Hay tantos paraísos como hombres y mujeres en la faz de la Tierra. Hay tantos paraísos como realidades. Hay tantos paraísos como fantasías o como ilusiones. Hay tantos paraísos como sueños, sentimientos, inspiraciones, recuerdos, emociones, vivencias, sensaciones. Hay tantos paraísos como textos sagrados, oraciones, letanías, plegarias, rezos, salmodias, paráfrasis. Hay tantos paraísos como obras de arte, cuadros, frescos, murales, esculturas, libros, novelas, ensayos, obras de teatro, películas de cine, poemas, sonetos, sinfonías, óperas, sonatas, cuartetos o canciones, catedrales, templos, pirámides, palacios, cementerios. Hay tantos paraísos como miradas, caricias, sonrisas, abrazos, besos. Hay tantos paraísos como palabras, parlamentos, discursos, sermones, monólogos, frases, axiomas, aforismos, sentencias, conferencias, enciclopedias y lecciones. Hay tantos paraísos como computadoras, cerebros artificiales, teléfonos móviles, pantallas de cine o televisión, “ipads”, “ipods”, “tablets”, “apps”, “facebook”, “twitters” o “Whatsapp”. Hay tantos paraísos como drogas, medicamentos, venenos, alucinógenos, … Hay tantos paraísos como mares, montañas, lagos, ríos, cascadas, arroyos, valles, cimas, picos, bosques, colinas, campos de trigo o maíz. Hay tantos paraísos como infiernos, pero los infiernos no nos son esquivos. Muy al contrario, nos esperan , nos acechan, nos aguardan, conviven con nosotros. Están ahí fuera, pero afortunadamente –o desafortunadamente– no son exactamente materia de este nuevo proyecto cultural. La meta de nuestro viaje es el Parnaso, quizá inalcanzable, pero irrenunciable, navegando en una majestuosa pero grácil e intrépida goleta, la Cultura.
“El PARNASO DE LAS ARTES”, magazine cultural en Internet, persigue acercarse, a través de sus contenidos, figuras, textos y personajes, al concepto trascendente de “Parnaso”, ese paraíso real o imaginario que el hombre persigue incansablemente y que desde este faro cultural creemos que se encuentra en la Verdad, la Libertad y la Belleza, como postuló Schiller a comienzos del siglo XIX. Ese ideal es impermeable a las tempestades y debe ser como el viento que hinche nuestras velas, nuestro motor. Lo es como ideario de esta revista cultural, y su equipo y colaboradores.
Ciertamente, puede afirmarse que el auténtico Paraíso, ese improbable, inseguro, ignoto, misterioso, inaprensible e increíble Paraíso celestial, o sideral, virtual, cuántico y místico o que se encuentra más allá de la estructura de nuestra realidad dual, física y tangible, apreciada por nuestra mente lógica, nuestra razón y nuestros sentidos, nos es, de alguna manera, esquivo e inalcanzable ¿Quién puede alcanzarlo? El hombre, a la espera de su llegada, ha creado, como un demiurgo poderoso, más poderoso de lo que podría suponerse, más poderoso que Dios o que los dioses, miles de paraísos artificiales, sensoriales y racionales. Pero el insondable parnaso, el que podríamos denominar con cierta prudencia, “auténtico”, permanece oculto, nada sabemos ni podemos afirmar con certeza, si “existe”, “es” o “está”, tras cruzar el umbral inevitable de la aniquilación física. A algunos, quizá afortunados, ni siquiera les importa tras la muerte, acceder al paraíso o al infierno o al más allá o directamente lo niegan como un axioma falso, un cuento infantil o consideran que se trata de una ilusión sin importancia. Otros creen y afirman que el Paraíso es este mundo terrenal, que a la vez, para otros muchos, se trata de un infierno cruel e insoportable.
Nada puede afirmarse, pero eso no significa ni justifica que permanezcamos pasivos, inertes, apáticos o abúlicos ante lo que “sea” signifique o suponga el “Paraíso”. Podemos reflexionar, meditar y esperar, con ayuda inestimable de la Cultura y de las Artes en todas sus manifestaciones, que forman un único prisma de casi infinitas caras. En efecto, meditar, esperar, y parece aconsejable que pacientemente. Solo, en definitiva, nos queda vivir y esperar: el resto, como dijo el príncipe Hamlet de Dinamarca, es silencio.
Bienvenidos a este apasionante viaje al Parnaso a través de la Cultura, La Belleza y la Razón
LUIS AGIUS
PARNASO DE LAS ARTES