• Il Pirata, de G.Bellini, Opera (Melodrama) en dos actos.Libreto de Felice Romani.
  • Producción del Teatro Real de Madrid en coproducción con el  Teatro alla Scala de Milán
  • Elenco
  • Sonya Yoncheva (Imogene)
  • Javier Camarena (Gualterio, il pirata)
  • Georges Petean (Ernesto)
  • Direecció de Escena: Emilio Sagi
  • Escenografía: Daniel Bianco
  • Coro y Orquesta del Teatro Real
  • Maurizio Benini, dirección musical

Teatro Real de Madrid, función del 12 de Diciembre de 2019

El Teatro Real de Madrid, en coproducción con nada menos que el Teatro alla Scala de Milán, uno de los teatros de Ópera más prestigiosos del mundo,  presenta una nueva producción de otro título del bel canto, «Il Pirata» (1827) de Bellini, contando con dos cantantes  protagonistas de auténtico lujo, dos estrellas del panorama internacional, la soprano búlgara Sonya Yoncheva y el tenor mexicano Javier Camarena.

Yoncheva y Camarena se lucen en sus  respectivos roles protagonistas, (innegablemente plagados de erizadas dificultades técnico-vocales) , salvando una ópera muy discutible en lo musical y que no es la primera ópera romántica como se afirma en el programa de mano,  ya que este honor debería corresponder en puridad al maravilloso Cazador Furtivo (1821) de Carl Maria von Weber , ópera mucho más bella, convincente e interesante, tanto musical como dramáticamente, que Il Pirata, un auténtico melodrama decimonónico, que está lejos en interés, por su débil trama, incluso de otras óperas “belcantistas” del propio Bellini (I puritani o Norma)

En cuanto a la sensacional pareja protagonista mencionada, estuvo mejor en su actuación la gran Sonya Yoncheva, más versátil, mejor intérprete, dramáticamente con más recursos como actriz, y con mayor técnica en la coloratura (descomunales y límpidos agudos, puro cristal,)  pero también con un registro medio-grave aterciopelado, rico en armónicos, y en las  agilidades, que Camarena, que, sin duda, es un extraordinario tenor, que despliega grandes medios vocales (con facilidad extrema en el do de pecho)y canta con pasión, arrojo, entrega y sensibilidad, pero en el que su presencia escénica dista mucho de ser eficaz, ya que  resulta anticuado, con gestos pasados de moda y muy convencionales. Como actor, hoy por hoy, es muy limitado y no nos hace olvidar al gran Alfredo Kraus ni a Juan Diego Flórez en este repertorio, el único que se le conoce al mexicano por el momento.

Sólida, correcta y convencional puesta en escena de Emilio Sagi que no consigue, sacar, sin embargo, del marasmo del tedio algunos pasajes de la ópera, lastrada por  un flojísimo libreto-si bien hay intermitentes pasajes musicales de notable belleza-y pródiga en números ramplones. Sagi, pese a todo, tiene evidentes aciertos parciales, como  por ejemplo, la estupenda escena final de Imogene, muy bien resuelta.

Musicalmente, en todo caso, solo hay un bellísimo dúo de Gualtiero e Imogene de primerísimo nivel y de una belleza incuestionable en el primer acto.
Espléndida escenografía de Daniel Bianco, que crea un sugerente espacio escénico, dotado de profundidad, y de una interesante doble perspectiva, ya que el suelo, y por consiguiente los figurantes, coro y cantantes se reflejan en el techo de la estructura escenográfica (que es móvil, ampliándose o estrechándose según las demandas de la acción dramática y que permite contemplar unos fondos algo convencionales, pero de gran solvencia visual), en todo caso muy funcional y elegante, y muy resolutiva y vistosa en el segundo acto, especialmente en el final de la Opera.

En cuanto al resto del elenco vocal, correcto el barítono Petean como Ernesto, si bien  algo tonante y pésimo y estatuario actor.

Comprimarios muy discretos en sus irrelevantes roles.

Desigual actuación del Coro, con exceso de volumen y escasa sutileza en algunos momentos, si bien con  notables intervenciones (como el coro de piratas del primer acto o el de doncellas del segundo) 

Fogosa,  modélica e idiomática dirección  musical de  Maurizio Benini, con tempi muy adecuados para el desarrollo de la acción y  cuidadosos acompañamientos, de   delicado fraseo y detallismo en las arias y dúos.Muy bien planificados los números concertantes. Las cabalettas  de las arias muy brillantes y vivaces, como mandan los cánones canoros del siglo XIX.

Grandes y justificadas ovaciones  para Yoncheva y Camarena, sin cuyas privilegiadas voces, dotadas de gran belleza y acreedoras de una portentosa técnica vocal, una ópera como Il Pirata sería difícilmente sostenible en cartel.

©LUIS AGIUS