el látigo vivo milo urban

URBAN, Milo

El látigo vivo

Ed. Palabra (Ciudadela). Madrid, 2019, 509 págs.

Traducción y prólogo de Alejandro Hermida

En una nota a pie de página de Grandes figuras de la literatura universal y otros ensayos, el profesor croata Luca Brajnovic, en el capítulo sobre escritores en lenguas minoritarias, afirma que El látigo vivo, del eslovaco Milo Urban (1904-1982), es una de las mejores novelas sobre la Gran Guerra. Buena noticia, por lo tanto, que se acabe de traducir al castellano.

El relato es estremecedor, muy duro. No cuenta acciones bélicas, sino «la intrahistoria de la Primera Guerra Mundial en una aldea eslovaca», como señala Alejandro Hermida en el prólogo. Con una prosa expresionista, llena de metáforas y comparaciones muy vivas, de diálogos y buenas descripciones del lugar –cerca de la frontera entre Eslovaquia y Polonia–, Urban, que se inspira en lo que vivió cuando era un niño,  levanta acta del sufrimiento de la gente corriente y de todos los males que la guerra desencadena, tanto físicos como morales, hasta desembocar en un final en el que el odio, el grito, la violencia parecen imparables.

Novela coral, pero con un grupo de personajes bien caracterizados, en los que se manifiesta la complejidad de las personas, con conductas capaces de lo mejor y de lo peor. Uno puede preguntarse: ¿no habrá cargado las tintas al describir tanta maldad, tanto abuso, tanto sufrimiento? Pero lo que Milos Urban nos ofrece es un lamento universal por la paz, por la justicia, por la educación y por la libertad de los hombres, y un testimonio de que las guerras desencadenan males irreversibles, son cascadas del horror. Bebe en Dostoievsky, en Tolstoi, en Andreiev, entre otros, y se nota, porque estamos ante una obra ya clásica de la literatura eslava, escrita en 1927.

Luis Ramoneda