

LUIS AGIUS