• Orquesta Philarmonia, Londres
  • ESA -PEKKA SALONEN, director
  • Obras de Mahler, Alban Berg y Beethoven
  • Auditorio Nacional Madrid, 8 y 9 de Octubre de 2019
  • IBERMUSICA

Pocas veces asistiremos esta temporada a conciertos de tan gran nivel artístico donde se combinen obras de tan profundo calado de grandes maestros (Beethoven , Mahler, Berg), una orquesta sensacional -Philarmonia de Londres- y un director de orquesta formidable-también extraordinario compositor- el finlandés Esa -Pekka Salonen una de las más importantes   batutas de la actualidad (por cierto de un estilo estético de dirigir muy elegante y canónico visualmente). El resultado han sido dos conciertos maravillosos organizados por Ibermúsica, el primero con una soberbia interpretación de la Novena Sinfonía de Mahler y el segundo con una no menos portentosa de la Séptima Sinfonía de Beethoven. En efecto, en la Novena de Mahler-una de las cumbres de todo el sinfonismo, quizá un punto y final en la historia de la música, porque se trata de la última sinfonía heredera del romanticismo del siglo XIX, pero profundamente “moderna”, visionaria,  y que abre nuevos caminos estéticos a las vanguardias musicales del siglo XX -Salonen planificó y modeló una ejecución orquestal primorosa tanto en lo expositivo, como en lo sonoro, con un espectro dinámico amplísimo, como nunca hemos escuchado en el Auditorio Nacional de Madrid en esta excelsa obra (pese a que hemos disfrutado de notables interpretaciones por eximias orquestas y batutas, como la Filarmónica de Viena y Gatti en 2011) y además con un sentido trascendente que nos reveló todo el complejísimo universo mahleriano. Por otra parte, la perfección –y la intención –de los ataques se puso de manifiesto especialmente en el Andante commodo inicial y la intensidad emocional y la enorme potencia sonora sin  estridencias, se evidenció en una colosal ejecución del tormentoso tercer movimiento, escalofriante. El Adagio final, fue introspectivo y profundamente conmovedor, matizadísimo y con unos pianissimi sublimes. La Philarmonia, una orquesta espléndida, que está en estado de gracia y que se ha convertido en una orquesta de referencia a nivel mundial desde que Salonen se ha convertido en su titular, brilló a un nivel ejemplar.

En el segundo concierto, la obertura Rey Esteban de Beethoven, (con timbales de tripa y trompetas naturales, de comienzos del siglo XIX , sin pistones) fue tocada con nervio y contundencia. Después siguió una extraordinaria interpretación de la suite orquestal de la ópera “Lulú” de Alban Berg con la Soprano Rebecca Nelsen (ataviada de femme fatale para la ocasión, con un vistoso vestido palabra de honor, estilo Balenciaga y largos guantes de terciopelo), de bello timbre y cuyo “sprechgesang” fue debidamente desgarrado y dramático. El acompañamiento fue sonoramente opulento, suntuoso y con acentos muy marcados. En la Séptima Sinfonía de Beethoven, Salonen nos ofreció una lectura vigorosa, brillante, apoteósica, con un ritmo marcado implacablemente, pero sin ser martilleante, sino muy al contrario, envolvente y emocionante, sin forzar los tempi, muy fluidos y naturales, con un Allegretto bellísimo (en el que quizá faltó apianar algo más en el sobrecogedor comienzo) y con un finale frenético, verdadera “apoteosis de la danza” como calificó Wagner a esta sinfonía. La respuesta de la orquesta fue soberbia, tocando con una precisión y claridad apabullantes. Deslumbrante, inolvidable.

LUIS AGIUS