«Solo»

Autor: August Strindberg

Editorial Marmara, 173 páginas (colección la balsa de piedra)

 

En pocas ocasiones un sentimiento , estado o experiencia vital encuentra en un texto un testimonio tan conmovedor y lleno de sabiduría y sensibilidad como en este breve libro-o ensayo breve- del gran dramaturgo y escritor sueco August Strindberg (1849-1912).

La soledad no deseada, sempiterna enemiga del ser humano, o bien la soledad conquistada, quizá un paraíso, en todo caso es, de un modo u otro, protagonista a lo largo de los tiempos de la experiencia del ser.En el caso de Strindberg, se trata de una soledad diríamos que tolerada y bienvenida: en algunos momentos, el escritor la desea, en otros es su amigo, en otros es su refugio, en otros es dolor y sufrimiento, propio o de los otros.Deambulamos con Strindberg por el Estocolmo de la belle epoque, atisbamos con su percepción de la vida cotidiana el interior de la viviendas, el exterior de calles y barriadas, leemos con él textos sagrados católicos y luteranos, asistimos a un encuentro un tanto desconcertante con un familiar lejano,  compartimos sus vivencias, sus sentimientos, y la pureza costumbrista y espiritual de su soledad.En definitiva, aprendemos y comprendemos. La enfermedad mental que acompañó al gran escritor no le privó sin embargo de magníficos momentos de lucidez, en los que nos dejó grandes (“Inferno”) y pequeñas obras maestras, que atesoran una atrayente clarividencia, como ésta, “Solo” cuyo conocimiento resulta absolutamente imprescindible. Recomendación total.

 

LUIS AGIUS

GLAUSER, Friedrich

En la oscuridad

Mármara. Madrid (2016), 162 págs.

Traducción de Carlos Fortea

(t.o.: Im Dunkel)

 

La vida de Friedrich Glauser (Viena, 1896-Nervi, cerca de Génova, 1938) fue muy dura, de nacionalidad suiza, su madre murió cuando él tenía cuatro años, intentó suicidarse varias veces, estuvo internado en diversos psiquiátricos, padeció los efectos de la drogadicción, pasó hambre, estuvo en el paro y en la Legión Extranjera. Este texto, de 1936, es uno de los más biográficos de su producción literaria.

En la primera parte, titulada Marcel, el narrador cuenta los meses en que estuvo trabajando como lavaplatos del Hôtel Suisse de París. Marcel es un compañero de trabajo metido en la política obrera, que trata de atraerlo a su causa y le reprocha su pasividad y otros aspectos de su conducta. Otra figura interesante de esta parte es el viudo Andreas, anciano que vive del recuerdo de Nelly, su mujer, y de las tierras que tenían, y que los ayuda poco antes de morir.

La segunda parte se titula Otto. El escenario ha cambiado, el narrador es un peón recién contratado para trabajar de noche en unas minas de carbón de Charleroi (Bélgica). Vive con la familia Vandevelde y otros mineros, como Otto, cuya tragedia planea sobre todo el relato, pero no se desvela hasta el final. El ambiente es también muy agobiante, por la pobreza y la dureza del trabajo.

Sin embargo, en ambos relatos, hay muchos matices interesantes. Se perfilan bien los personajes, la ambientación está muy lograda, y aunque se trata de dos historias que invitan más bien al pesimismo, hay también lugar para la redención, el perdón y para la solidaridad, como ocurre con madame Vandevelde, una mujer de armas tomar. Prosa clara y buena traducción de Carlos Fortea, se agradece el cuidado de la edición.

Luis Ramoneda

Ed. Mármara. Madrid (2018), 112 págs. (col. La balsa de piedra, 9)
(traducción de Olga García)

El relato que da título a este libro, y que ocupa unas veinte páginas, es una historia trágica, publicada en 1927, en la que la elipsis es un recurso muy bien utilizado: Francine, una joven de la alta sociedad austriaca, sube hacia su habitación por la escalera de un lujoso hotel, mientras reflexiona sobre su vida… A este breve texto, lo precede Ensayo sobre el Imperio austriaco, que Werfel (Praga, 1890 – Beverly Hills, 1945) escribió como prólogo a la edición en inglés de algunos de sus relatos cortos, en 1936. Se trata de una síntesis lúcida y pedagógica, en la que analiza y describe la evolución y el final del Imperio Austro-húngaro. Werfel se detiene de un modo conmovedor en la figura del emperador Francisco José y en el papel histórico que le correspondió, entre el cumplimiento del deber y la impotencia, aunque era consciente de lo que se avecinaba… Además, Werfel no oculta su pesar, ante el auge de los nacionalismos y sus deletéreas consecuencias. Algo que tal vez no esté tan lejano, como cabría pensar, si pensamos en la crisis europea actual.

La escalera del hotel es un magnífico relato, que se puede interpretar como símbolo de la decadencia y caída de aquel imperio, a través del abismo al que la protagonista se precipita, a pesar de las apariencias. Además, Werfel nos ofrece algunas opiniones interesantes sobre otros autores que como él predijeron lo que se avecinaba con aquella crisis. Algunos, como Franz Grillparzer, casi con un siglo de antelación, cuando escribió: De la humanidad, a través del nacionalismo, a la bestialidad.

Merece elogios la edición en pequeño formato, elegante y cuidada, muy acorde con el estilo y la sensibilidad de este gran escritor checo en lengua alemana, amigo de Kafka, entre otros intelectuales y artistas, cuando Praga era uno de los focos culturales más brillantes de Europa.

Luis Ramoneda