Unos datos biográficos

Herman Melville nace el 1 de agosto de 1819 en Nueva York. Tras varios cambios de domicilio, la familia se instala en Albany. Es el tercero de ocho hijos y, a pesar del origen noble de sus padres, originarios de Boston, padecen las consecuencias de la crisis económica de 1826, que afecta a los negocios de importación de su progenitor. La situación se agrava al fallecer este, a causa de una neumonía, en 1832. El hermano mayor toma las riendas para sacar adelante la familia y Herman comienza a trabajar en el New York State Bank, pero ha de dejarlo dos años después, por problemas de salud, y se traslada por poco tiempo a Pittsfield, en Massachusetts, a la granja de un tío suyo. Regresa a Albany para prepararse para ser maestro, son, además, los años de inicio de su formación literaria. La familia se traslada a Lansinburgh, a orillas del Hudson, y allí da las primeras clases y escribe para un periódico local.

Con diecinueve años, se embarca en el mercante St. Lawrence hacia Liverpool. Después, hay nuevos intentos de dar clases y nuevos viajes y reveses económicos, hasta que, en 1841, se alista por cuatro años en el ballenero Acushnet, pero, a los dieciocho meses, desertará con otro marinero y vivirán con unas tribus indígenas durante varias semanas en las Islas Marquesas. Un mercante australiano lo rescata y lo lleva a Tahití, donde es apresado por participar en un motín, pero huye a Hawai y regresa a Boston en la fragata United States.

En Boston, se casa con Elizabeth Shaw en 1847. Tendrán cuatro hijos. Compran una granja en Pittsfield, hoy museo, que administra durante trece años. Allí conoce a Nathaniel Hawthorne, que influyó notablemente en sus ideas y lo orientó en su formación autodidacta. Lee mucho y escribe, pero el éxito de sus primeras obras, Typee (1846) y Omoo (1847), no lo acompaña en Mardi (1848), aunque la acogida mejore algo con Redburn (1949). En 1951, se publica Moby Dick, que tardará en ser reconocida como una de las grandes novelas del siglo XIX, y, en 1952, Pierre, que fue un fracaso. La crisis económica es cada vez más acuciante y sobreviven por los beneficios de la granja. Las siguientes obras son Israel Potter, magníficos relatos como Benito Cereno y Batleby, el escribiente y la novela El hombre de confianza (1857).

En 1863, se trasladan a Nueva York y Herman consigue un trabajo como inspector de aduanas, que ejercerá con gran honradez durante diecinueve años, en un ambiente bastante corrupto. Publica algunos poemarios, con poco éxito, entre otros Clarel, poema y peregrinación a Tierra Santa, sobre el viaje realizado en 1857. Se suceden las desgracias familiares: su hijo mayor muere, no se sabe si por un accidente o porque se suicidó, su madre fallece en el incendio de su vivienda y también otros hermanos; y su segundo hijo, en San Francisco (1886). Gracias a un legado de la familia de su mujer, las penurias económicas cesan en los últimos años, y escribe nuevos poemarios y la novela inacabada Billy Budd, que muchos críticos consideran su mejor obra y un compendio de su pensamiento y su actitud existencial. Melville muere en el olvido, en Nueva York, el 28 de septiembre de 1891.

La obra literaria

A partir de los años veinte del siglo pasado, su figura y su obra literaria serán rehabilitadas por Raymond Weaver, autor de la primera biografía de Melville y editor de varios textos inéditos. Desde entonces, los trabajos sobre sus textos no dejan de aumentar y también las interpretaciones sobre el simbolismo de sus escritos más importantes, acerca de la personalidad del autor (¿padecía un trastorno bipolar?) o sobre sus opiniones acerca de la creación literaria…

Las primeras obras de Melville son relatos de aventuras y de viajes que están al alcance de un público amplio y tuvieron bastante éxito. A partir de Moby Dick, sobre todo, su escritura se hace mucho más densa, simbólica, crítica, reflexiva, y se universaliza; y anuncia lo que caracterizará a parte de la literatura y de las crisis existenciales del siglo XX.

Moby Dick es su obra más conocida, que puede leerse como un libro de aventuras sobre la caza de la gran ballena blanca, por el capitán Ahab y la tripulación del Pequod, contada por Ismael, el único superviviente, aunque, de hecho, a partir de cierto momento el narrador casi desaparece y toma todo el protagonismo el capitán Ahab. Melville aporta su experiencia viajera y marinera, pero, además, parece bastante probable que se basara en dos sucesos reales: la epopeya de la tripulación del Essex, en 1820, en lucha contra una gran ballena y la del cachalote albino Moche Dick, que asoló la zona de la Isla de Mocha (Chile) en 1839.

Sin embargo, no cabe duda de que estamos ante una novela llena de símbolos y rodeada de intento de ambigüedad, lo que ha dado lugar a múltiples interpretaciones, algunas bastante inverosímiles, con el peligro de que se desvirtúe la obra literaria en ese mar de conjeturas o en el afán de rizar el rizo.

La tripulación del ballenero está formada por marineros de quince países distintos, por tanto, ese espacio tan limitado parece representar a nuestro planeta. El capitán Ahab toma nombre de un rey de Israel que cayó en la idolatría y fue castigado, y se ha sabido que, mientras escribía la novela, Melville estaba leyendo varias tragedias de Shakespeare (Macbeth, Otelo, El rey Lear), que hablan de venganza, del afán de poder, de la pasión obsesiva… Esto ha dado pie a hablar de Ahab como de un loco mefistofélico, casi satánico, y se han establecido paralelismos y diferencias con el profeta Jonás, que estuvo tres días en el vientre de un cetáceo. De hecho, muchos críticos consideran que hay un punto clave de la novela, en el capítulo 113, cuando el capitán transforma de forma casi blasfema las palabras del rito cristiano del bautismo, mientras sostiene un arpón forjado y templado no con agua sino con sangre, para cazar a Moby Dick: Ego non baptizo te in nomine Patris, sed in nomine diaboli! Más compleja es la interpretación simbólica de la ballena blanca: ¿es el monstruo, el leviatán, el mal, el ateísmo, el poder? ¿Es el dios terrible que castiga?

Se nota la influencia del calvinismo en la opinión que Melville tiene sobre el hombre y la lucha entre el bien y el mal, entre la culpa y la inocencia, el premio y el castigo, no se olvide que los fundadores de Estados Unidos eran en su mayoría puritanos. La suya es una visión bastante negativa, atormentada y determinista, aunque cabe pensar que influyeron también, y quizá no poco, además de otros motivos, las desgracias familiares, las dificultades económicas, la enfermedad y la falta de aprecio a su obra literaria por parte de sus coetáneos. Melville fue, en algunos aspectos, un adelantado a su tiempo, como otros grandes artistas.

Luis Ramoneda