Sobre los huesos de los muertos Olga Tokarczuk

«SOBRE LOS HUESOS DE LOS MUERTOS”, novela (2009)

Autor: Olga Tokarczuk

EDITORIAL SIRUELA , 238 páginas.

Colección «Nuevos Tiempos” (edición de  2016)

Desde estas páginas, EL PARNASO DE LAS ARTES, en su sección PARNASO DE LAS LETRAS, de la mano de la prestigiosa editorial SIRUELA, quiere rendir merecido tributo a la gran escritora polaca, Olga Tokarczuk, galardonada con el premio Nobel de Literatura 2018 (fallado el pasado Octubre de 2019, con un año de retraso por un escándalo en la Academia Sueca) con una reseña sobre una de sus mejores novelas,”Sobre los huesos de los muertos”, publicada en 2009 y editada por la editorial española en 2016. En efecto, esta novela, de espléndida construcción y factura, más allá de su concepción o etiquetación como una novela de suspense o “thriller”, constituye un alegato brillante sobre el amor a la Naturaleza y la posición del ser humano ante los conceptos de “Justicia”, “Defensa”  y “Respeto” -entendidos en su más noble expresión- para con ella y sus leyes (entendidas como “ley natural”) a través de un lúcido análisis sobre la compleja y paradójica estructura de la realidad tangible, que podemos percibir por los sentidos, en perfecta simbiosis con elementos esotéricos o ajenos a la realidad física como la Astrología o la comunicación no estrictamente sensorial con los animales. Así, temas tan dispares como el ecologismo, la cinegética, la vida en el medio rural, la vejez, la muerte, la soledad, la justicia, la venganza, la moral, se entremezclan formando un tejido magnífico- sin que el  lector se aperciba de ello, -con enorme sutileza pero de gran solidez. Ambientada soberbiamente en el medio rural, cinegético y forestal, en los montes fronterizos que separan Polonia de República Checa-en la frontera suroeste de Polonia- la novela nos narra la pesadumbre, la tristeza y la soledad de una, sin embargo, animosa y vitalista anciana que experimenta una justificada cólera contra los cazadores furtivos que disparan “ a todo lo que se mueve” sin respetar el equilibrio de la Naturaleza, sus atávicas leyes y sus “normas morales”, pues así es contemplada la Naturaleza por Tokarczuk, es decir, como acreedora de derechos o sujeto de derechos morales, en concreto, al supremo derecho a no ser perturbada. Rodean a esta singular protagonista, que nos cuenta su devenir a lo largo de un constante y formidable monólogo interior –en el que no hay lugar para la autocomplacencia jamás- un conjunto de personajes más o menos estrafalarios  perfectamente delineados psicológicamente: un joven , tímido e inexperto traductor de la poesía de William Blake –poeta visionario inglés del siglo XVIII, omnipresente en la narración-, un jubilado solitario, una vendedora oriental de ropa de segunda mano y un entomólogo entusiasta, pero extravagante.

Toda una cadena de misteriosos crímenes que se suceden en la pequeña localidad rural cometidos contra cazadores no profesionales (asociados unos y  furtivos otros), sirve de hilo conductor de la narración, liderada por esta mujer, profesora de inglés, antigua ingeniera, que vive retirada, y que es una gran amante de los animales: corzos, zorros, pájaros , etc , que ha perdido a sus dos queridas perras, descubriendo posteriormente que han sido abatidas por unos cazadores. La Astrología, cuyos rudimentos conoce a la perfección, juega un papel protagonista en esta historia, pero muy lejos de argumentos vulgares o manidos, que tengan que ver con “los crímenes del zodíaco” etc. Muy al contrario, la Astrología prácticamente se convierte en un elegante y fascinante recurso literario al que Tokarczuk recurre constantemente, en ocasiones de manera brillantísima, como en el espléndido pasaje dedicado a la “chispa divina” que va saltando de un planeta a otro, de Plutón, hasta nuestro satélite la Luna para finalmente  “caer” a la Tierra, y que es una proeza literaria, de gran lirismo y abrumadora belleza. Muy bien resuelta en su sorprendente final, esta novela “Sobre los huesos de los muertos” (título procedente de un verso de Blake) plantea en su último tercio importantes cuestiones morales que el lector deberá solventar, quizá con dificultad, pues se encontrará contra las cuerdas del “ring” de un asalto de boxeo muy complicado de superar: el eterno, insondable, quizá insoluble conflicto, entre el Bien y el Mal. Recomendación absoluta.

LUIS AGIUS