Carminho , voz solista
Luis Guerreiro, guitarra portuguesa
Flavio Cardoso, guitarra acústica
Pedro Geraldes, lap steel guitar
Tiago Maia, bajo acústico
Madrid, Auditorio Nacional. 2 de Febrero de 2020. Ciclo fronteras del CNDM
En multitud de ocasiones es muy complejo redactar una reseña musical. En otros casos, resulta muy sencillo. Los factores son diversos. Un crítico debe ser objetivo, emitir un juicio crítico fundamentado, riguroso e imparcial e informar al lector o al espectador.
En esta ocasión les confieso que no puedo ser imparcial.Podría hablarles de la esencia del fado, del fado antiguo o del moderno, de su “fusión” (término sencillamente horripilante e inexacto) de la carrera de Carminho, Maria do Carmo, que prácticamente nació ya cantando, de su larguísima trayectoria, de su maravillosa voz, de su amplia tesitura y registros, en definitiva, de su portentosa actuación el pasado domingo, con variedad de temas, fados nostálgicos llenos de “saudade”, de ritmo, de colorido, de ternura, muy bien acompañada por músicos solventes y uno de ellos, magnífico, el solista de guitarra portuguesa Luis Guerreiro… Pero… No lo haré. No puedo hacerlo, porque estoy hechizado, estoy cautivado por un sortilegio, por un extraño hechizo: Carminho, que simboliza lo mejor del fado hoy día, me hechizó, y creo hechizó al público de Madrid, con un triunfo apoteósico.
Así que les diré, esperando su retorno y que rompa el embrujo con su mágica varita lisboeta, sacada de alguna pequeña y vetusta casa de Alfama, o de Barrio Alto, o de Camoes: colosal, sublime, emocionante, auténtica, vibrante, tierna, intimista, apasionada, verdadera, pura… Inolvidable.
LUIS AGIUS
Fotografías: Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM) – Rafa Martín