los alpes en invierno

STEPHEN, Leslie

Los Alpes en invierno (ensayos sobre el arte de caminar)

Prólogo de Virginia Woolf. Traducción de Carlos Jiménez Arribas

Ed. Siruela. Madrid (2018), 139 págs.

ISBN: 978-84-17454-60-9

 

Leslie Stephen (Londres, 1832-1904), padre de la escritora Virginia Woolf, fue un influyente súbdito de la época victoriana, culto y vitalista, que escribió sobre política, sobre historia y literatura, colaboró en el Dictionary of National Biography (1885-1891) y editó el Alpine Journal. Fue un apasionado pionero del alpinismo y el primero en coronar, junto con otros montañeros, en 1861, el Schreckhorn (4.078 m), uno de los picos más difíciles de la zona, en los Alpes berneses (para mí, los paseos alpinos constituyen auténticos poemas en movimiento, pág. 118).

En este volumen, de la Biblioteca de Ensayo de Siruela, introducido por un texto de Virginia Woolf sobre las andanzas montañeras de su progenitor, se editan dos trabajos publicados en 1871 en The playground of Europe: La puesta de sol desde lo alto del Mont Blanc y Los Alpes en invierno; y En alabanza del caminante, que se pudo leer en Studies of a biographer, en 1902. El primero es una magnífica rememoración de una inolvidable subida al Mont Blanc en unas circunstancias excepcionales de bonanza atmosférica. En el segundo, también descriptivo, nos ofrece un recorrido por los Alpes en invierno, cuando no había turismo (Los Alpes en invierno son melancólicos, porque todo lo sublime es más o menos melancólico, pág. 68), en el que rememora, además, una peligrosa ascensión frustrada al Galenstock. En el tercer trabajo, nos brinda interesantes reflexiones, fruto de su dilatada experiencia, sobre lo que llama arte de caminar. Aquí, tras un elenco de escritores y pensadores –la mayoría ingleses de distintas épocas– que fueron caminantes asiduos, recapacita sobre el montañismo, pero también sobre los paseos por las suaves campiñas de Inglaterra o cerca del mar o incluso por las calles de Londres: El verdadero caminante es aquel que se deleita en el camino, que no presume ni se jacta de la fuerza física necesaria para ello. El que, por encima del esfuerzo muscular que hacen las piernas, valora la actividad cerebral que dicho esfuerzo le depara, aprecia aquello que en paz medita y, de manera espontánea cuando camina, se imagina generador de esa armonía intelectual que suele acompañar el monótono y pesado avance de los pies (pág. 100).

Tres textos escritos con buena prosa, en los que son frecuentes las referencias a pensadores y, sobre todo, a poetas que se inspiraron en la contemplación de la naturaleza, y en los que no faltan tampoco sutiles toques de ironía y observaciones llenas de lucidez, que no han perdido actualidad, a pesar del tiempo transcurrido, sino todo lo contrario, ante el debate sobre la conservación del planeta, el ecologismo, etc. Buena traducción de Carlos Jiménez Arribas.

Luis Ramoneda